Este sábado tuvo lugar la ceremonia de beatificación del hermano Santiago o James Miller, mártir de la educación. Pertenecía a la orden de los Hermanos de las Escuelas Cristianas y fue beatificado en Huehuetenango, Guatemala.
El papa Francisco envió al cardenal de Panamá, obispo de David, José Luis Lacunza, a presidir la ceremonia.
Antes que Miller había sido beatificada sor María Romero, nacida en Granada (Nicaragua), pero cuya obra se desarrolló mayoritariamente en Costa Rica.
“El buen educador católico es como una semilla que tarde o temprano fructifica, pone las bases de una personalidad firme, de una fe valiente y decidida. Y enseña a los jóvenes a razonar con criterio propio para tomar decisiones consistentes con su fe, como lo hizo este hermano mártir, manteniéndose cerca de sus chicos hasta el final”, dijo el cardenal a Vatican News.
#Centroamérica tendrá el sábado un nuevo #beato
— Vatican News (@vaticannews_es) December 5, 2019
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Hijo de granjeros
El sitio catholic.net destacó las principales cualidades del religioso.
EI hermano James nació en una familia de granjeros cerca de Stevens Point, Wisconsin, Estados Unidos, el 21 de setiembre de 1944. Frecuentó una escuelita y después asistió a la escuela secundaria Pacelli, en la ciudad de Stevens Point, donde encontró a los hermanos por primera vez.
En setiembre de 1959 ingresó al noviciado menor de Missouri. Después de tres años fue admitido como postulante en el noviciado y en agosto de 1962, recibió el hábito de los hermanos y el nombre religioso de hermano Leo William. Más tarde, como los demás hermanos, volvería a utilizar su nombre de bautismo.
Estuvo destinado durante tres años en la escuela secundaria Cretin, en San Pablo, Minnesota, en donde, además de dar clases de español, inglés y religión, atendía el mantenimiento de la escuela y entrenaba un equipo de fútbol de los alumnos.
En agosto de 1969 fue enviado a la escuela misionera de los hermanos en Bluefields, en Nicaragua. Allí enseñó hasta su traslado a Puerto Cabezas, Nicaragua, en 1974, donde fue director.
Bajo su dirección la escuela pasó de 300 a 800 alumnos. Aceptó además el encargo de dirigir y supervisar la construcción de 10 nuevas escuelas rurales.
Los superiores religiosos le mandaron a salir de Nicaragua en julio de 1979, en la época de la revolución sandinista. Se temía que el hecho de haber trabajado bajo el gobierno de Somoza pudiera causarle riesgos.
Regresó a Estados Unidos y de nuevo enseñó en Cretin en 1979 y fue enviado a un nuevo campo de misión, en Guatemala, en enero de 1981. Enseñó en la escuela secundaria de Huehuetenango y trabajó también en el Centro Indio, en el que jóvenes indígenas mayas de las zonas rurales estudiaban y se formaban en agricultura.
En la tarde del 13 de febrero de 1982, recibió varios disparos hechos por tres hombres con la cara tapada y murió al instante.
Los intentos de identificar a los asesinos no tuvieron éxito. Después del oficio fúnebre en Guatemala y en San Pablo, Minnesota, fue enterrado en el cementerio parroquial de Polonia, Wisconsin.