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Científicos ticos descubren cómo trabaja el gen del cáncer para sobrevivir y multiplicarse

Desde la UCR y después de más de 9 años de investigación, se responde una duda de la humanidad que tenía más de 100 años sin solución

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Trece científicos de la Universidad de Costa Rica (UCR) ayudaron a responder una de las preguntas sobre cáncer más retadoras y que lleva décadas poniendo de cabeza a la comunidad científica internacional: ¿cómo es posible que una célula cancerosa con más de 50 o 100 cromosomas logre multiplicarse si, en una célula sana con 46 cromosomas, un solo cromosoma extra la puede matar?

Los descubrimientos científicos, de una investigación que duró más de nueve años y en la cual también participó una experta francesa, un alemán y un portugués-estadounidense, ya se encuentran publicados en la prestigiosa revista científica iScience.

El estudio fue liderado por el doctor tico Rodrigo Mora Rodríguez, microbiólogo de la UCR, y es la primera investigación del mundo en aportar tan pulseada respuesta.

Rodrigo Mora Rodríguez, microbiólogo. Trabaja en temas como biología celular de cáncer, virología tumoral y genómica.

La importancia de contestar ese misterio se debe a que una célula humana sana tiene 46 cromosomas: 23 vienen del papá y 23 de la mamá. Pero a veces se dan cambios, ya sea que se pierde un cromosoma (monosomía) o se gana uno (trisomía).

En la mayoría de los casos, estos cambios son fatales y llevan a la muerte de la célula, incluso, a nivel embrionario (durante el embarazo).

Por lo tanto, si el efecto de tener tan solo un único cromosoma de más puede ser tan letal que lleve a la muerte y de ahí la pregunta de cómo logra desarrollarse una célula de cáncer con hasta más de 100 cromosomas.

La ciencia advierte que una célula cancerosa con tanto cromosoma debería morir, pero la realidad es que algunas veces no lo hace y, en cambio, se multiplica más rápido. Para la comunidad científica eso no tenía mucho sentido y merecía una respuesta clara.

“Por un lado, ninguna persona puede nacer si le falta un cromosoma. Por otro lado, está el hecho de que una persona pueda tener más cromosomas. Por ejemplo, poseer tres cromosomas en lugar de solo dos (trisomías). Actualmente 20, de las 23 trisomías identificadas por la ciencia, son mortales.

Rodrigo Mora Rodríguez, microbiólogo. Trabaja en temas como biología celular de cáncer, virología tumoral y genómica.

“La más famosa es la trisomía 21 que, en vez de dos, hay tres cromosomas en la posición 21. Esto es lo que produce el síndrome de Down. Si bien esa no es letal, sí hay 20 cuya diferencia de un solo cromosoma tiene efectos fatales, un alto costo para las células y hasta la muerte.

“Entonces, ¿cómo es posible que en el cáncer tengamos no solo esos 46 cromosomas, sino hasta 50 o 100 en una misma célula y, aun así, logre sobrevivir?”, se preguntaba el doctor Mora Rodríguez y el mundo de la ciencia.

En resumen, lo que puede ser de muerte para una célula sana, no lo es para una cancerosa. En el cáncer, ese desorden en los cromosomas se traduce en una importante inestabilidad. No obstante, esta se regula a sí misma y, en cambio, motiva la multiplicación de células malignas. Lo anterior afecta en la aparición de la resistencia a la quimioterapia y que las células de cáncer se burlen de las defensas del cuerpo.

El doctor tico Rodrigo Mora Rodríguez, microbiólogo de la UCR, encontró el freno de mano que usa un gen del cáncer para sobrevivir y multiplicarse

El principio de los científicos era que, de alguna forma, la célula de cáncer tuvo que haber desarrollado alguna forma para sobrevivir a los efectos de la aneuploidía (desorden en los cromosomas).

La tarea era encontrar cuál era ese mecanismo, ese secreto de la humanidad que tenía más de 100 años sin encontrarse y los científicos costarricenses lo lograron, por primera vez en la historia, al descubrir cómo funciona el gen llamado MYC.

“Este trabajo es la realización de un viejo sueño y, en palabras más científicas, de una hipótesis que Rodrigo Mora ha venido barajando, analizando y buscando comprobar desde la época de sus estudios de doctorado.

“Este es el fruto de un largo análisis, basado en su detallista e inteligente habilidad para conectar cosas, para intentar averiguar por qué las células cancerosas pueden enfrentarse a la aneuploidía y sobrevivir a ella cuando las células normales están muriendo a causa de ella.

“En ese sentido, este trabajo es un gran logro para el doctor Mora y para el equipo costarricense, y una muy buena demostración a los jóvenes del poder de la reflexión, la paciencia y la perseverancia”, agregó la doctora Anne Regnier, investigadora alemana.

El gen MYC fue descubierto por la ciencia en la década de los ochenta, pero hasta este 2022 en Tiquicia se entendió cómo funciona su mecanismo defensivo, se descubrió que tiene un freno de mano.

El descubrimiento

Los científicos costarricenses lograron encontrar una posible forma que les permite a las células cancerosas aumentar, a pesar de tener un alto número de cromosomas. A este mecanismo lo denominaron compensación de dosis génica.

La compensación de la dosis génica es un freno de mano que tiene el gen MYC; es decir, el mismo MYC frena al activar a otras moléculas llamadas miRNAs que lo compensan, le ayudan a no morirse y hasta a multiplicarse.

“Con este conocimiento se podría aspirar a tener una terapia concentrada en luchar contra el desorden de cromosomas en el cáncer, de forma específica. Esto es completamente novedoso y de gran potencial porque no dañaría a la célula normal, pues solo la célula de cáncer tiene más de 46 cromosomas y así, entonces, se puede desarrollar una estrategia médica que ataque solamente a aquellas células con más de 46 cromosomas y que tengan el freno de mano activado”, explicó el doctor Mora.

El doctor tico Rodrigo Mora Rodríguez, microbiólogo de la UCR, encontró el freno de mano que usa un gen del cáncer para sobrevivir y multiplicarse
Eduardo Vega

Eduardo Vega

Periodista desde 1994. Bachiller en Análisis de Sistemas de la Universidad Federada y egresado del posgrado en Comunicación de la UCR. Periodista del Año de La Teja en el 2017. Cubrió la Copa del Mundo Sub-20 de la FIFA en el 2001 en Argentina; la Copa del Mundo Mayor de la FIFA del 2010 en Sudáfrica; Copa de Oro en el 2007.

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