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Bióloga del Museo Nacional: “No mate ni a los sapos”

Nuevos hábitos que se deben adquirir por la convivencia con los animales

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Aunque los sapos pueden resultar asquerosos y repugnantes para la mayoría de personas, ningún animal silvestre debe matarse para quitárselo de encima.

Así lo dice Silvia Bolaños, bióloga del Departamento de Historia Natural del Museo Nacional, quien afirma que los sapitos son inofensivos.

Estas declaraciones se dan ante la gran variedad de animalitos silvestres que viven actualmente en las principales ciudades, por lo que hay que modificar los hábitos de convivencia.

Los sapos son de esos animales silvestres que tienen añales de visitar a la gente en la ciudad y son grandes controladores de insectos, es decir, más bien brindan un servicio a la sociedad.

Lo ideal es alejarse y dejar que el sapo se vaya y no intentar manipularlos. Si tiene mascota, aléjela porque la leche que tiran puede intoxicarlos.

Silvia dijo que la mayoría de serpientes que aparecen en los jardines son inofensivas, pero ante el temor, o la duda, es preferible llamar al 9-1-1 antes de aniquilar al reptil.

Tampoco hay problemas con los murciélagos que conviven en el Valle Central pues no chupan sangre de animales ni de humanos, solo comen insectos y frutas.

Además, doña Silvia dijo que cuando vea un pajarito en el suelo no lo manipule. Son aves que se han caído de su nido (no es que fueron abandonados, como suele creerse) y los padres pronto saldrán a buscarlas.

“Muchos quieren hacer una buena acción y los agarran y se los llevan para curarlos, pero nada como estar en su ambiente. Ahora, si existe un peligro porque tiene mascotas, entonces póngalo en una rama fuera del alcance de ellas”, recomendó.

Dijo que muchas aves mueren por chocar contra grandes ventanales porque ven reflejados en ellos vegetación, otros animales o a sí mismos. Se deben tomar medidas como colocar verjas para mitigar el efecto del reflejo.

Otra situación muy común es lidiar con las hormigas zompopa, que se comen las flores en unas horas.

“Lo ideal es usar repelentes naturales o llamar a un experto. Usar químicos, además de afectar a las hormigas, también afecta el suelo y toda la fauna alrededor y si pasa agua por debajo, la puede contaminar”, dijo.

También agregó que ha leído de estudios internacionales que indican que las luces muy fuertes en parques y en casas pueden alterar las rutas naturales de los animales y sus lugares de descanso.

Franklin Arroyo

Franklin Arroyo

Periodista egresado de la Universidad Federada. Integra el equipo de Nuestro Tema de La Teja. Trabajó en el Periódico Al Día, corresponsal del diaro Marca para Centroamérica y editor de la revista TYT del Grupo Eka.

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