Desde las 9:30 de la mañana doña Flor de María Román Chavarría comenzó los últimos preparativos para llevarle la comunión e imponer la señal de la cruz de ceniza a los vecinos del barrio Corazón de Jesús de San José, que no pudieron asistir a la iglesia este Miércoles de Ceniza, que significa el inicio de la cuaresma para el pueblo católico.
Todo comenzó en la capillita Corazón de Jesús, en el barrio con el mismo nombre, esa capilla es filial de la parroquia Medalla Milagrosa de barrio Cuba. A doña Flor, ministra de la comunión desde hace añales, le correspondió ir a dos casas a dar la comunión y realizar el rito de la señal de la cruz con ceniza, por eso alistó la ceniza mezclándola con agua bendita.
En menos de diez minutos ya todo estaba listo, le puso el candado a la capilla y de una vez doña Flor se fue directo a la casa de doña Blanca Rosa Porras Vargas y su esposo don Claudio Sánchez Fallas; ambos tienen 93 años.
Fe y devoción
Con mucha alegría fue recibida doña Flor, quien al entrar logró que el ambiente se llenara de fe y devoción. La estaban esperando con mucho cariño porque es un día especial, inicia la Cuaresma y los esposos no querían quedarse sin su cruz en la frente.
Como doña Blanca fue una servidora fiel y de años, también ministra de la comunión, entonces se le encargó que comenzara el momento solemne leyendo ella misma el evangelio del día.
También hubo espacio amplio para rezar, pedirle a la Virgencita por la salud de las personas y agradecer un día más de vida con un Padrenuestro y un AveMaría. Acompañó las oraciones una hija de los esposos, doña Mayra Sánchez (en total tuvieron 11 hijos, 18 nietos y 6 bisnietos) y una nieta que estaba presente, Laura Innecken, quien a sus 24 años se encarga de alistar la comidita de sus abuelitos.
El momento de la imposición de la ceniza fue primero. Doña Flor comenzó con doña Blanca y después pasó a don Claudio, siguió doña Mayra; después, otro momento de oración, el saludo de la paz, un Padrenuestro, un Avemaría y de inmediato la comunión. Fue el segundo momento de silencio absoluto, cada cual rezó para sus adentros y después una oración entre todos y con mucha alegría se finalizó la pequeña ceremonia.
Muy agradecidos
“Agradecemos demasiado a doña Flor que venga a nuestra casa, mis papás ya no pueden ir a la iglesia y que la iglesia entre en los hogares es de lo más lindo que puede pasar. Estas visitas nos mantienen en sintonía con Dios”, comentó doña Mayra.
La ministra de la comunión continuó su misión y ahora debía caminar unos 200 metros para ir a la casa de doña María Delia Pizarro Contreras, quien a sus 89 años anda en silla de ruedas y como vive en una cuesta se le hace muy difícil salir de casa, por eso doña Flor la visita.
Una hija, doña Delia Gómez, abrió la puerta y compartió el momento que también estuvo cargado de oraciones, fe y devoción.
“Mamá es una católica fiel y puntual, llegaba siempre bien temprano a misa, por eso para ella es demasiado importante recibir el cuerpo de Cristo y ser participada en las celebraciones grandes como este Miércoles de Ceniza.
"Ella espera la llegada de doña Flor con mucha alegría. Los domingos también viene, le agradecemos demasiado esa labor que hace”, comentó doña Delia.
Cuando finalizó donde doña María Delia, doña Flor se fue para su casa, de camino nos contó que su amor a Dios y a la Iglesia es el que la motiva a ser servidora fiel y activa.
“Tengo muchos años de hacerlo y si bien es un servicio a la gente linda de mi comunidad, yo también recibo mucho de parte de Dios cuando lo hago, por eso lo disfruto tanto… hasta que Dios me dé fuerzas lo haré”, nos confirma doña Flor.