El papa Francisco habló en su regreso a Roma desde Canadá de la posibilidad de renunciar.
“No creo que pueda mantener el mismo ritmo de viajes que antes. Creo que a mi edad (85 años), y con estas limitaciones, tengo que guardar un poco mis fuerzas para poder servir a la Iglesia, o por el contrario pensar en la posibilidad de hacerme a un lado”, dijo en el avió ante los periodistas.
El pontífice afirmó que esto (dejar el cargo) “no es una catástrofe”.
“Se puede cambiar de papa. Se puede cambiar. No es un problema”, añadió al hablar de sus dolencias. Su predecesor, Benedicto XVI, renunció en 2013, a los 85 años.
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El pontífice argentino, al que se vio con frecuencia agotado y en silla ruedas por sus problemas de rodilla, hizo un balance de su viaje en el vuelo de regreso al Vaticano.
Confesó que consideraba su viaje a Canadá una especia de examen para evaluar si mantener su agenda de desplazamientos, que incluyen Kazajistán en setiembre, y si es posible Ucrania, así como República Democrática del Congo y Sudán del Sur.
“Buscaré seguir haciendo viajes y estar cerca de la gente, porque creo que la cercanía es un modo de servir”, dijo.
Desde su llegada a Canadá (el lunes 25), el papa ofreció disculpas por el “mal” causado a los pueblos indígenas por los abusos cometidos durante décadas en las instituciones católicas.
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Ante los periodistas no dudo en reconocer que el trato a los indígenas en Canadá equivalía a un “genocidio”, palabra que no pronunció durante su viaje.
“No pronuncié la palabra (en Canadá) porque no me vino a la mente, pero sí describí un genocidio. Y pedí perdón por ese proceso, que fue un genocidio”, aclaró.
“Condené todo ello. Secuestro, cambiar la cultura, cambiar la mentalidad, cambiar las tradiciones, cambiar una raza”, reiteró.
Desde fines del siglo XIX hasta la década de 1990, el gobierno de Canadá envió forzadamente a unos 150.000 niños indígenas a internados a cargo de la Iglesia católica.
Muchos sufrieron allí abusos físicos y sexuales y se cree que miles murieron por desnutrición, enfermedades, maltrato o negligencia.