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Vaticano celebra cumbre sobre abusos sexuales tras un largo silencio

El papa Francisco convocó a todos los presidentes de las conferencias episcopales para hablar sobre ese tema

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Si el papa Francisco necesitaba un ejemplo concreto para justificar la convocatoria de jerarcas eclesiásticos de todo el mundo a Roma para un curso sobre los abusos sexuales cometidos por el clero, la hermana Bernardine Pemii se lo ha proporcionado.

La monja, que acaba de completar un curso sobre normas para la protección de menores en la universidad jesuita de Roma, está asesorando a su obispo en Ghana sobre un caso de abuso y le ha recomendado que invite a la víctima a su oficina para escuchar su historia antes de iniciar una investigación. ¿Qué hubiera sucedido si Pemii no intervenía?

“Lo hubieran encubierto. Hubiera habido silencio total. Y no hubiera sucedido nada. Nadie hubiera escuchado a la víctima”, dijo Pemii.

La cumbre convocada por Francisco para esta semana en el Vaticano tiene por objeto prevenir el encubrimiento por parte de los superiores católicos en todas partes, ya que muchos en el mundo siguen protegiendo la reputación de la Iglesia a toda costa, niegan que los curas violen niños y desacreditan a las víctimas a pesar de los casos nuevos que salen constantemente a la luz.

El primer papa latinoamericano no ha sido inocente de ese error en el pasado. Siendo arzobispo de Buenos Aires, se empeñó en defender a un célebre cura que después fue condenado por abusador. Al principio de su pontificado tomó una serie de medidas que socavaron los avances realizados por la Santa Sede para demostrar intransigencia hacia los violadores.

Entre otras cosas, Francisco malogró seria y públicamente un caso conocido de encubrimiento en Chile al restarle credibilidad. Apenas el año pasado comprendió su error. “Fui parte del problema”, dijo Francisco a la víctima Juan Carlos Cruz durante una reunión privada en el Vaticano en junio.

El papa ha dado un giro de 180 grados, arrastrando consigo al resto de la jerarquía eclesiástica a la cumbre extraordinaria que inicia el jueves. Unos 190 presidentes de conferencias episcopales, órdenes religiosas y la curia asistirán a cuatro días de conferencias y talleres sobre la prevención e investigación de abusos y cómo atender a las víctimas.

El Vaticano no espera milagros, y Francisco ha tratado de “desinflar” las expectativas. Pero los organizadores sostienen que se trata de un punto de inflexión en la manera cómo la Iglesia católica afronta el problema, y cuyo punto de partida crucial fue la conversión del mismo papa.

“Me ha impresionado la humildad del santo padre”, dijo el arzobispo de Malta, Charles Scicluna, el investigador de crímenes sexuales que ayudó a Francisco a rectificar su posición en Chile. “Está dispuesto a decir: ‘Me equivoqué. No volveremos a hacerlo. Haremos las cosas bien’".

Agencia AP

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