La casa es considerada por la mayoría de personas como el lugar más seguro en el que se pueda estar, pero para 13.307 personas esa situación no fue así durante el primer semestre del 2017, según cifras de la Caja Costarricense de Seguro Social.
Lo más preocupante es que además de las mujeres, los jóvenes menores de 19 años también son agredidos con frecuencia dentro de sus hogares.
Según la coordinadora del Programa Institucional para la Equidad de Género de la CCSS, Lorna Gámez, la mayoría de las agresiones son contra mujeres y en especial menores de edad, entre los cero y los 19 años, pero el porcentaje que está por encima de los 18 años es muy pequeño.
“Están siendo agredidas en su propia casa, el lugar que debería brindarles seguridad. Y lamentablemente la violencia que ejercen contra ellas es sexual. Están siendo violadas las niñas de cero a nueve años por sus padres”, agregó la funcionaria de la Caja.
Es por situaciones como estas que la Caja decidió sumarse a la campaña “Métele un gol al machismo”, que tiene como objetivo reducir la violencia de género que se presentan durante los partidos de fútbol, especialmente ahora que el inicio del Mundial está a tres semanas.
Durante la final del torneo de primera división del fútbol nacional, entre Saprissa y Herediano, se reportaron 423 denuncias por violencia doméstica a través de la línea de emergencia del 9-1-1 lo que mantiene muy preocupadas a las autoridades de cara al inicio del mundial de Rusia donde se realizaran partidos durante varias horas al día.
Rónald Lacayo, gerente administrativo de la CCSS, explicó que la institución se apuntó a la iniciativa porque la violencia de género tiene un fuerte impacto en las atenciones anuales que realizan en todo el país y además pretenden sensibilizar a todo mundo para cambiar el chip.
El 38% (5.056) de los casos de agresión atendidos por la CCSS durante los primeros seis meses del 2017 fueron por violencia sexual; el 23% (3.060) por violencia física, el 18% (2.395) por violencia sicológica, entre otros. El 53% (7.052) los casos atendidos fue de personas que tenían 19 años o menos.
Un caso doloroso
De esto puede dar fe una víctima de agresión, quien prefirió no revelar su identidad. Ella nos contó que ha sido una mujer agredida durante 29 años, pero adelantó que este sábado por fin romperá con ese sufrimiento, ya que tiene todo listo para irse de la casa junto con sus dos hijas.
"Tengo 19 años de casada y fuimos novios por diez años. Desde el principio del noviazgo él me agredía diciéndome qué ropa me podía poner, me impedía asistir a fiestas o compartir con mis amigos y me controlaba día y noche. Cuando yo intentaba terminar la relación, él iba llorando a donde mi familia por lo que ellos me convencían de perdonarlo", explicó la mujer.
Una vez casada la cosa cambió para peor, su marido llevaba el control absoluto de su salario, debía darle cuentas de los gastos y cuando iban juntos al súper, aunque ella era la que pagaba, no tenía derecho a opinar qué marcas le gustaban o elegir qué le gustaría comer.
"A él le molestaba hasta que les dedicara tiempo a mis hijas de 17 y nueve años, cuando él llegaba a la casa, ni ellas ni yo podíamos recibir llamadas o visitas. Me decía que yo era una zorra y que era indigna de dormir en la misma cama con él. Hasta me dio un derrame cerebral por el nivel de estrés que me provocaba toda esa situación", agregó la mujer.
La mayoría de las agresiones eran sicológicas, aunque en dos ocasiones le dio dos cachetadas, pero lo que la hizo abrir los ojos fue cuando se dio cuenta que a su hija mayor, que en ese tiempo tenía 15 años, su novio la agredía físicamente.
Su hija tenía cerca de un año con el novio, quien en una ocasión le agarró el teléfono para revisarle un mensaje y como no le pareció, se lo lanzó contra el suelo.
En ese momento ella se dio cuenta que no quería que se repitiera ese patrón con sus hijas, por lo que empezó a buscar ayuda.
"Los golpes, las palabras y los hechos (gritarme o dejarme hablando sola) lo dañan a uno. Tarde dos años para poder decidirme a salir de esa casa", explicó.
Ese temor se trasladó a sus hijas, quienes viven en un puro nerviosismo, al punto de que ellas no hablaban ni hacían nada para que él no se enojara, ya que las castigaba con impedirles salir o no ver televisión.
Identifique a una víctima
Si usted sufre de alguna de las siguientes señales por parte de su pareja busque ayuda:
- ¿Controla el dinero que gasta?
- ¿Le dice cómo debe vestirse?
- ¿Se enoja si pasa mucho tiempo con sus familiares o amigos?
- ¿Tiene relaciones sexuales con él, aunque no quiera para que no se enoje?
- Cuenta las veces que hace cosas que no le gustan para evitar una pelea.
- ¿Controla su celular y sus redes sociales?
- ¿Debe mantenerlo al tanto de sus horarios?
- ¿Le resta importancia a sus logros personales o profesionales?
- ¿Organiza su tiempo libre?