Nacional

América, la empresaria nicaragüense a la que Costa Rica le cambió su visión de vida

Distribuye productos cosméticos en macrobióticas y hace productos de tela para vender

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América Barrios Cruz cumplió, el pasado 2 de enero, 22 años de haber llegado a Costa Rica. Ella se vino de la isla Ometepe, en Rivas de Nicaragua, con tan solo 15 años.

Su objetivo era claro, estudiar para tener un mejor futuro, porque las oportunidades académicas en su comunidad eran y son muy complicadas.

“En la isla, para poder estudiar, hay que irse a vivir a la capital (Managua), pagar casa y costearse los gastos, casi ninguna familia puede hacerlo y mi mamá tenía claro que quería que nosotros estudiáramos, por eso nos mandó a Costa Rica para lograrlo”, recordó América.

Esa migración tuvo un impacto importante en su vida ya que, cuando regresó a Ometepe cuatro años después de su salida, se dio cuenta que había cambiado por influencia de la cultura costarricense y empezó a soñar mucho más en grande.

“Me di cuenta que había romantizado mi isla, pero la que había cambiado era yo y ya quería otras cosas distintas a lo que la gente quería allá”, contó.

Y por eso en nuestro país la pulseó para cumplir sus nuevas metas. Trabajó ocho años como empleada doméstica mientras estudiaba por las noches, pero el sacrificio valió la pena ya que hace 12 años se lanzó al agua montando su propia empresa llamada Bypsa, con la que hoy le da trabajo a cuatro personas más, entre ellas sus dos hermanos, Kenia y Eliécer.

Su negocio es distribuir productos cosméticos a las macrobióticas del país y desde hace un año decidió diversificarlo, diseñando y elaborando bolsos, organizadores y otros productos en tela.

“Cuando llegué a Costa Rica, trabajé para una familia por ocho años y me di cuenta de una cosa interesante, que tenían muchos bolsos y pasaban cambiando entre ellos y regaban todo en la cama buscando algo, entonces pensé que estas mujeres necesitan organizadores para sus bolsos”, recordó la empresaria nicaragüense.

Ese pensamiento de su juventud llegó nuevamente a su memoria muchos años después y de una lo metió a su negocio.

Ayuda al ambiente

Para hacer los productos amigables con el ambiente y accesibles para los clientes, ella compra los saldos de las telas para evitar que los empresarios lo boten y contaminen más, lo que también permite que el precio no sea tan alto.

“Hemos visto que la gente piensa que estos productos son solo para gente de recursos económicos altos, pero no es así, es para todos. Y los hacemos mediante la técnica del quilting (unión de retazos), con la que combinamos algodón y telas para tapizar muebles que son muy fuertes e hilo de nylon para garantizar su resistencia”, comentó América.

Pero eso no es todo, también están haciendo casas para gatos, organizadores de cargadores, unas gallinitas de tela, en fin, todo lo que se pueda hacer con ese material y sea de utilidad para las personas.

Ella sacó muchos cursos de belleza y de estilismo que, aunque nunca los ejerció por falta de oportunidades, siente que sí le han servido en su empresa, porque lo que distribuye en las macrobióticas son champús y otros productos para el cuidado del cabello, ya que las ticas nos cuidamos mucho el pelo, aseguró América.

Un mejor futuro

La pulseadora también nos habló un poco de la complicada realidad que se vive en su país.

“La mala política de los políticos nicaragüenses (valga la redundancia), ha obligado a muchos coterráneos a salir. Por eso ahora que mis compatriotas están acá, me he tomado la molestia de participar en las organizaciones para que vean más allá y no crean que ellos son las únicas víctimas. Nosotros hemos sido víctimas desde hace muchos años”, explicó Barrios.

Ella sueña con el momento en que en su isla haya una universidad y un colegio técnico, como en Costa Rica, donde hay sedes en distintas partes del país para que los padres de familia de su pueblo no tengan que hacer tantos sacrificios económicos para mandar a a estudiar a sus hijos.

“Lo nicaragüense a mí no se me ha quitado, tengo fe de ver que muchos de los que nos hemos venido podamos ver los cambios allá”, dijo América.

La joven finalmente nos contó lo difícil que fue para ella llevar su nombre en la niñez, porque no es uno común. Fue idea de su abuela ponérselo, ya que dijo que ella sería grande, aunque mide 1,53 metros, cuenta entre risas.

Aún en la actualidad sus amigos la vacilan diciéndole “América del Norte o América del Sur”, a lo que aprendió a responderles que esas son unas copias y ella es la original.

Si usted desea conocer los productos de esta pulseadora puede entrar al Instagram y Facebook bypsa.cr, también llamar al teléfono 2430-9929 o al WhatsApp 8662-5959 para hacer pedidos.

Karen Fernández

Karen Fernández

Periodista con una licenciatura en Producción de Medios. Forma parte del equipo de Nuestro Tema y tengo experiencia en la cobertura de noticias de espectáculos, religiosos, salud, deportes y nacionales. Trabajo en Grupo Nacion desde el 2011.

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