Todos hemos escuchado hablar de jardines de flores y de jardines de abejas, pero, ¿alguna vez había escuchado hablar de los jardines de corales? Resulta que un grupo de valientes se propuso salvar los corales de Isla Tortuga y lo están logrando centímetro a centímetro.
Pero antes, ¿qué es lo que está pasando que hay que restaurar estos corales?
Resulta que por varias razones, entre ellas, el cambio climático, los choques con embarcaciones, hasta los mismos peces que los arrancan, los corales de Isla Tortuga se están cayendo a pedazos.
A simple vista se pueden ver como rocas, pero en realidad los corales son un organismo vivo y, al unirse, forman la base de los arrecifes de coral, que son ecosistemas complejos y ricos en biodiversidad.
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Por esa razón, funcionarios del Instituto Nacional de Aprendizaje (INA), la UNED, Bay Island y los gobiernos locales, se pusieron de acuerdo para hacer hasta lo imposible para salvar estas especies tan importantes para las aguas ticas.
“Desde el 2009 hemos estado investigando sobre los arrecifes coralinos y su degradación”, nos explicó Rodolfo Vargas, investigador de jardinería y restauración coralina del INA.
“Es así como, en el 2013, implementamos el primer proyecto de jardinería para restaurar los arrecifes coralinos degradados.
Ahora, es importante aclarar que el de Isla Tortuga no es el primer proyecto de este tipo. En otras zonas como Golfo Dulce, Punta Leona y Sámara, se han llevado a cabo proyectos como este.
Pero, ¿cómo se hace para cultivar un arrecife?
La vida azul
En la cultura japonesa, cuando algo se rompe, no es el final de su vida útil. Por ejemplo, si se cae una taza y se parte, utilizando una técnica llamada Kintsugi, unen de nuevo las piezas para crear algo nuevo, pero igual de valioso.
Con los corales se aplica la misma lógica. Estos jardineros marinos buscan pedazos de coral que se hayan desprendido, ya sea por oleaje muy fuerte, botes, etc. y, si están sanos, los recogen y los llevan a sus guarderías.
Estas son zonas específicas dentro del mar, pero alejadas de los arrecifes para que los depredadores no se coman estos cultivos.
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“Ahí los plantamos en viveros, que les llamamos jardinerías de corales, y les damos mantenimiento”, explicó Vargas, antes de contarnos que en todo momento se hacen mediciones como el largo y ancho del coral, para saber cuándo es el momento de trasplantarlos.
“Hay jardinerías o guarderías flotantes, que son las que tienen más resultados cuando los fragmentos están pequeños, porque el crecimiento es acelerado”, dijo.
En promedio, un coral ramificado crece dos centímetros y medio al año. Utilizando esta técnica de las guarderías flotantes, han logrado que los corales crezcan entre 10 a 12 centímetros en un año.
“Como las tenemos suspendidas en la columna del agua, a cinco metros o menos, (a los corales) no les llega tanta sedimentación. Tienen buena penetración de luz, se mide lo que es el pH, la temperatura, la oxigenación, la salinidad, entonces son sitios ideales para hacer estos cultivos”, apuntó.
Para gustos...colores
Según nos explicó el experto, hay diferentes formas de hacer estos cultivos, cada una con sus características específicas.
“Hay distintos tipos de guarderías, nosotros utilizamos las tipo árbol, tipo tendero, arañas y plataformas.
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Pero, vamos a poco a poco, explicando cada una.
Las tipo árbol es como ver una antena de tele de las viejitas.
“Básicamente, se ponen los corales colgando. Usamos cuerdas y un nudo de pesca y, en cada rama del árbol, metemos ahí los coralitos guindando.
“No sé, se ve como un árbol de Navidad”, dijo entre risas.
El tipo tendero, como su nombre lo dice, es como un tendero de ropa.
“En una estructura rectangular o cuadrada, se tiran líneas en medio y, en vez de poner prensas, usamos nudos para amarrar los corales. Ahí metemos 100, 200, 400 corales.
“En el tipo plataforma, se usan unas galletas de cerámica o cemento, en las que se pegan los corales con un pegamento especial de secado rápido.
“Por su parte, las estructuras de araña, son justamente eso, unos tubos que se acomodan en forma de araña y los corales se adhieren a las “patas” para que crezcan”, explicó el experto.
Nuevo hogar
Ahora que los corales están creciendo, es momento de pelar el ojo porque en cualquier momento hay que trasplantarlos, pero, ¿cómo saben los expertos cuándo es hora?
Y aquí el tamaño sí importa.
“Para trasplantarlos, tienen que tener más del doble del tamaño inicial. Por ejemplo, si lo sembramos de tres centímetros, lo ideal sería que tengan siete u ocho centímetros para trasplantarlos.
Eso sí, moverlos no es tan sencillo como ponerlos en un lugar y listo. Las condiciones tienen que ser ideales.
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“Lo ideal es que sea un sitio donde hubo o haya corales. Tiene que hacerse un diagnóstico previo para ver que las condiciones que los mataron en un inicio ya no persistan o que la calidad del agua sea buena.
“Y, si todo es favorable, ahí sí trasplantamos las colonias de corales ya maduras al fondo marino”, añadió.
En solo un año que lleva este proyecto de Isla Tortuga que, dicho sea de paso, celebró su aniversario el pasado domingo 8 de junio, han logrado plantar 1.050 nuevas colonias de corales.
Y, según aseguró Rodolfo, apenas están comenzando.