Lo que comenzó como una tranquila excursión a la montaña con su perro Buddy, terminó siendo una lucha desesperada por la vida para Jacob “Jake” Schmitt, un hombre de 41 años de Utah, Estados Unidos.
El pasado 20 de julio, su vehículo todoterreno cayó por un precipicio tras perder el control. Dio entre 15 y 20 vueltas, lo lanzó por el aire y lo dejó con múltiples fracturas. Aun así, logró sobrevivir de una manera que parece sacada de una película.
La historia fue publicada por el diario El Tiempo de Colombia, que recopiló información de medios como People y O Globo. El accidente ocurrió en las montañas Uinta, al noreste del estado de Utah. Jake había ido con su perro a pasar el día en la naturaleza, algo que solía hacer con frecuencia.
Sin embargo, al tomar una curva cerrada, el carro se salió del camino y comenzó a rodar colina abajo. El todoterreno dio tantas vueltas que Jake perdió el conocimiento por algunos instantes. Cuando despertó, estaba a varios metros del vehículo, con la pierna izquierda fracturada, los dos tobillos dañados, varias costillas rotas y sin su celular, que se le había perdido en el accidente.
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No tenía cómo pedir ayuda, estaba solo en medio de la noche, herido, con temperaturas bajas y sin señal. Lo único que le daba un poco de luz era el pequeño foco que llevaba su perro en el collar.
En una entrevista citada por El Tiempo, Jake contó que supo que tenía dos opciones: quedarse ahí esperando que alguien milagrosamente lo encontrara, o arrastrarse para buscar ayuda, aún con el dolor de sus fracturas. Eligió la segunda.
Con lo poco que tenía, improvisó una férula para inmovilizar su pierna. Utilizó partes del vehículo que se había roto, un cinturón, cinta adhesiva y su instinto de supervivencia. Luego, con su perro a la par, comenzó a arrastrarse.
Fueron más de 11 horas de dolor y esfuerzo. El terreno era rocoso, con ramas, desniveles y sin una sola alma a la vista. Se arrastró con los codos y los brazos, mientras Buddy lo guiaba con su luz. “Cada centímetro era un suplicio”, aseguró el propio Jake.
Cuando por fin logró llegar hasta la carretera donde había dejado otro vehículo, manejó —como pudo— hasta un restaurante en la zona llamado Oakley Diner. Cuando entró, completamente sucio, golpeado y al borde del desmayo, lo primero que pidió fue ayuda.
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Los trabajadores del lugar no podían creer lo que veían. Llamaron al 911 de inmediato y Jake fue trasladado de urgencia al Hospital Park City. Su perro fue recogido por los bomberos locales, que se encargaron de cuidarlo hasta que pudieron reunirlo con su dueño. El reencuentro, según relatan, fue conmovedor.
“Verlo caminar hacia mí, moviendo la cola, fue el momento más feliz de mi vida. Estoy vivo gracias a él. Si Buddy no hubiera estado ahí, no sé si habría tenido la fuerza para seguir”, contó Jake desde la cama del hospital, según cita El Tiempo.
Tras varios días internado, fue dado de alta y ahora se recupera en su casa. Amigos y familiares iniciaron una campaña en GoFundMe para ayudarle con los gastos médicos, la cual ya ha recaudado más de 15 mil dólares (cerca de 7,5 millones de colones).
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Hoy Jake es considerado un héroe de carne y hueso, y su historia está inspirando a muchas personas que lo ven como un símbolo de perseverancia, amor por los animales y deseo de vivir. “Tuve miedo, pero nunca dejé de luchar. Quería volver a casa, y lo logré”, dijo.