Nacional

Cartaginés guarda reliquia de héroe del 11 de abril no reconocido

Es una especie de almohada que le ayudó a levantar el hombro izquierdo

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Don Carlos Sánchez guarda en su casa, en Guadalupe de Cartago, un objeto que tiene un gran valor histórico.

Es una prótesis de 163 años que usaba su bisabuelo Luis Pacheco Bertora, quien tuvo un papel importantísimo en la Batalla de Rivas, desarrollada el 11 de abril de 1856 en la ciudad nicaragüense.

Cada 11 de abril pensamos en Juan Santamaría, llamado el Erizo o el Tamborcillo, como el único valiente que se ofreció para volarle fuego al mesón, pero no fue así.

Pacheco Bertora fue el primero, pero su nombre ha sido injustamente dejado de lado durante años. Hasta hace poco se le ha empezado a reconocer su valor, pero falta mucho para que tenga el lugar que merece.

Pacheco, entonces con 25 años, recibió tres disparos en el hombro izquierdo. Ese ataque hizo que los filibusteros, liderados por William Walker, se distrajeran para que Santamaría lograra el cometido que ya todos sabemos.

Los balazos en el brazo le provocaron una lesión que se lo dejó más caído que el derecho.

Después de aquel 11 de abril de 1856, Pacheco Bertora comenzó a utilizar una prótesis. Claro, no era como las que se usan en la actualidad, era una especie de almohada que se colocaba bajo la axila y por debajo de la camisa para que le levantara el hombro caído con el fin de que se viera “normal”.

Han pasado 163 años y don Carlos, bisnieto de aquel héroe no reconocido, aún conserva la almohada.

Nos encontramos con don Carlos en el cementerio General de Cartago, donde descansan los restos de Pacheco, y luego fuimos a su casa, a 600 metros del camposanto.

Don Carlos también guarda recortes de periódicos pues su madre, doña Carmen Vargas –quien falleció en el 2006– sentía una gran admiración por su abuelo Luis Pacheco.

“No sé cómo tenemos esta prótesis, mi mamá nos hablaba mucho de este señor, pero no recuerdo que nos haya contado por qué la tenía. Cuando yo estaba en el colegio San Luis Gonzaga sabía la historia pero nunca me animé a decir que mi bisabuelo fue un héroe como Santamaría porque me podían tachar de loco”, explica hoy don Carlos.

Para él no es tan especial la almohada, aunque reconoce que la cuida porque para su madre era muy importante.

“Está blanca y en buen estado, la tengo en una caja de vidrio porque ahí la tenía mi madre”, comentó.

Cuenta el bisnieto del héroe que si un museo lo llama para proponerle exhibir la prótesis él no sabría qué decir, pues a él le trae recuerdos de su madre.

“Sería bueno que la gente sepa quién fue Luis Pacheco Bertora pero, honestamente, no sé si me gustaría dar esta reliquia”, añadió.

Era guapo

El historiador Franco Fernández conoce muy bien la vida de Luis Pacheco Bertora ya que desde que era niño visitaba la casa de la única hija que tuvo el brumoso.

“Doña Eloisa Pacheco era la hija, esa señora vivía a dos casas de la mía, eso era en la avenida segunda de Cartago entre calle ocho y diez. Chiquillo yo iba a la casa y nos contaba que su papá quemó el mesón”, contó don Franco.

“Por lo que ella decía, este señor era bien parecido, con un bigote elegante, alto, delgado y coqueto; por eso usaba la prótesis, porque no quería que se le notara que tenía un hombro más abajo que el otro”, explicó.

Según Fernández, Pacheco se volvió a enlistar al ejército en 1857 y tuvo una destacada participación ya que fue el encargado de poner explosivos en uno de los barcos del filibustero William Walker.

Sin reconocimiento

A pesar de que muchos historiadores ponen a Luis Pacheco por encima de la figura de Juan Santamaría, la Asamblea Legislativa no le ha dado el grado de héroe.

Una de las razones tendría que ver con que en 1855 fue acusado de de violar a la niña Guadalupe Tenorio, de 10 años, mientras servía en el ejército.

A Pacheco se le culpó y fue condenado a la pena de muerte, pero la Constitución de entonces no contemplaba este castigo para ese delito, por lo que fue sentenciado a 10 años de prisión, algo que nunca descontó.

Don Abel Pacheco, presidente de Costa Rica entre el 2002 y 2006, conversó con La Teja y nos contó que es familiar de aquel valiente brumoso.

Sobre que no se le haya declarado héroe nacional, el exmandatario afirmó que quizá hay una especie de resentimiento ya que a Pacheco Bertora le tocó llevar la orden militar para el fusilamiento de Juanito Mora (el 30 de setiembre de 1860).

“Al Congreso llegó una propuesta (en el 2017) para que se le reconociera como héroe nacional. Unos amigos me pidieron una carta haciendo la recomendación y lo hice con gusto”, comentó don Abel.

Por su parte, don Carlos Sánchez espera que a su bisabuelo algún día le den el rango de héroe. Está seguro de que lo merece.

Bryan Castillo

Periodista

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