La compra de una represa hidroeléctrica hecha por Coopelesca en 2014 a la compañía de cementos Holcim, por $35 millones (unos 20 mil millones de colones), ha llevado a la diputada del PAC Nidia Jiménez a buscar por cielo y tierra a un hombre de apellidos Zúñiga Prado, pero nada que dan con él.
La legisladora, quien pertenece a la Comisión Especial Investigadora de los Créditos Bancarios (que también estudia el cementazo), presentó una moción para que Zúñiga comparezca ante ellos y expliqué por qué la planta fue vendida a un precio mucho mayor del que costaba ($12 millones).
“Él sabe las condiciones en que estaba y las condiciones en las que se vendió, por eso es importante que venga para saber si va a mentir o decir la verdad”, dijo la legisladora.
Holcim informó en el 2012 que la hidroeléctrica tenía un valor cercano a los $12 millones, sin embargo, cuando realizaron la venta subió a $35 millones.
En ese momento la compañía aseguró que los cálculos los hizo pensando en las grandes ganancias que podría tener Coopelesca a futuro.
“A mí me interesa mucho porque se viene diciendo que la hidroeléctrica estaba en buen estado y no es así, estoy completamente segura de que estaba en muy mal estado”, dijo Jiménez.
Cabe destacar que el dinero con el que la cooperativa pagó la deuda fue gracias a un préstamo que le dio el Banco de Costa Rica (BCR), la misma entidad que le dio $30 millones al empresario cementero Juan Carlos Bolaños.
Otro aspecto que ha sido señalado por los diputados es que al momento de soltar la plata, Alberto Raven Odio era directivo del BCR y al mismo tiempo fiscal de la junta directiva de Holcim.
Por este caso también se pretende determinar si hubo tráfico de influencias para el otorgamiento del préstamo.