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Celulares ni tabletas son capaces de superar las "tortillitas" para los bebés

Menores no deberían utilizar pantallas hasta después del año y medio de vida

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A doña Haydée Campos nunca le pasó por la mente que las famosas "tortillitas" y otros juegos que puso a hacer a sus hijos y nietos cuando eran muy chiquititos los estimularía de gran forma, algo que no sucede ni con los mejores artefactos tecnológicos con los que los tatas tratan de entretener a sus hijos en la actualidad.

Esta abuelita, de 87 años, se acostumbró a chinear y a poner a jugar sus hijos y nieticos al estilo de antes, por lo que imperaban los movimientos con las manos y los pies, una forma que el Hospital Nacional de Niños suplica que se retome.

Olga Arguedas, directora de este centro médico, nos contó las razones para hacer esta solicitud y la verdad que todo tiene mucho sentido.

"Una de las academias más influyentes para los pediatras emitió unas guías que tienen que ver con el consumo mediático al que deben ser expuestos los niños y establecen que los niños menores de 18 meses tienen que tener una vida alejada de las pantallas. Es decir, durante esos meses de vida no se les deben dar ni celulares, ni tabletas ni ver televisión", argumentó la doctora Arguedas.

La experta explicó que esta recomendación es digna de considerarse por parte de los padres, ya que los primeros meses de vida son extremadamente importantes para que los bebés adquieran sus destrezas, herramientas básicas para el desarrollo sicomotor (los niños aprenden a hablar, a sentarse solitos, a caminar dependiendo del crecimiento y maduración del sistema nervioso).

Esa teoría médica es 100% respaldada por doña Haydée, una vecina de Tibás, que asegura que sigue sin entender cómo las madres de hoy lo que hacen es ponerle una tableta a su hijo para que se distraiga.

"Yo no estoy de acuerdo con eso de los teléfonos y esas cosas porque nosotros antes hacíamos un montón de jueguitos, con jueguetes de pobres les decían, como ponerlos a hacer cuadritos para que hicieran letras, pero con esos aparatos agarran muchas mañas", comentó doña Haydée.

Algunos de los ejemplos de los jueguitos que ponía doña Haydée a sus nietos era a hacer carrito, que consiste en poner a vibrar los labios; "viejita" en la que se estira la trompita o "ojitos" en la que se busca que los chiquillos puedan parpadear.

Además, aunque la situación económica a veces no era la mejor, los juguetes nunca faltaron porque siempre se le dio importancia a la imaginación.

"Compraba unas ollitas en el mercado para que jugaran a la comidita, o les metía maíz o frijoles en un tarrito para que hicieran chilindrines o el famoso barro de olla, que consistía en que uno quitaba un pedazo de barro de la pared y se los daba con un fósforo para que hicieran muñequitos", recordó la abuelita.

Si usted no tiene idea de qué cosas pueden ayudarle a su hijo a desarrollar destrezas, acá le dejamos algunas ideas para que les saque provecho antes de que las tabletas o los celulares le roben esa oportunidad.

Es importantísimo que el recién nacido establezca contacto visual con su mamá y con su papá apenas nace.

Es ideal que desde muy temprano se den los primeros estímulos de carácter auditivo, poniéndole canciones y música.

Desde la parte visual, hay que comenzar a estimularlos con figuras simétricas y de colores blanco y negro. Por supuesto que los papás tienen que jugar con eso.

Luego viene la parte de la motora fina, donde se recomienda poner a los pequeños a coger cosas pequeñitas con sus deditos como a sostener algún chilindrín, a sentir texturas o hacer tortillitas.

Ya cuando los niños van creciendo un poquito más les ayuda mucho gatear y jugar escondido, pero todo esto involucra trabajo y atención por parte de los padres.

Por último, enseñarles a vocalizar lo más pronto posible y para eso se les pone a que digan rimas cortas y se les cuentan algunos cuentos.

Es obvio que la tecnología está y seguirá estando en nuestras vidas, por lo que tampoco es que la vamos a eliminarla del todo.

Por eso, a los menores de 18 meses la tolerancia es nula.

Para cuando cumplan dos años se pueden exponer a las pantallas, pero de alta calidad y por supuesto con supervisión de los padres.

Entre los dos y los cinco se recomienda que vean tele, pero no más de una hora al día.

De hecho, ya a partir de esas edades lo ideal es que tengan, por lo menos, una hora diaria de actividad física afuera de la casa o que tengan contacto con la naturaleza.

Marcelo Poltronieri

Editor web, acomodador del periódico impreso y uno de los encargados de los posteos en las redes sociales de La Teja. Ha trabajado en Grupo Nación desde el 2012 en distintos productos y secciones. Es bachiller en Periodismo y licenciado en Producción Audiovisual en la Universidad Federada San Judas Tadeo.

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