En Dulce Nombre de Cartago una banda escolar y el patriotismo unieron a tres generaciones de una familia.
Don Manuel Olivares Ortega, de 59 años, desfilará este 15 de setiembre por primera vez después de 42 años y lo hará acompañado de su hijo, Manuel Andrés, y de su nieto, Axel, todos formando parte de la Escuela Domingo Faustino Sarmiento de Dulce Nombre de Cartago.
“Tenía más de 42 años de no estar en una banda. Desde que salí del colegio, con el trabajo y la familia nunca más pude, pero este 2025 volveré a marchar con el redoblante, y lo más lindo es que lo haré con mi hijo y mi nieto. Eso me llena el corazón”, contó don Manuel con una sonrisa que deja ver su emoción.
El nieto tiene apenas 11 años y toca el mismo instrumento que el abuelo y el papá. Él estará con la banda actual y activa de la escuela, mientras que don Manuel y su hijo desfilarán en la banda de exalumnos. En algún momento del desfile los tres compartirán en las calles de su comunidad, algo que para la familia es un verdadero regalo de la vida.
Amor a la banda
Don Manuel recuerda con claridad sus primeros pasos en la música.
“En tercero de escuela, allá por 1974, empecé con el redoblante. Luego estuve en la banda melódica del barrio y en la del colegio San Luis Gonzaga.
“Cuando estaba en escuela y colegio no falté a ningún 15 de setiembre, era un fiebre. Me acuerdo de los desfiles en Dulce Nombre y en Cartago centro. Un año hasta tuvimos escolta de caballería a como se usaba en épocas pasadas”, recuerda don Mario.
El destino y las responsabilidades lo alejaron de los desfiles, pero nunca de la música. Cuando en octubre de 2024 un grupo de exalumnos de la escuela decidió formar una banda, don Manuel no lo dudó.
“Al inicio me daba un poco de pena por las canas, pero al ver a los demás entendí que todos éramos iguales. La música es un idioma universal. Una banda es una familia”, asegura.
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Hijo lo motivó
La chispa para que este abuelito regresara a los desfiles fue encendida por su hijo. Manuel Andrés, de 35 años, quien también había dejado la música hacía más de dos décadas, pero no perdió el amor por ella.
“Mi último desfile fue en el 2002, tenía 23 años de no tocar en una banda. Cuando se abrió el proyecto de exalumnos de la escuela animé a mi papá a meterse y yo también lo hice. Para mí tocar a la par de mi papá es lindísimo. Él siempre me inculcó el amor por la música y ahora estar en una banda juntos es un sueño cumplido”, dijo con orgullo.
Ver a su hijo Axel continuar con la tradición es el mejor premio:
“Me llena el alma, porque es una herencia directa de mi papá. Estar los tres en un desfile del 15 de setiembre es algo que no puedo explicar con palabras, es genial”.
Banda histórica
Lo que parecía un sueño se convirtió en un proyecto histórico. En octubre de 2024, el profesor pensionado, Jorge Solano Portuguez, reunió a 16 exalumnos de la Escuela Domingo Faustino Sarmiento.
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A vuelta de un año ya son 32 integrantes de entre 18 y 59 años que decidieron volver a usar un uniforme inspirado en el que usaba la escuela décadas atrás.
Son contadores, periodistas, abogados, trabajadores de distintos oficios, padres y madres de familia que tienen algo en común: el orgullo de haber pasado por las aulas de la escuela que los vio crecer y que hoy los une de nuevo en una sola banda.
“El guiar a este grupo de exalumnos, todos de generaciones diferentes representa primero que todo un honor y luego una felicidad enorme de reencontrarme con aquellos que en el pasado tuve en mi aula como alumnos.
“Volver con ellos ya cómo personas adultas, profesionales y personas de bien, con su trabajo y hasta con su familia ya formada a recordar viejos y muy buenos tiempos, aquellos tiempos en que representábamos una institución educativa y una comunidad, es muy alegre”, comenta el profesor Solano.
Este 15 de setiembre la Banda Rítmica de Exalumnos de la Escuela Domingo Faustino Sarmiento abrirá el desfile de las bandas independientes a la 1 de la tarde en Cartago centro. Será un momento especial porque, además de la música, lo que resonará fuerte en las calles será el orgullo y la unión de toda una comunidad.
Con el corazón palpitando al ritmo de los tambores, tres generaciones de los Olivares se preparan para vivir un 15 de setiembre que no olvidarán jamás.
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