Nacional

Cuando nos mandaron huesos de animales en vez de los restos de Juan Santamaría

Los huesos eran de pollos, perro o caballo, pero nunca humanos

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Uno de los engaños más grandes de la historia nacional se dio el 10 de abril de 1981, hace ahora 37 años, cuando se dijo que se traían al país los restos de Juan Santamaría, el héroe nacional fallecido en Rivas en la lucha contra los filibusteros.

El comandante Daniel Ortega, entonces coordinador de la Junta de Reconstrucción de Nicaragua, hizo entrega al presidente de la República, Rodrigo Carazo, de una urna donde se suponía que estaban los restos del Tamborcillo alajuelense y otros héroes de la gesta de 1856. Aquello alegró mucho a los patriotas.

Al día siguiente se realizaron los actos tradicionales en Alajuela y la urna fue llevada al Museo Juan Santamaría, en esa provincia.

La prensa hizo una cobertura a la altura del acontecimiento y las autoridades nacionales estaban orgullosas porque al fin se podría honrar de otra forma al Erizo.

Una nota del periodista de La Nación Hubert Solano decía en su introducción que al fin, luego de 125 años, Juan Santamaría estaba en su tierra.

Sin embargo, semanas después se dio a conocer una noticia terrible. En la urna no había huesos humanos, eran de perro, gallina, caballo, de todo menos humanos. Parecía una broma, pero no lo era.

El descubrimiento fue un golpe durísimo para Costa Rica y causó más de una discusión. La Teja conversó con algunos protagonistas de aquellos hechos, como doña Estrella Zeledón viuda de Carazo (primera dama en ese período); Alfonso Chase, vicepresidente de la Asociación de Autores de Obras Literarias, Artísticas y Científicas de Costa Rica de entonces y con el periodista Hubert Solano, quien cubrió el hecho.

Chase fue el principal gestor de que se descubriera el fraude pues, según recuerda, un informante de Nicaragua le avisó semanas antes lo que preparaban los sandinistas.

“Desde Managua me dijeron que era una farsa. Impugné que se realizaran honores militares y religiosos en la Asamblea Legislativa y en la catedral. La caja (donde llegaron los supuestos restos) era preciosa, pero tenía huesos de animales y se denunció que era una farsa del gobierno sandinista y un engaño al presidente Carazo”, recordó el escritor.

Según don Alfonso, el informante le dijo que el ‘genio’ detrás de semejante engaño era el comandante sandinista Tomás Borge (fallecido el 30 de abril del 2012).

“La intención inicial era establecer lazos de amistad y poder decir que Nicaragua había devuelto los restos”, recuerda Chase, pero el fraude no ayudó mucho que digamos.

En la nota publicada por La Nación en 1981 hay una declaración de Chase en la que ofrece los servicios de la asociación que él encabezaba para hacer los estudios antropológicos de los huesos.

“A mí me iban a mandar a pegar un tiro, se enojó Carazo, se enojó José Rafael Cordero (ministro de la Presidencia). Fue un pleito horroroso. ¿Quién iba a creer que eran los huesos de Juan Santamaría?”, dice el escritor.

Doña Estrella cuenta que la noticia también causó dolor en su familia.

El periodista Huber Solano cuenta que la noticia de que los restos eran falsos y que todo obedecía a un fraude fue muy dolorosa para el país y para la prensa que cubría Casa Presidencial.

“Fue un tremendo bofetón a todos los costarricense. Lo que más dolió fue que el Gobierno de Carazo ayudó a los sandinistas a más no poder", añade.

“Algunos historiadores le dijeron a Carazo que hiciera la gestión para traer los restos de Juan Santamaría a Costa Rica para que no estuvieran en Rivas. Allí los habían tirado a todos en una fosa común. Juan no tenía ningún rango militar. Carazo hizo la solicitud y le dijeron que sí. José Rafael Corder participó en eso", comentó.

“Lo del fraude se dio como un mes después y se hizo un escándalo. Los que cubríamos Presidencia le echamos tierra al asunto para que no se hiciera más burumbún de la cuenta”, detalla Solano.

Eso explica porqué en la prensa de la época no se ve un despliegue de notas sobre el tema como cuando los "restos" llegaron a Costa Rica.

Añadió que se hizo una nota periodística para dar cuenta de lo ocurrido, pero no se volvió a hablar del asunto y se culpó al gobierno sandinista del hecho “Nunca vi una carta de disculpa al respecto”, dice.

Es que probablemente no la hubo.

Franklin Arroyo

Franklin Arroyo

Periodista egresado de la Universidad Federada. Integra el equipo de Nuestro Tema de La Teja. Trabajó en el Periódico Al Día, corresponsal del diaro Marca para Centroamérica y editor de la revista TYT del Grupo Eka.

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