La calle ancha de Pérez Zeledón, conocida por su peligrosidad debido a que los choferes le meten el pie en el acelerador, quedó demarcada con pintura termoplástica, la cual tiene una vida útil más larga, con el objetivo de que los conductores tengan más precaución al manejar.
Esta pintura es un tipo de resina que puede llegar a tener una vida útil de hasta cinco años, por lo que la carretera permanecerá debidamente señalizada por más tiempo, en comparación con la pintura con base solvente que, en promedio puede durar hasta un año.
Esta carretera fue ampliada de dos a cinco carriles en el año 2005 (dos en cada sentido y uno que se utiliza para realizar giros). Como parte de los trabajos realizados se ejecutó un perfilado (retirar la antigua superficie de ruedo) y se colocó una nueva capa de asfalto. Es decir, la dejaron como nueva.