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Julio Melgar, el cantante por el que miles oran por su sanación: conozca su historia

Artista guatemalteco padece la enfermedad desde octubre del 2017

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En octubre del 2017, al cantante cristiano guatemalteco Julio Melgar le diagnosticaron cáncer de páncreas. Desde entonces, ha luchado contra la enfermedad gracias al apoyo de su familia y amigos y al poder de la oración de miles de seguidores en todo el continente.

El 11 de marzo anterior, se realizó en tierras chapinas el evento “Unidos con Julio Melgar: una noche de adoración y oración”, una actividad en la que estuvo el cantante Bani Muñoz, uno de sus mejores amigos y en donde los participantes donaron dinero para costear el tratamiento médico del también pastor.

Además, desde el 20 de marzo y hasta el 3 de abril se lleva a cabo una cadena de oración en varios países, en la que se pide por la sanidad de Melgar. El movimiento tiene como finalidad que los más de 13 mil miembros activos se unan durante 13 días, a la 1 p.m. a orar 13 minutos por la salud del intérprete.

De cerquita

Bani Muñoz también es guatemalteco y comparte la misma pasión por la música que Julio Melgar. Se conocieron hace 20 años y desde entonces, siguen unidos por el mensaje que desean llevar a través de sus canciones.

“Unos amigos nos presentaron y en ese momento lo invitamos a que fuera nuestro guitarrista. Con el paso del tiempo él logró formar su carrera como cantante y eso nos ha mantenido unidos al día de hoy”, agregó el intérprete vía telefónica desde Colombia.

Muñoz se mostró orgulloso de su amigo. Sin pensarlo, define a Melgar como humilde y con un gran corazón. Explicó que su personalidad le ha abierto muchas puertas y lo considera un gran músico.

“Julito es uno de mis mejores amigos. La amistad es tan fuerte que nos hemos ayudado con algunas canciones, a ambos nos gusta la música gospel y hasta nos hemos prestado ropa para las portadas de algunos de nuestros discos.

“Vivimos en Ciudad de Guatemala, pero en zonas muy opuestas y la distancia no es impedimento para visitarnos y conversar de los recuerdos, las cosas que pasan y tratar de no pensar en la enfemerdad”, agregó.

Melgar es padre de tres hijos y adora las pupusas que le prepara su esposa Eugenia. Es aficionado al fútbol, le gusta la guitarra y cualquier situación se la toma con calma.

“Una vez casi perdemos un vuelo, yo estaba dentro del avión y tuve que salir a buscarlo porque él estaba buscando un regalo para su esposa. A pesar de la preocupación, nunca perdió la sonrisa”.

Sigue luchando

Bani expresó que la enfermedad de su amigo los ha fortalecido. Agregó que sigue bajo tratamiento y todos los que le conocen esperan que Dios pueda hacer el milagro.

Lo llama constantemente y lo reta a no perder la fe. Dice que a veces se cansa, siente dolor y se angustia por no estar bien. Sin embargo, es respetable y admirable la forma en la que enfrenta todo.

“Como persona, Julito me ha enseñado que, pese a las circunstancias, no pierde la humildad en el servicio a Dios. Siempre se mantiene enfocado escuchando la voz de Dios y la fuerza para creer en cualquier situación.

"Hace unos días lo visitamos y tuvimos un tiempo de adoración impresionante. Nos pusimos a orar y verlo cantar después de un tiempo fue un refrigerio espiritual para todos”, manifestó.

Animado

Sin que Melgar lo pida, sus amigos y colegas se han unido para apoyarlo. Aseguran que lo que él ha sembrado se ha visto recompensado, pues no solamente se unen a través de las oraciones sino organizando eventos para apoyarlo económicamente.

“Todo sale de las iglesias locales y de otros países, la gente ora por él y por la unidad del cuerpo de Cristo. Él siempre soñó con la unidad del cuerpo de Cristo y aunque no pensaba que el precio que pagaría por eso sería la enfermedad, afirma que su situación demuestra lo que puede hacer la fe”, aseguró Bani.

El cantante suspendió sus giras para darle prioridad a su tratamiento. El 11 de marzo hizo una pausa y se presentó en el evento organizado para él.

En un breve mensaje aseguró que a veces se siente angustiado, pues nunca imaginó que no iba a tener voz para adorar.

“Un día te sientes con la fe de un león y otros con la de un gatito. Pese a eso, Dios no se enoja, pues asegura que nos está enseñando. Hace unos días estaba en la casa, sentía mucho dolor y mis hijos me ayudaron a subir las gradas. Me llevaron a la cama y los veía como no me hablaban de la muerte, me hablaban de la vida”, afirmó.

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