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Caritas y ceños fruncidos son parte de las pruebas masivas que se hacen en Alajuelita

1.850 personas serán testeadas en este populoso cantón josefino

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Doña Jacqueline Mairena llegó con un poquito de miedo a hacerse la prueba del COVID-19 a la clínica de Alajuelita.

Ella es una de las 1.850 personas que serán testeadas en este populoso cantón josefino, para ver qué tanto circula el virus en ese lugar de forma silenciosa, ya que las pruebas se harán a los vecinos que no presentan síntomas.

Alajuelita es uno de los cantones naranja que presenta más casos activos, con 217.

“Me dicen que duele y que molesta un poco, tengo un poquito de miedo, pero es bueno hacérsela porque solo así miramos si estamos contagiados o estamos bien”, comentó doña Jacqueline minutos antes de practicársela en un toldo en las afueras de la clínica.

Cuando las personas llegan, les toman los datos y les dan un jabón antibacterial y una mascarilla, dos de las principales medidas de protección ante el coronavirus.

Doña Jacqueline es vendedora ambulante en San José, vende productos como el pinolillo. Asegura que se expone todos los días al virus, pero que si no lo hace, no come.

Sin embargo, sostiene que en su casa y en su barrio todo está bien porque no tienen ningún caso reportado.

Una enfermera llegó a su casa y le dijo que fuera a realizarse la prueba como parte de este testeo que se realizará, desde este lunes, y hasta el miércoles.

Muchas caritas

La prueba tarda pocos segundos. La persona se sienta en una silla, se quita la mascarilla, coloca la cara hacia arriba y así le introducen el hisopo por ambas fosas nasales y listo.

Las caritas no se hacen esperar, la gente arruga el rostro, le corre el brazo a la persona que le está haciendo la prueba o quitan la cara.

“¡Qué feo se siente!”, fue la reacción de doña Jackeline cuando terminaron de practicársela.

“Es un poco incómoda, duele un poquito, pero ya se me quitó el miedo y es muy rápida”, opinó.

María Fernanda Ulate, microbióloga a cargo de hacer las pruebas, nos comentó detalles de su trabajo.

“Alguna gente viene con un poquito de miedo, otra viene preocupada, pero la mayoría de las personas colabora superbién”, indicó.

Esta funcionaria nos contó que hace unas 30 pruebas al día, utilizando, durante seis horas, un traje especial de plástico, desechable y bastante caliente, además de careta y mascarilla.

“Muchos me dicen que les dan ganas de estornudar, intentan quitar la cabeza o meter la mano, pero son reacciones normales de reflejo”, aseguró esta funcionaria.

Xiomara Badilla, jefa de Epidemiología de la Caja, comentó que la gente ha sido receptiva, que se ha mostrado dispuesta a colaborar.

Agregó que las personas fueron elegidas mediante un método estadístico, para tener un muestra representativa de un 2% de todo el cantón, en el cual viven 92 mil personas.

Eso significa que no se le hará a todo el que quiera. Los que presentan síntomas deben ir al centro de salud para su valoración y atención.

“Si una persona se niega, no podemos obligarla”, reconoció Badilla.

En total 100 funcionarios de la Caja trabajarán en 23 barrios de los 111 que tiene el cantón.

Se realizará la prueba a personas de cinco años en adelante. En cada barrio se definieron dos bloques y por cada bloque se tomará la muestra a 30 personas que no tengan síntomas.

Shirley Sandí

Periodista.

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