Si usted cree que elegir el directorio de la Asamblea Legislativa es complicado porque cuesta que los 57 diputados se pongan de acuerdo, ahora imagínese que lo hagan los 133 cardenales que elegirán al nuevo papa.
Se habían convocado 135 cardenales electores, pero dos están enfermos, así que no podrán asistir.
El cónclave para elegir al sustituto del papa Francisco iniciará el 7 de mayo. Según informó el medio de comunicación BBC, la primera tarde del cónclave solo habrá una ronda de votación, pero luego, los cardenales pueden votar hasta cuatro veces cada día.
Para elegir a un nuevo papa se necesita una mayoría de dos tercios, es decir, 88,6 o prácticamente 89, y eso puede llevar tiempo.
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Cada cardenal pone su voto en una papeleta que dice: “Elijo como Sumo Pontífice a” y agrega el nombre del candidato que eligió.
Tres asistentes del administrador de la Santa Sede, llamados escrutadores, cuentan los votos a medida que los leen en voz alta. Luego las papeletas se queman.
Si se alcanzan los votos necesarios en la chimenea, empieza a salir humo blanco, sino humo negro, y se repite el proceso de votación.
Si el cónclave completa su tercer día sin llegar a una decisión, los cardenales pueden hacer una pausa para un día de oración.
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A partir de entonces, cada siete votaciones pueden tomar un descanso.
Si luego de 33 rondas no hay elección, se organiza una ronda entre los dos candidatos más votados. Pero siempre se necesitan dos tercios de los votos para ser elegido papa.
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El cónclave más largo de la historia duró dos años y nueve meses, y comenzó en 1268, tras la muerte del papa Clemente IV.
Pero tras varios cambios en las reglas para agilizar el proceso, la duración media de un cónclave desde principios del siglo XX ha sido de tres días. El más largo, en 1922, duró cinco.
Tanto el papa Francisco como su predecesor, Benedicto XVI, fueron elegidos después de dos días.