Consejo de Gobierno en Cartago debió hacerse a puerta cerrada

Fiesta estuvo marcada por por las barricadas de metal y la presencia de la policial

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Lo que debió ser la primera fiesta patria del presidente Carlos Alvarado al lado de los cartagineses se convirtió en una ceremonia protegida.

El temor a que algunas personas hicieran desorden en la Vieja Metrópoli llevó a que el desfile de faroles se hiciera con barricadas que separaron al presidente y a sus ministros de otras personas, que miraban de lejos.

Las autoridades habían colocado vayas metálicas para impedir el paso hasta donde estaban el presidente y sus ministros.

Algunos toparon con suerte y lograron tomarse un selfi con el presi y la primera dama, como don Alfonso Jara, un vecino brumoso que le apretó la mano a Alvarado y lo felicitó por la firmeza con la que enfrentó la primera semana de huelgas contra el plan fiscal.

“Vivimos en una democracia donde los sindicatos tienen derecho de manifestarse sin afectar las necesidades de los demás ciudadanos”, aseguró Jara a La Teja.

Ese sentimiento fue el que motivó al gobierno a no suspender la actividad y, como es tradicional, la tarima estuvo a las puertas de la municipalidad.

El Consejo de Gobierno se hizo en las instalaciones de la muni, bajo la constante protesta del maestro de ceremonias que advertía que la alcaldía no estaba de acuerdo en que la actividad fuera a puerta cerrada. Tradicionalmente se ha hecho a la vista de los ciudadanos, pero la situación de huelga en el país obligó a hacer los cambios.

La celebración empezó puntual, a las 6 p.m., con la sirena que anticipó el canto del Himno Nacional.

Vecinos que no quisieron ser identificados tenían sus propias quejas por tener que vivir la celebración desde lejos.

Los reproches iba al gobierno, por un lado, y a los sindicatos por el otro; en lo único que estuvieron de acuerdo es en que se necesita hablar para llegar a una solución.

Aunque el Consejo de Gobierno sesionó dentro de la municipalidad, en la calle siguieron los actos culturales mientras llegaba la antorcha.

Casi al mismo tiempo que se apagaron los tambores de una banda que desfiló empezó el aguacero, que obligó a los estudiantes a refugiarse en las sillas de los invitados especiales, las únicas que estaban bajo un toldo.

Mientras el Consejo de Gobierno sesionaba, afuera los bailes típicos competían con las protestas de un grupo de manifestantes del Frente Amplio y Vanguardia Popular que gritaban, bajo la lluvia, ¡cárcel a los evasores!

Pese a su esfuerzo por opacar la actividad la música de la tarima llamó más la atención de quienes celebraron a pesar del agua.