Cientos de cartagineses vivieron con mucho fervor las procesiones de este Viernes Santo, sobre todo porque tenían dos años de no celebrarlas debido a la pandemia del covid-19.
Una de las procesiones a las que más asistieron los brumosos fue la realizada en el centro de Cartago, la cual inició en la catedral de Santiago Apóstol y recorrió varias calles aledañas hasta llegar al calvario, ubicado en barrio Los Ángeles.
Por solicitud del ministerio de Salud y del obispo de Cartago el recorrido de la procesión fue más corto, principalmente porque los participantes llevaban mascarillas y esto los sofocaba un poco.
Don Iván Obando, su esposa Martha Víquez y sus hijos Kendall y Dylan, viajaron desde La Lima para participar de esta bonita actividad.
“La fe es lo más importante, pero sobre todo para darle a gracias a Dios que nos ha estado cuidando durante estos dos años que hemos estado con esto de la pandemia del covid, porque nos tiene con salud a nosotros y a nuestros seres queridos”, dijo el padre de familia.
Llano Grande también se vivió una verdadera fiesta, pues decenas católicos, como don Manuel Monge, se levantaron desde bien temprano para disfrutar de las procesiones.
“Es muy bueno que paulatinamente se vaya regresando a la normalidad y por ende la comunidad se reúne nuevamente para celebrar la Semana Mayor. La gente del pueblo se vino desde tempranito a ver la procesión como toda una tradición en grupos familiares, se respira ese sentimiento de fe”, dijo Monge.
A ese sentir también se unió Martín Sanabria, vecino de Oreamuno, quien dijo sentirse muy feliz de que en su comunidad se realizara una procesión como hace años no se veía.
“Estanos muy halagados de que una vez más podamos tener las representaciones de la pasión y muerte de nuestro señor Jesucristo sobre todo en San Rafael Oreamuno que es una comunidad muy católica”.
En la procesión destacó la participación del pequeño Fabricio Alberto Barquero, de 6 añitos, quien desfiló con un gran sonrisa mientras era acompañado por su abuelito don Guillermo Barquero.