El templo donde asiste Fabricio Alvarado tiene dos pisos, un escenario, un salón grande, una pequeña tienda y muchos feligreses que cantan, alaban y aplauden a Dios.
Para conocer un poco más al candidato presidencial de Restauración Nacional me fui a dar una vuelta, el domingo anterior, a la iglesia que va Fabricio.
El Centro Mundial de Adoración queda en el corazón de Tibás, 300 al norte de la entrada norte de Plaza del Valle, donde está Masxmenos.
Fui al culto de las 10:30 de la mañana, Fabricio no estaba, no sé si habrá ido al de las 3 de la tarde, o en la noche, al culto de las 7, o tal vez, por las carreras de la campaña electoral no asistió.
Al entrar me recibe una mujer de bonita figura, joven y con potente voz da un concierto lleno de energía, con canciones dedicadas a Dios. Allí, en el escenario, hay un rótulo grande que dice: "Jesucristo, Rey de las Naciones".
La mujer canta en vivo y la banda que la acompaña suena bien, acorde a la situación. Dos guitarras eléctricas, una acústica, un tecladista y dos mujeres más hacen coros, mientras la cantante da muestra de una voz clara y limpia. La música es un rock – pop agradable.
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Al lado, un grupo de muchachas muy jóvenes bailan al son del rock. Todas sonríen y lucen sus vestidos morados, con un talle ancho a la cintura. Se nota que disfrutan lo que están haciendo.
Estoy en la última fila del piso de abajo. Una señora delante mío extiende las manos, mira hacia arriba y canta. En ese momento me percato que hay dos monitores a cada lado del salón con las letras de las canciones, son como un karaoke. Son tres canciones, seguidas, tres inyecciones de energía que llegan al alma de cada uno de los asistentes.
La música termina. El ambiente queda como eléctrico. “Necesitaban esta energía”, dice la mujer que toma el micrófono, mientras los últimos acordes aún suenan de fondo.
La mujer habla. ’¿Quiénes vienen por primera o por segunda vez?, dice. Observo dos manos levantadas a mi derecha, una más al centro y un par a la derecha. ‘Bienvenidos’, dice la mujer. ‘Están en su casa. Manténganse visibles porque tenemos un regalito para ustedes’.
Entonces, se aproximan colaboradores del culto y entregan a los nuevos feligreses un vaso con una bebida y una pequeña oración.
En ese momento pienso que de verdad los evangélicos hacen sentir bien a sus invitados, son buenos anfitriones, se los quieren ganar con una buena impresión.
Allanan diezmo
La mujer vuelve al escenario y dice algunas palabras bonitas, de motivación, de unión familiar y prepara el camino para diezmar.
“Vamos a pasar a recoger el diezmo”. Entonces, un grupo de personas, que están enttre los feligreses, agarra los ofrenderos y pasan por las filas.
‘¿Doy o no doy?’, me pregunto. Más como una reacción al temor de miradas indiscretas. Pero no es tan así. Las personas pasan y muchos no dan. Y no pasa nada. Cuando llegan donde mí, no siento la congoja de ser el único que no aportó a la causa.
Supuse que la mayoría dan billetes porque no sonaba nada al caer al fondo de la bolsita hasta que vi a una señora que echó un papelito. A lo mejor con una petición escrita, a lo mejor con billetes dentro.
Luego, como en un cine, anuncian un espacio para anuncios comerciales que proyectan sobre el escenario. Promueven un campamento juvenil, a cinco mil colones, una actividad para hombres y otra para mujeres, con chifrijo incluido y muchas otras cosas. Son más de quince minutos de comerciales.
En uno de esos aparece Pavlo Chaves (así con uve), hijo de Ronny Chaves, quien también hará una actividad donde habrá tres invitadas de lujo, una de ellas será Laura Moscoa, esposa del candidato presidencial Fabricio Alvarado.
Luego de eso, anuncian un mensaje por audio de Ronny , el líder espiritual del templo y de Fabricio Alvarado, que se dice en Brasil. Dijo a sus pastores que le dieran énfasis al convencimiento de los feligreses para la actividad de las velas por Costa Rica, que estaba programada para este viernes 23 de marzo.
Finalmente, un pastor, de traje entero, con buen verbo, termina con un largo discurso, habla de la Biblia, de hacer el bien, de cambiar de actitud, de tener a Dios en el corazón.
Es un mensaje de buenas intenciones, positivo y la gente aplaude, ríe, alaban a Dios. En un momento el pastor invita a la banda de rock al escenario y hacen una transición entre su discurso y una canción.
El tema empieza como una balada y va subiendo de intensidad, conforme pasan los minutos. Es una alabanza muy, pero muy larga, de al menos doce minutos. Tiene varios cambios de ritmo y varios estribillos. Es una canción fácil de cantar, bonita. Muchos abren las manos, otros cierran los ojos y los acordes empiezan a bajar su intensidad.
Casi dos horas y media después de haber iniciado el culto, salen los primeros del templo, se quedan los que están con la canción en los labios y en el corazón. Otros aplauden. ’Que tengan un domingo lleno de energía, una semana llena de paz”.