La frase de “no estaba muerto, andaba de parranda” podría aplicarse a lo que está pasando con el restaurante Quimbamba en Limón.
Este emblemático local, ubicado en playa Bonita, cerró temporalmente el pasado 6 de enero por una orden de desalojo del Juzgado Civil del I Circuito Judicial de la zona atlántica interpuesta por el propietario, Marcelo Bou, en contra de su arrendatario Julián Castro, por no pago.
Esa situación había sido confirmada por el jefe de la Fuerza Pública en Limón, Rafael Araya.
“Se le dieron muchas oportunidades a don Julián por tantos años como arrendatario, pero lamentablemente se ponía al día unos meses y luego simplemente se desentendía de sus obligaciones, lo cual don Marcelo no pudo continuar soportando”, explicó Hannia Vargas, abogada de Bou.
La abogada agregó que Quimbamba reabrirá próximamente con una nueva administración a cargo de Ailyn Fuentes Valerio y su cuñada Lliny Durán Salazar, quienes están realizando los trabajos de remodelación.
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Así lo confirmó Fuentes, quien les pidió a los clientes que no teman pues la buena cuchara que ha caracterizado al restaurante permanecerá a cargo de la cocinera de siempre.
Castro reconoció que se le imposibilitó continuar puntualmente con los pagos de la Caja y Hacienda. Dice que eso le pasó por las medidas que tuvo que tomar para capear la inseguridad que los afectaba.
Fuentes confía en mantener la misma familiaridad y tradición que han tenido por más de 35 años en el restaurante playero.