Abogado gay sancionado por casar a dos mujeres anuncia su boda

El matrimonio de Marco Castillo con Rodrigo Campos tendrá una temática campesina y será antes de que termine junio

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Marco Castillo, el abogado que casó a Jazmín Elizondo y a Laura Flórez – Estrada, anunció su matrimonio con Rodrigo Marín, su pareja desde hace seis años.

El abogado fue suspendido catorce años por casar a las dos mujeres en el 2015, cuando el matrimonio entre personas del mismo sexo no estaba aprobado.

Laura y Jazmín lograron unirse en matrimonio gracias a que la última aparecía como hombre en el Registro Civil, situación que fue catalogada como fraude por el Juzgado Notarial del Primer Circuito Judicial de San José, el cual anuló dicha unión.

El matrimonio gay será posible en Costa Rica después del 26 de mayo del 2020.

Don Marco y Rodrigo nos atendieron y dieron algunos detalles de su romance y de su boda. Por ejemplo, se dirán el “sí” antes de que finalice el mes de junio, se servirá un desayuno y la temática será campesina.

- ¿Cómo se conocieron?

Marco: Fui invitado a varias actividades para los 500 años del nacimiento de Martín Lutero y Rodrigo era el presidente o algo así del Consejo Pastoral de la Diversidad de la Iglesia luterana, hace ocho o nueve años.

Rodrigo: Fue gracioso, yo trabajaba en una investigación sobre el tema de la diversidad sexual para mi licenciatura en Sociología. No conocía a Marco, ni sabía quién era, pese a que ya era conocido. Al verlo, recuerdo, empezamos a hablar, le pedí sus datos, teléfono, correo electrónico e hicimos amistad por Internet. Luego me informé y supe que era un personaje. Una vez debía entrevistar a un sociólogo, a Rodolfo Stavenhagen, y le dije que me acompañara. Allí nos dimos cuenta que éramos del barrio El Molino de Cartago, que ambos habíamos ido al San Luis Gonzaga y que el hermano de él fue profe mío.

- ¿Cómo será el matrimonio?

Rodrigo: Hubo una discusión interesante. Soy honesto, por consideración a la situación económica, social y política del país, no quería hacer nada. No estamos para tirar ¢14 millones por la ventana. Y tampoco el matrimonio homosexual es mercancía. Algunas personas quieren que todos sean celebrados, lo vuelven instrumento y eso lo vuelve banal. Muchos esperan que lo hagamos en un superhotel, con una superorquesta y no. Vamos a ofrecer un pequeño desayuno, sencillo, porque Marco merece un reconocimiento.

El punto es que queremos una boda campesina. Vamos a ir vestidos como campesinos, con eso reconstruimos el concepto patriarcal de las bodas campesinas en un contexto de diversidad. Una sobrina tiene un grupo de danza y hará tres o cuatro bailes.

- ¿Ya saben la fecha y el lugar?

Marco: La fecha no está definida, pero será antes de que termine junio. El brindis será con jugo, habrá café, té, chocolate, jugo de naranja… nada de licor. La gente no tiene que ir con traje ni llevar regalos. Será en un lugar techado. Informaremos oportunamente.

- ¿Siempre hubo compatibilidad?

Rodrigo: Sí. Luego de conocer más de él, íbamos a tomar café, a almorzar y fue naciendo todo. Hubo diferencias y resistencias, pero luego de un tiempo me di cuenta que había algo más y le dije un día: ‘¿por qué no salimos en serio?’.

- Así, sin más...

Rodrigo: Bueno, ocurrió en un almuerzo que Marco me invitó.

Marco: Fue una trampa que le tenía en la casa (ambos ríen).

Rodrigo: Allí hablamos más seriamente. Valía la pena, Marco tenía una trayectoria de lucha, compartíamos ideales, gustos por la música (Marco dice que no es cierto lo de la música), de literatura, era diferente a todo lo que yo había vivido. Nos empatamos y empezamos a salir. La primera vez fue en una Marcha de la Diversidad y apareció una foto en un periódico que decía ‘Nace nuevo amor’ y estábamos él y yo. Desde entonces me dije, es activista y quiero meterme más en esto.

- Supongo que tienen diferencias...

Marco: La más importante es que él es ultraordenado, yo no tanto.

Rodrigo: Mi mamá rompió estereotipos y era ordenada, militar y nos enseñó a los cuatro hermanos los mismos oficios, excepto tejer. Era meticulosa y así crecimos. No soporto un desorden, tengo mis libros y mis camisas en orden. Marco en cambio, llega y tira la chaqueta por allí.

- ¿Quién dio el paso con respecto al matrimonio?

Rodrigo: Surgió de ambos, pero hay cosas con respecto al matrimonio, conceptos diferentes. Esto lo hemos ganado como una lucha social, no es una aprobación del Estado. Algunos sectores dentro de la comunidad presentan esto como una conquista producto del amor y no es así. Hay personas que han derramado lágrimas, hay sangre de ellos, sufrieron persecuciones como para que vengan a decir que es producto del amor. Tenemos derecho porque somos personas y nos vamos a casar porque nos amamos.

Marco: Uno se casa por amor, pero hay otras cosas, por ejemplo el patrimonio común de una pareja está garantizado con el matrimonio. Algunos dicen que con un testamento no es problema, pero en Costa Rica no tenemos una cultura de hacer testamentos. Hay parejas jóvenes que hicieron un patrimonio, una empresa común y uno fallece en un accidente, por una enfermedad y a la pareja no le queda nada. La familia le quita todo.

- ¿Hay anillo?

Rodrigo: Fue gracioso, una vez estábamos de compras en el mercado que era el Registro Civil en San José y entonces veo un anillo. Me gustó y le dije a Marco: ‘¿No quieres uno?’. Y los compramos. Valían cualquier cosa, como dos mil pesos.

Marco: En realidad ¢1.500.

Rodrigo: Pero un día dije: ‘Marco se va a morir cuando vea esto’. Resulta que tenía inscrito en miniatura el Padre Nuestro. Él se lo quitó porque no es creyente.

- ¿Cómo definieron que ese era el anillo que simbolizaría su matrimonio?

Marco: Porque aprovechamos esa oportunidad. Yo quería un brazalete que es menos tradicional. Una vez en España se casó un alcalde con su pareja e intercambiaron brazaletes, a mí me gustó la idea, pero a Rodrigo no.

Rodrigo: Pero son temporales porque vamos a usar grilletes (se ríen). Igual no serán los mismos anillos.

Marco: Ayyy… sí. Son esos.

- ¿Quiénes serán los padrinos?

Marco: Nos vamos a casar con un juez de familia y vamos a recibir la bendición de la Iglesia luterana. Habrá dos testigos, queríamos que una fuera Ana Helena Chacón, pero está en España y no creo que vaya a venir para eso, entonces será la hija de ella, Marisa Batalla, y Luis Fernando Fernández, coordinador de la Comisión de Diversidad del Colegio de Abogados. Los anillos los llevará una nieta mía, Fiorella Castillo, y el brindis lo hará un nieto.

- ¿Quién es más amoroso?

Rodrigo: Soy profundamente amoroso. Si Marco va a la panadería, cuando regresa lo recibo con un beso. Se me sale lo paternal. Pero Marco también, como que fluye, es difícil decir quién es más amoroso. Eso sí, soy más chichoso, soy explosivo.

- ¿Discuten por cuestiones de fe?

Rodrigo: Al principio.

Marco: Una vez me quebró (terminó) por cuestiones de fe. Saqué una publicación de eso en Face y fue la que más me gusta en la historia ha tenido.

- ¿Cuánto estuvieron separados?

Rodrigo: Una semana. Lo que pasa es que nací en un hogar católico, quería ser sacerdote. Estuve luego en una iglesia pentecostal, pero estudié sociología y psicología y tuve una conciencia social más amplia. Me echaron de muchas iglesias, no por gay, sino por estar en contra de las teorías de prosperidad.

- ¿Quién es más bailador?

Rodrigo: Yo.

Marco: Pero omites lo de Managua. En mi juventud bailé twist y esa vez me puse a bailar en una disco gay.

Rodrigo: Se fue pegando un brinco, me cayó en la cintura con las piernas que, si no me sostengo bien, me mata. Aquello fue un escándalo, nos hicieron rueda y luego la gente hizo fila para bailar con Marco. Fue un vacilón.

- ¿A Marco lo reconocen cuando salen?

Rodrigo: En bares, en supermercados. No tiene idea. No soporto estar en el súper más de una hora. A Marco lo para una persona, se queda hablando con uno, con el otro, yo lleno el carro y sigue hablando.

Marco: La gente me ha pedido hasta fotos.

- ¿Lo han insultado?

Marco: Claro.

- ¿Lo ha tenido que defender?

Rodrigo: Sí. Una vez íbamos por la armería Polini y unos tipos nos dijeron: ‘maricones’. Me volví y les dije: ‘vengan y me lo dicen en la cara’. Quedó congelado, soy grande y mi voz no es suave.

Marco: Además, creen que uno por ser gay va a echar para atrás.

Se acerca la fecha límite
El 26 de mayo de este 2020 fue la fecha límite que le dio la Sala IV a los diputados para que emitan la legislación necesaria que permita los matrimonios de personas del mismo sexo. Si los legisladores no hacen nada antes de esa fecha, automáticamente se pueden realizar legalmente este tipo de uniones.