A mujer la dejó el marido, se quedó sin empleo y le diagnosticaron cáncer de pecho

Este sábado se conmemora el Día Mundial contra el Cáncer de Mama

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Enfrentar un cáncer de mama siempre es complicado y doloroso, pero es peor cuando está acompañado de un divorcio y del desempleo.

Esmeralda Alfaro, de 38 años, pasó por esas tres cosas en menos de tres meses, sin embargo, esta campeona le va ganando la lucha a la enfermedad a punta de valentía, de Dios y mucho apoyo familiar.

Ella se estaba bañando cuando se observó una especie de espinilla en el seno y cuando se tocó y vio con más detalle, notó que había una pelotica y se dijo a si misma, ‘esto está raro’. Y no perdió tiempo.

“Le dije a mami y ella me asintió que era extraño y al otro día fui al doctor y de una vez me mandaron a la Clínica de Mamas. El ultrasonido me lo regaló una tía, para no tener que esperar el de la Caja y era para confirmar lo que los doctores no podían decir sino estaban seguros”, dijo Esmeralda.

Después de eso le realizaron una biopsia y esa prueba fue la que confirmó el diagnóstico. Recuerda que el día que le dijeron había muchos doctores y sicólogos. La vida de doña Esmeralda dio un giro completo después de ese día.

Alfaro es mamá de dos hijos, de once y siete años, así que imagínense la preocupación de ella.

“Eso ocurrió hace exactamente dos años, para estas fechas de la campaña rosa. En ese momento la fábrica donde trabajaba cerró y quedé desempleada y luego me dijeron lo del cáncer”, recordó.

La mujer acababa de divorciarse y el nivel de estrés era muy alto, por las tres situaciones que debía enfrentar.

“Me tocó un combo duro. Además de todo eso, me afectó quedarme sin cabello, sin una parte de mi pecho y en ese momento estar separada del papá de mis hijos y sentirme sola. A veces uno se ve al espejo y en esa situación es muy complicado. Pero ya esa parte pasó, dijo.

Agarrada de Dios

¿Cómo ha hecho esta valiente mujer para salir adelante con tanto golpe y dolor? Ella responde que la fe en Dios ha sido fundamental.

“Tengo años de ser evangélica y le dije a Dios que le quiero servir en la iglesia. Si me saca de esto así lo voy a hacer y ya tengo dos años de estar allí. Soy positiva y me agarro de las promesas que hace Dios a los que amamos al Señor”, dijo.

Esas tres situaciones, sin embargo, no fueron nada en comparación a la explicación que tuvo que darles a sus hijos cuando les habló de su enfermedad. Pero igual, se llenó de fortaleza.

“Lloré bastante, los agarré y dije lo que me explicó la sicóloga, que les dijera que mamá tiene algo en el pecho que es malo y que me lo tienen que quitar todo, pero que es por el bien mío. Y que la medicina me iba a dejar sin pelo”, contó.

Dijo que su exesposo se ha comportado a la altura, que la ha acompañado a las quimios y que lloró con ella cuando le contó.

“De cierto modo él se echó la culpa, porque había leído que por estrés o en situaciones donde las personas sufren mucho puede producirse cáncer. Yo le dije que no, que mi cuerpo había reaccionado de esa forma y que no se culpara”, explicó.