¡Hola! Me llamo Isabella, soy una abeja tica, nacida en los cerros guanacastecos, con un zumbido medio bravo (no por gusto, así nos criaron). Hoy les vengo a contar, con antenas paradas y corazón lleno de esperanza, algo que está revolucionando nuestros panales en Costa Rica.
¡Imaginate! Nos llegaron 166 reinas nuevas, ¡de Chile! Sí, sí, cruzaron cielo, tierra y mar para aterrizar aquí en abril pasado, justo a tiempo para el Día Mundial de las Abejas, que celebramos este 20 de mayo.
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Y no son cualquier reina, son reinas mansas, elegantes y muy, pero muy trabajadoras. Dicen que son de sangre europea, refinadas, productivas y nada bravas. O sea, lo opuesto a nosotras, las africanizadas, que estamos desde 1983 haciendo lo que podemos para sobrevivir en este clima tropical lleno de amenazas.
¿Por qué traer reinas chilenas?
Se los voy a poner claro: las abejas como yo, las africanizadas, somos defensivas, sí, pero es porque la vida aquí no es nada fácil.
Si sentimos un olorcito raro, tierra húmeda o el rugido de un animal, por ejemplo, ¡zas!, nos enojamos, en resumen, somos de mecha corta, bien chichozas.
No es por malas, es por precaución, por si las moscas, así nacemos por nuestras ancestras africanas.
Pero eso, lamentablemente, hemos alejado a muchos apicultores, porque manipularnos es más difícil que ver a Cartago clasificando a una final.
Hace años, Costa Rica era potencia en producción de miel. Incluso exportábamos porque las abejas ticas eran supermancitas.
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Cuando llegaron nuestras tatarabuelas africanizadas, se mezclaron con las europeas mansas que trajeron los colonos por allá en el siglo XIX, y ahí se formó la bronca.
El resultado: colmenas agresivas, vacas y gallinas que salen muy picadas en los ataques, vecinos asustados y una baja tremenda en la producción. Tanto así que desde 1985 empezamos a importar miel. ¡Una vergüenza para nosotras!
A calmar panales
Por eso, desde la Cámara Nacional de Fomento de la Apicultura, liderada por don Alfredo Herrera, se pusieron las pilas. Después de mucho papeleo con Senasa, con las autoridades chilenas, y hasta con Panamá, lograron lo impensable: una importación legal, masiva y planificada de abejas reinas. ¡La primera en más de 20 años!
Yo no sé si ustedes entienden lo que eso significa, pero para nosotras es como recibir una inyección amanza locos.
Estas reinas, tipo Apis melífera, son mansas, dóciles, y sobre todo, ¡súper productivas! Una sola reina vale 75 dólares (casi 40 mil colones), y ya hay apicultores en las 7 provincias que las compraron.
Don Alfredo, que tiene más de 200 colmenas en Guanacaste, compró tres. Dice que lo hace por amor al arte, y porque ya está harto de que lo piquemos cuando solo quiere darnos una manita.
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“Estas reinas nuevas están en proceso de adaptación. Algunas tal vez no aguanten el calor, otras el estrés del viaje, y puede que una que otra no sobreviva. Pero las que sí lo logren, serán las madres fundadoras de una nueva era para nosotras las abejas ticas.
“Los apicultores están esperanzados. La idea es que las hijas de estas reinas se crucen con las nuestras y logren colmenas más mansas, más fáciles de manejar y con mayor producción. Eso sí, el cambio no será de la noche a la mañana. Dicen que hasta el 2026 podremos medir bien los resultados, cuando llegue la próxima cosecha de miel”, explica don Alfredo.
Y si todo sale bien, puede que volvamos a ser exportadoras de un sabroso y mieloso oro líquido, y que cada tico tenga garantizado su medio kilito al año de miel que consume, pero que sea miel bien tica, nada de tener que traerla de afuera.
Reto dulce
El último censo del Ministerio de Agricultura y Ganadería, en 2022, confirmó que tenemos 39 mil colmenas en el país, con una producción media de 18 kilos por colmena. Guanacaste y Puntarenas lideran, pero en todas las provincias hay apicultores luchando contra viento, aguijones y mala fama.
Y es que no es fácil ser abeja hoy en día. Entre pesticidas, incendios forestales, expansión urbana y cambios de clima, nosotras hacemos milagros para polinizar cultivos, mantener los ecosistemas vivos y, de paso, producir la miel que tanto les gusta a los ticos.
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Zumbido chileno
Como buena abeja tica, me emociona pensar que este pequeño gran paso puede significar una revolución en nuestro mundo.
Queremos seguir volando, polinizando, produciendo. Queremos paz, no guerra. Queremos zumbidos de alegría, no de advertencia.
Así que este 20 de mayo, si ve una abeja, no le tire una chancleta, es mejor que nos cuiden. A nosotras dennos flores, respeto y espacio. Y si tiene chance, dele gracias a esas 166 reinas chilenas que vienen con el aguijón lleno de esperanza.
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Porque, aunque no tengamos corona, sin abejas no hay vida. Y eso, ni el más bravo de los zánganos lo puede negar.
Las 166 abejas reina salieron de Chile en avión, hicieron escala en Panamá y luego continuaron viaje a Costa Rica, por eso, se tuvo que coordinar con las autoridades de ambos países. Ya estando aquí pasaron a revisión médica con Senasa para confirmar que no trajeran enfermedades exóticas. Salieron el lunes 21 de abril y ya el martes 22 estaban en Costa Rica y el miércoles 23 de abril fueron entregadas a los apicultores.
— Desde Chile