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Doctor de cuidados intensivos: “El día más triste fue cuando tuvimos cuatro fallecimientos”

El médico Marco Vinicio Boza nos cuenta cómo han sido estos nueve meses de pandemia en una UCI

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“Hemos tenido días felices en la pandemia, pero el más triste sin duda fue cuando tuvimos cuatro fallecimientos, casi que en fila, uno detrás de otro. Hemos tenido días buenos, difíciles, muy agotadores. Días en que poco a poco lográbamos sacar pacientes de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) para pasarlos a otros salones, cuando de pronto el Ministerio de Salud anunciaba que había un rebrote y teníamos seis ingresos nuevos, eso es agotador, frustrante y triste. Mucha gente cree que esto es broma, que no sucede, pero no saben el dolor de la gente ni de los pacientes”.

Esas son palabras del doctor Marco Vinicio Boza, quien ha vivido la pandemia del covid-19 en primerísima fila, ya que es médico de cuidados intensivos en la UCI del hospital Calderón Guardia.

Él nos atendió para contarnos cómo se vive la terrible enfermedad en esas unidades que han estado cerquita de saturarse por los aumentos de casos. Eso sí, al puro inicio nos dejó algo muy claro: las UCI no son lugares a los que las personas entran con una sentencia de muerte, todo lo contrario.

“Aunque suene idealista, las UCI no son la antesala del cielo, son centros de esperanza. El paciente que ingresa tiene posibilidades de recuperación. Si el paciente es evaluado por un intensivista y se determina que la posibilidad de recuperación es lejana o no tiene posibilidad de recuperarse, debe ser enviado a cuidados paliativos u otro tipo de manejo.

“La persona que entra a la UCI tiene que ser recuperable, para eso hay criterios y la experiencia clínica. Solo deben ser recuperables, la edad no importa, mucho menos el género o la condición social”, explicó el doc, quien tiene más de 35 años de experiencia y que se ha especializado en países como Japón, Estados Unidos e Italia.

Claro, se trata de pacientes que, pese a tener chances de recuperarse, están graves por una enfermedad (en este caso por el virus), por una cirugía o un accidente, por lo que la muerte es algo común en esos salones, sea en tiempos de pandemia o no.

“La muerte es nuestro acompañante a diario, sea por covid o no. Quienes oyen que en UCI mueren personas nos preguntan que cómo vivimos con esa tristeza, pero les decimos que la muerte es tan natural como el nacimiento. Se hace todo lo que se puede, pero cuando vemos que la muerte es inminente, acompañamos a la persona, aliviamos su miedo y dolor, buscamos la compañía de la familia cuando se puede, o ahora con una videollamada o una grabación.

“La muerte no representa un fracaso. En la UCI hay que tener sentimientos, humanismo, compasión, calidad altísima y hacer las cosas de la forma más correcta, habrá quien llora con el paciente, pero no hay dejar que el dolor lo derrumbe”, explicó Boza, a quien seguro lo han visto muchas veces en tele pues es el vocero de la Caja en temas covid.

- ¿Cómo es ser médico de cuidados intensivos en una pandemia?

No hay un cambio formal (comparado a lo que habitualmente se vive en una UCI), seguimos enfrentando pacientes que tienen un peligro inminente de muerte, seguimos teniendo que evaluar quién ingresa y quién no a partir de criterios de recuperabilidad, de que pueden salir adelante con el tratamiento correcto.

Sí hay más peso familiar-emocional ya que, a diferencia de antes, las familias no pueden visitar a los pacientes, eso hace que los médicos debamos estar llamando. Nos ha cambiado un poco las reglas, pero esencialmente no cambia nuestro papel.

- ¿Cómo es el vínculo con los pacientes covid?

El vínculo con este tipo de pacientes se modifica porque los profesionales de salud nos podemos enfermar, por lo que tenemos que protegernos más al entrar al cubículo, debemos estar más atentos a los protocolos de seguridad. El paciente en UCI casi nunca habla, casi siempre está inconsciente, conectado a un ventilador mecánico, pero cuando va en proceso de recuperación se le retira el tubo y ya es capaz de conversar.

Sabemos que esa persona está sola porque su familia no puede ir, entonces procuramos que el acompañamiento supla un poco el cariño y el calor humano.

- ¿Qué siente cuando un paciente con covid logra recuperarse y sale de la UCI?

No tiene idea la alegría que uno siente, es una satisfacción que llena el alma y el corazón, uno dice: “¡Qué belleza!”. Yo le doy gracias infinitas a Dios.

Pero no es diferente a lo que sentimos cuando cualquier paciente de UCI se recupera, nosotros tenemos una dinámica de trabajo y tratamos de acercarnos al paciente y a la familia desde una perspectiva emocional, psicológica y espiritual.

- Cuéntenos un caso de una persona recuperada...

Me avisaron de Limón que uno de mis amigos estaba en una situación económica difícil y aumentó 30 kilos. Luego me contaron que tenía covid y me puse detrás de la jugada. Lo pegaron a un ventilador y pidieron traslado al Calderón. Estuvo mal, le íbamos a hacer una traqueostomía, pero un día de tantos vimos que el corazón y la presión empezaron a mejorar, y la condición pulmonar también. Le dimos la salida y lo primero que hizo cuando lo sentamos en la silla de ruedas para sacarlo del hospital, fue darnos las gracias de una manera tal que todo mundo quedó conmovido por la gratitud que se le sentía.

Otro día recibimos a un paciente de lejos, lo internamos en UCI y empezó a mejorar, hasta que lo pasamos a salón general. Iba que radiaba alegría, el personal sonreía y decía que valía la pena. Luego fue enviado a su hogar y la alegría de la familia fue tal que organizó una fiesta con cimarrona, todo mundo llegó a felicitarlo, ruptura total de burbujas. Uno dice: “¡Que ganas de matarlos!, ¿cómo se les ocurre?”, pero esa es la alegría que te hace perder perspectiva, respondes según tu corazón.

- Ya son 9 meses de pandemia, ¿cómo hace para descansar física y mentalmente?

Dichosamente mi perfil laboral incluye labores de salud, vocería y de bioética, entonces a veces me salgo de la UCI para evaluar situaciones bioéticas o estudiar casos, que me sacan del mundo covid.

Cuando no estoy en eso, la lectura es mi pasatiempo favorito, también la música y compartir con la familia. En mi casa, cuando estoy fuera de guardia, se saca la mejor vajilla y el mejor vino, o hasta una botella de champán, se celebra en familia, se prepara algo rico de comer. Lo que me interesa es compartir con mi familia y mis pacientes, que son una fuente inagotable de satisfacción y retos.

Me encanta mantener una comunicación por WhatsApp, tengo ínfulas de escritor, todas las mañanas mando un pequeño texto con alguna reflexión, haciendo un llamado a vivir la vida, a disfrutar cada día, la familia, los amigos.

- ¿Ese agotamiento sí ha afectado a sus compañeros?

Médicos y enfermeras han dado muestras de agotamiento, entonces los hemos sacado, los mandamos a vacaciones. Hay algunos muy conmovidos e impactados con la cantidad de muertes. También gente que ha perdido a un familiar o un amigo. En las últimas semanas hay más médicos enfermos, que incluso han fallecido por covid, eso no deja de tener un peso importante para nosotros como gremio y como seres humanos.

- Al compartir a diario con la muerte y por la gravedad de casos que atienden siempre, ¿podemos decir que un médico de UCI estaba preparado para enfrentar esta y otras pandemias?

Tiene toda la razón. Si hay algo cierto en la formación de los intensivistas, es que tenemos una preparación constante contra eventualidades como esta y lidiamos a diario con la muerte. Los profesionales de UCI hemos sido preparados desde siempre para enfrentar las pandemias.

- ¿Qué enseñanzas le deja la pandemia?

Que la humanidad puede ser espantosamente individualista y egoísta, que hay gente maravillosamente compasiva y solidaria, que hay momentos en que solo trabajando en equipo se sale adelante. Solo vamos a superarla trabajando como un equipo país. Del bienestar de todos depende mi bienestar. Me queda claro que las personas que no se cuidan, lo hacen sin pensar que eso puede provocar la muerte de una persona cercana.

- ¿Un mensaje para los que andan como si nada y ya están planeando pachangones para Navidad?

El covid sigue con nosotros, la pandemia no ha terminado. Hemos sido exitosos protegiendo a los grupos vulnerables, pero todavía existe la responsabilidad y la necesidad del compromiso. Debemos ser consecuentes con lo que hemos vivido. Aunque hay vacunas en el horizonte, el problema sigue acá, protegerme significa proteger a los demás, tengo que ser responsable.

Ricardo Silesky

Ricardo Silesky

Periodista y bachiller en Filosofía y Humanidades. Se desempeña en la sección Nuestro Tema. Antes colaboró en la sección de deportes de La Nación y La Teja.

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