Este año nos dejaron sin la Feria del Tamal en el parque de Aserrí, una decisión absurda y a la que no le encuentro sentido.
La tradición de los tamales es de Aserrí, la gente va todos los años fielmente a pesar de las limitaciones de espacio en el parque central de esta comunidad porque siempre es un gusto comerse el tamalito ahí, en los poyos frente a la iglesia.
Mejorar las condiciones en cuanto a parqueo y comodidad les va a pasar factura a los organizadores con respecto a las ventas, porque si uno va con la familia en el carro se pagan ¢4.000 solo de parqueo y si se suma un tamalito por cada uno de los cinco que caben en el carro la broma no bajaría de los ¢10.000 que antes se pagaban solo por los tamaleros.
Ojalá me equivoque y la gente no se agüeve y deje los tamales amontonados en Pedregal.
Antonio Bonilla
Abandono mortal
Es una pena la forma en la que terminó la vida de los tres adultos mayores que murieron este lunes quemados cerca de La Sabada dentro de un ranchito, debido a un incendio, pero lo que más duele es saber que muchas personas también están viviendo en la calle y corriendo peligro.
En estos casos es secundario juzgarlos por los motivos que los llevaron a vivir en esas condiciones, ya que es más importante reflexionar y buscar una forma para que la gente de la calle retome su vida de manera sana y productiva.
Es urgente crear programas que permitan restaurar la dignidad de las personas que viven en la calle, de nada sirve llenarles la barriga si van a seguir viviendo en esas condiciones.
Andrés Calderón