Este sábado nos encontramos descansando en la basílica de Los Ángeles, en Cartago, a doña Carmen Segura después de la gran caminada que se pegó.

Además le costó recuperar el ritmo, ya que tenía ocho años de no hacer la romería, pero regresó por amor a La Negrita y para pedirle a la Virgen por la salud de sus papás.

Esta romera se sentó dentro de la basílica para cofalearse los pies, ya que le dolían mucho después de casi 30 kilómetros de trolear sabroso, porque ella es de Aserrí centro y salió desde la puerta de su casa, a las 4:30 a. m., hasta la puerta de la Virgencita a la cual llegó a eso de las 11:30 a. m.

“Había decidido no hacer más la romería porque la última vez terminé muy agotada y consideré que ya no tenía las fuerzas suficientes para otra romería, pero la verdad es que tengo demasiado que agradecerle a mi Negrita que nunca me falla y me llené de fuerzas de nuevo”, nos comenta la aserriceña.

Ella estaba muy contenta porque regresó a la troleada y terminó muy pura vida, sin grandes dolores y no tan golpeada como hace ocho años, por lo que se animó a decir que para el 2020 es posible que vuelva a hacer la romería.

“Me alegra que estoy pura vida y también me alegra haberle cumplido a mis papás porque a los dos me los operaron y aunque ya están pura vida, yo le pedí mucho a la Negrita que me los llenara de salud y ella me cumplió, era imposible fallarle porque ella a mi nunca me falla”, explicó.

Al preguntarle cuál fue el tramo más duro de la romería, doña Carmen contesto: “La bajada después de Ochomogo, estuvo muy dura y por eso después de Taras lo resentí mucho, pero pude terminar, venía rezando el rosario y eso me dio las fuerzas suficientes para estar aquí en la basílica”, recordó.

Romería por Mikaela

En la basílica también nos encontramos, en medio de un selfi familiar, a doña Diana Paniagua y don Fabián Muñoz, los papitos de Mikaela, una bebita preciosa de año y medio por la cual sus tatas hicieron la romería desde Curridabat.

Este matrimonio lleva dos romerías seguidas y se decidieron a hacerla cuando doña Diana confirmó que estaba embarazada. Como agradecimiento a la Virgencita y a Dios por dar esa alegría en el hogar. Ellos prometieron hacer todos los años la caminata.

“Salimos a las ocho de la mañana llenos de fe y bien preparados porque Mikaela venía en su cochecito, por eso la parte más dura fue la bajada de Ochomogo, la subida no tanto porque el coche uno lo maneja mejor. No llegamos muy golpeados por dicha, fue una romería en que nos fue muy bien, vamos a seguir haciéndola siempre y cuando Mikaela camine, pues vendrá con nosotros. Ella nos recuerda todo lo que debemos agradecerle a Dios y a la Virgencita”, explicó doña Diana.