Nacional

Cuatro millones después... el tico millón está pura vida

Nació en la casa con ayuda de una partera en Tronadora de Tilarán, ese pueblo ya no existe

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Helbert Núñez Artavia nació el 24 de octubre de 1956 a las 5:55 de la mañana. Su mamá, doña Elisa Artavia (q.d.D.g.) dio a luz en la casa con la ayuda de una partera, la cual mandó a llamar su papá, don Antonio Núñez, con uno de sus hermanos, Fulvio, quien también ya falleció.

Puede ser que para usted Helbert no signifique nada, pero para la historia de Costa Rica es importantísimo, es el niño millón, , según lo confirmó en aquella época la Dirección de Estadística y Censos.

El 26 de octubre de 1956, don Antonio se fue a inscribir a su hijo a la delegación de policía de Tilarán, el oficial Abraham Pérez fue el encargado de recibirle la información. Helbert fue el quinto de siete hermanos, cuando él vino al mundo su mamá tenía 37 años y el tata 39, ella vendía comida y él era sastre.

José Figueres Ferrer, don Pepe, era el presidente de Costa Rica y su esposa, doña Karen Olsen, fue una de las más alegres con la llegada de Millón, de hecho, hasta el día de hoy ambos son amigos y conversan de vez en cuando.

El 5 de noviembre de 1956 se oficializó que el bebito de Tronadora de Tilarán era el habitante un millón del país.

Celebración nacional

El país se volvió loco con Millón, su nacimiento fue celebrado en todos lados. Radio Atenea (ya no existe), hizo un concurso esperando ese nacimiento y trajeron a la familia a San José, los hospedó en en el lujoso hotel Balmoral.

Regalos iban y venían, la Compañía Bananera le dio tremendos pocotones de comida, Fuerza y Luz le dio a la familia un bono de mil colones que era un platal en aquella época; la tienda El Globo le regaló un canastón de comida.

Le regalaron manteca y la leche por un año, incluso, Figueres Ferrer le ofreció una casa amueblada, un carro y una beca completa para que jamás se preocupara con los estudios de la escuela y el colegio… don Pepe nunca cumplió nada de eso, Millón sigue esperando lo prometido.

“Al año de mi nacimiento nos pasamos de Tronadora al centro de Tilarán, ahí viví hasta los siete años, fue una época linda, en la cual jugaba con mis primos de todo: quedó, escondido, bolinchas, trompos, yoyo, rayuela, mecate, en fin, fue una infancia preciosa en una Costa Rica que ya no existe”, nos contó Millón, porque desde que nació todo el mundo le dice así, solo su mamá siempre le dijo Helbert.

A la capital

La familia de Millón dejó Tilarán para llegar a la capital.

Recordó que un día de marzo, cuando tenía todavía seis años, mientras estaba mejengueando en la plaza de de la urbanización El Bosque (ahora Colonia Kennedy) escuchó un escándalo tremendo y era un helicóptero, en el cual venía nada más y nada menos que el presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy (asesinado en su país el 22 de noviembre de 1963).

“Recién pasados a San José se nos metieron a robar a la casa, por eso nos fuimos rápido para Alajuelita, carretera a San Felipe, ahí viví hasta los 15 años porque nos pasamos a La Aurora de Heredia, donde viví hasta los 23 años”, comentó Millón, quien ha vivido en diferentes partes del país, e incluso, en Nueva Jersey, Estados Unidos, del 2000 hasta el 2017.

“En mi casa me enseñaron a ganarme la vida trabajando, cuando murió papá yo estaba en sétimo de colegio (en el Roberto Brenes Mesén de Hatillo 2) y a partir de ahí he hecho de todo: repartí pan, fui mensajero, como 20 años fui taxista, en Estados Unidos trabajé reparando techos y en lo que se tuviera que hacer, he sido siempre un breteador”, comentó.

Millón es un tico de la pura cepa, ama el café con leche, el gallopinto con dos huevitos fritos y unas buenas tajadas de plátano maduro y como buen tico, se vino de Estados Unidos por lo mismo que se viene la mayoría de costarricenses, mucho frío.

“El tico cinco millones nacerá en una Costa Rica demasiado distinta a la que yo nací… y siendo sincero me quedo con aquella Costa Rica, era todo más sencillo, más natural y menos estresante. Ahora para vivir hay que dejar la vida trabajando.

"Le deseo lo mejor de lo mejor al tico cinco millones, pero le toca duro, muy duro”, dijo el tico un millón.

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