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Policía brasileño deja hijos y novia para ir a luchar por Ucrania

Saulo, de 35 años, renunció a su puesto y viajó a Polonia para entrar desde ahí a suelo ucraniano.

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Saulo coloca sobre la cama un traje de camuflaje, un par de botas, cintas para transportar armas y un cuchillo en su estuche. “Es apenas lo esencial”, dice este exagente de la Policía Militar de Sao Paulo, que dejó ese cuerpo policial para unirse a la guerra del lado de Ucrania.

“Me identifico con la causa, con el pueblo ucraniano que está sufriendo la injusticia de un país agresor, y también quiero ayudar a evitar una tercera guerra mundial”, explica mientras alista su salveque en un hotel. Saulo tiene 35 años, nació en el estado de Paraná (sur del país) y prefiere no revelar su apellido.

Conmovido por las imágenes de bombardeos de edificios residenciales y hospitales, Saulo decidió responder al llamado del presidente (ucraniano) Volodomir Zelenski a rechazar “codo a codo” con los ucranianos la invasión rusa lanzada el 24 de febrero.

“Hay riesgo de no volver, cualquiera que va ahí lo sabe, no somos niños”, asegura el expolicía, de brazos marcados y torso fornido, entrenado en el “combate urbano” en las calles de Sao Paulo.

Su “único” miedo, dice, es que “se desencadene una guerra nuclear”.

“Estoy en contacto con la gente ahí (brasileños que ya están en Ucrania) y tratarán de ayudarme para que me integre a las tropas”, agrega.

Saulo partió hacia Polonia el miércoles pasado, con un boleto de ida comprado con sus propios ahorros después de despedirse de sus dos hijos y de su novia. Allá esperaba unirse a la fuerza internacional y recibir armas para luchar.

En su equipaje, incluyó una pequeña bandera brasileña que lo acompañará en su misión junto a una placa de metal grabada con su tipo de sangre.

Defender tierra ajena

Otros cientos de brasileños, mayormente hombres, dicen estar dispuestos a combatir y defender aquel territorio ajeno, a unos 11.000 kilómetros del suyo.

Al menos 20.000 voluntarios de más de 50 países habían aplicado a principios de este mes para formar parte de la Legión Internacional para la Defensa de Ucrania, según las autoridades del país europeo.

Esa fuerza solo exige experiencia militar o con armas, indicaron a la AFP por teléfono fuentes del sitio web “https://fightforua.org”, que guía a quienes deseen unirse.

En Brasil, se crearon grupos de Facebook, como el titulado “Voluntários Combater Na Ucrania” (Voluntarios para combatir en Ucrania), de 1.800 miembros.

En esos grupos se intercambia información, aunque hay desconfianza por la eventual presencia de “espías rusos infiltrados”, comentaron varios integrantes.

Guilherme –nombre ficticio por seguridad-, también planea ir al frente, deseando un nuevo comienzo personal después del conflicto.

“Ayudar en Ucrania es una oportunidad; acá en Brasil está todo muy difícil”, dice este exmilitar desempleado, de 29 años, con experiencia en el ejército local y en la Legión Extranjera Francesa, a la que se unió en 2017 con ayuda de un amigo.

Su último trabajo, sin embargo, fue en una empresa de seguridad privada en Rio de Janeiro.

“Tenemos que reflexionar sobre lo que podemos hacer de bueno en este mundo y no pensar ‘esa guerra no es mía’ porque el mundo se está acabando”, añade.

Pero el exmilitar espera tener certeza de poder ingresar a Ucrania antes de comprar su pasaje, tras rumores sobre un rechazo a los brasileños, entre otras cosas, debido a la posición “neutral” del presidente Jair Bolsonaro en el conflicto.

En la Legión Internacional para la Defensa de Ucrania aseguraron a la AFP que no hay restricciones para brasileños.

Hasta el final

Leandro Galvao, un exmilitar brasileño de 49 años que integró la Legión Extranjera en Afganistán, sirve por estos días junto al ejército ucraniano en los suburbios de Kiev.

Llegó allá desde Estonia, donde vive, “para defender la democracia”, cuenta por WhatsApp durante un descanso entre las operaciones de patrullaje y de rescate de civiles.

“Desde que entré al ejército ucraniano soy parte de esta nación y voy a defenderla hasta el final”, dice este paulista, padre de dos adolescentes. Los extranjeros “somos recibidos de brazos abiertos, con mucha alegría y agradecimiento”, comenta.

Jorge Rybka, cónsul de Ucrania en Sao Paulo, asegura que “no existe ningún tipo de ayuda” para quienes pretenden ir al combate.

De su lado, el ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil “desaconseja enfáticamente” viajar a Ucrania, “mientras no haya condiciones de seguridad suficientes en el país”, se indicó a la AFP.

En cambio, las autoridades brasileñas facilitan el ingreso de refugiados y repatriados desde Ucrania, desde donde ya partieron casi 3,5 millones de personas, según la ONU.

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