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Amor le permitió a una pareja sobrevivir al Holocausto y luego establecerse en Costa Rica

Simon Faingezicht y Ester Waisleder soportaron un infierno en la Segunda Guerra Mundial y se casaron en pleno conflicto

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Este domingo 27 de enero se recuerda con tristeza la matanza de seis millones de judíos a manos de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, en lo que se conoce como el Holacausto.

Son miles de testimonios de judíos que sobrevivieron. Solo a Costa Rica llegaron 190 y sus familiares todavía recuerdan los duros momentos que ellos pasaron.

Simon Faingezicht y Ester Waisleder fueron dos de esos judíos que lograron sobrevivir porque el amor los mantuvo unidos y doña Aida Faingezicht de Fishman, una de las tres hijas, nos contó la dramática historia.

Simon y Ester vivían en un pueblo polaco llamado Zelechów, de unos cinco mil habitantes, y el 1 de septiembre de 1939 se da la invasión nazi a Polonia. Solo quince días después son confinados a vivir en guetos, hacinados y sin derecho a nada.

La policía hacía redadas, los torturaban, les quitaban sus cositas. Así vivieron por dos años.

En octubre de 1941, los alemanes entran a los guetos a llevarse a los judíos a los campos de exterminio y eso provoca que surjan cuatro grupos: los que huyen a Uzbekistán y Shangai (China), quienes logran sobrevivir; los que se fueron con la guerrilla; quienes parten a los campos de exterminio pensando que era un traslado y los que organizan escapes.

Simon, con 20 años, y Ester de 18, son del último grupo y junto con sus familias deciden esconderse justo la noche en que los nazis llegan al lugar para llevarlos a los campos de los que seguramente no saldrían con vida.

“Era el 22 de octubre (de 1941), ellos son jóvenes y se comprometen, pero no pueden casarse. Las dos familias se esconden en un sótano para empezar a huir en la noche por grupos”, dijo doña Aida.

Trágico

Simon y Ester salen en el primer grupo. “Ese día se esconden y la pasan bien. Pero a la siguiente noche los nazis encontraron al grupo que se había quedado en el sótano y los fusilaron a todos”, recordó doña Aida.

Pese a la masacre de sus parientes, la pareja no se da por vencida. Van de sótano en sótano, ocultándose, confiando en que los campesinos no los delaten y escapando de madrugada en pequeños trayectos. El amor fue clave para mantenerse juntos y con vida.

“La fuga había sido preparada con tiempo. Los nazis les quitaron las propiedades y los negocios, pero tenían mercadería y con eso pagaban a los campesinos. Esa mercadería la escondían en cementerios o en las profundidades del bosque. En total se refugian en quince lugares en las cercanías del pueblo”, añadió.

La mayor parte de la mercadería se la confiaron a un campesino, que más bien los buscó para entregarlos y poder quedarse con el botín.

Pero el amor era muy fuerte y los hizo resistir a las balas, a las redadas, las traiciones, a sótanos con ratas, a malechores y en 1944, un año antes de que terminara la guerra, regresan Zelechów, que está tomado por los rusos ante el debilitamiento nazi.

Allí el amor triunfa y se casan, pero poco tiempo después se van los rusos y otra vez los alemanes empiezan a matar judíos. Esa vez huyen a Ludz, una ciudad polaca más grande y dominada por los rusos, donde nace la hija mayor, casi al finalizar el conflicto armado.

Una vez terminado el conflicto, la familia se establece en Costa Rica gracias a un tío, llamado Abraham, que se había venido al país desde 1933. Aquí nacen las otras dos hijas de la familia.

El 27 de enero se eligió como el Día Internacional en memoria de las víctimas del Holocausto por la liberación por parte del ejército soviético, en 1945, del mayor campo de concentración de exterminio nazi que existió, el situado en Auschwitz en Polonia.

Franklin Arroyo

Periodista egresado de la Universidad Federada. Integra el equipo de Nuestro Tema de La Teja. Trabajó en el Periódico Al Día, corresponsal del diaro Marca para Centroamérica y editor de la revista TYT del Grupo Eka.

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