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Bodas pasaron de pachangón a almuercito por culpa del COVID-19

Las parejas que no quisieron esperar a que pasara la pandemia tuvieron que adoptar su ceremonia

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El coronavirus dejó atrás aquellos pachangones que se hacían después de los matrimonios, donde el bailongo, la cena, la partida del queque y los tamarindos calentaban el ambiente y alargaban la fiesta hasta la madrugada.

Con el COVID 19 todo eso pasó a la historia, por el momento, y aún no se sabe a ciencia cierta cuándo regresarán los casamientos de la forma que los conocíamos.

Vanessa Arguedas y Adrián Galeano se dieron el "sí" el pasado sábado. (Cortesía)

Muchas parejas que tenían el sueño de dar el sí y que se les atravesó la pandemia, prefirieron posponer la fecha, pues aparte de que ya habían apartado un salón enorme, no se imaginan su boda sin 200 invitados, exquisita decoración, pastel de cinco pisos, un bufé delicioso. O simplemente, sin baile del billete.

Pero hay otras parejas a las que el virus no las frenó y aunque tuvieron que cambiar los planes que tenían en un principio, el “sí acepto” no esperó.

Una de ellas es la conformada por Vanessa Arguedas y Adrián Galeano, la cual se casó el pasado sábado en San Miguel de Santo Domingo de Heredia, en un ranchito abierto y privado que alquilaron.

Fue una ceremonia civil (recordemos que todas las iglesias aún permanecen cerradas), a la que solo acudió el notario y las personas más allegadas al novio y la novia.

“Lo que hicimos fue manejarlo por burbujas, por un lado de la familia de mi novia solo fueron los dos papás y los cuatro hermanos, y del lado mío fue mi mamá, mi abuelo, tres tíos y un primo. Todos ellos viven juntos.

"Dividimos a todos en cuatro mesas que no se pasaron de cuatro personas, decoramos con manteles y centros de mesa. El acto fue en sí unas palabras amenas del abogado y de los familiares y luego un almuercito que consistió el pastel de palmito, ensalada y postre, duró unas dos horas”, contó el novio.

La ceremonia se realizó con las personas más allegadas. (Cortesía)

Ambos decidieron casarse en medio de esta pandemia porque aseguran que hay mucha incertidumbre de lo que sucederá en los próximos meses, con el COVID 19 no hay certeza de cuándo se tendrá disponible una vacuna, que es la única solución para volver a la vida anterior.

“Nosotros pensamos en reprogramar el evento para noviembre, pero ese mes puede pasar cualquier cosa, pueden repuntar los casos y entonces se debe reprogramar de nuevo. El plan original era hacer una boda grande con amistades y más famialiares, pero como no sabemos qué nos depara el futuro, decidimos aprovechar la oportunidad”, contó Galeano, quien es comunicador.

Otro gran momento que deben esperar es la luna de miel, pues ahora no se puede viajar ni al aeropuerto.

Ellos tenían planeado hacer un romántico viaje a Italia que también se tuvo que posponer, pero por lo pronto se fueron a un hotel todo incluido a la playa para ir calentando a ver qué tanto se podrá salir en los próximos meses.

“Esto no era lo que teníamos en mente, pero luego comprendimos que lo importante es tenernos el uno al otro y casarnos, y hacerlo en la presencia de nuestros seres queridos, más allá de todo lo material”, dijo Galeano.

Microbodas llegan al país

Así como esta pareja no se dejó vencer por la adversidad, hay empresas organizadoras de bodas que tampoco se echaron a llorar por lo que está sucediendo, todo lo contrario, están sacando de la crisis una oportunidad.

Aquellas bodas en salones enormes por el momento, están vetadas. En la foto. CARLOS GONZALEZ/AGENCIA OJOPOROJO (Carlos González Carballo)

Una de ellas es One Heart Event Planning, que trajo al país el concepto de las microbodas, una tendencia que está pegando fuerte a nivel mundial.

Estas consisten en casamientos más pequeños, con una capacidad máxima de 30 personas, en donde los novios celebran el día especial solamente con las personas más allegadas.

La empresa apuesta a realizarlas en lugares más íntimos como restaurantes, hoteles boutique o espacios turísticos al aire libre, siempre manteniendo la esencia de una boda.

Para los expertos, tener menos invitados da la posibilidad de invertir más presupuesto en otros detalles o en darle un toque más personalizado a la boda.

Shirley Sandí

Periodista egresada de la Universidad Latina de Costa Rica. Responsable de edición y alimentación web en La Teja y colaboradora en gestión de redes sociales. Editora de notas en Mesa de Radar, Grupo Nación.

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