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Doctoras orgullosas de sus botas de hule

No tienen problema caminar hora y media entre barro y ríos para poder atender a su gente de Acosta

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Dos doctoras de la Caja se ponen botas de hule todos los días para caminar entre barro y ríos, hasta por hora y media, y así poder cumplir con el programa de visita domiciliar de la Clínica del Dolor y Cuidados Paliativos de Acosta.

Karla Beckberger González, de 43 años, vecina de Tres Ríos, quien tiene 18 años de trabajar para la Caja, y la doctora en enfermería Melissa Calderón Ureña, de 29 años, con 7 años de servicio y de Palmichal de Acosta, son quienes todas las mañanas se van en un pick up hasta donde la carretera se los permita y cuando el camino se pone rudo, se bajan y comienzan a caminar.

Karla Beckberger González, de 43 años, vecina de Tres Ríos, quien tiene 18 años trabajando en la Caja y la doctora en enfermería, Melissa Calderón Ureña, de 29 años, con 7 de servir en la Caja y de Palmichal de Acosta, son quienes todas las mañanas, con sus botas bien puestas se van en un pick up hasta donde la carretera se los permita y cuando el camino se pone rudo, se bajan y comienzan a caminar y así poder cumplir con el programa de visita domiciliar de la Clínica del Dolor y Cuidados Paliativos de Acosta.

“Hacemos lo que nos gusta, trabajar y visitar pacientes que requieren de nuestras atenciones y lo mejor de todo es que nuestro servicio lo damos en sus propios hogares”, aseguran las dos breteadoras que no se arrugan ante nada.

El pasado 22 de octubre, cuando las dos funcionarias se levantaron muy temprano y le pusieron bonito para visitar las comunidades de Turrujal, Lagunilla, Sanillas y Las Limas de Acosta, este último pueblo se ubica a hora y media de San Ignacio, distrito cabecera de Acosta.

Karla Beckberger González, de 43 años, vecina de Tres Ríos, quien tiene 18 años trabajando en la Caja y la doctora en enfermería, Melissa Calderón Ureña, de 29 años, con 7 de servir en la Caja y de Palmichal de Acosta, son quienes todas las mañanas, con sus botas bien puestas se van en un pick up hasta donde la carretera se los permita y cuando el camino se pone rudo, se bajan y comienzan a caminar y así poder cumplir con el programa de visita domiciliar de la Clínica del Dolor y Cuidados Paliativos de Acosta.

"Estoy muy orgullosa de ser parte de la familia de la Caja y me alegra recorrer las comunidades más apartadas de Acosta. Prestar atención a personas con necesidades médicas y sociales son la mayor gratificación que puedo recibir.

“Mi trabajo significa todo porque me encanta la zona rural y estar en contacto con los usuarios en su hogar es fabuloso. Mi compañera y yo palpamos el dolor de la gente y nos ponemos en los zapatos de nuestros pacientes”, contó la doctora Beckberger González, quien sale de su casa a las 5 a. m. todos los días para estar puntualmente a las 6:55 a. m. en su lugar de trabajo.

Karla Beckberger González, de 43 años, vecina de Tres Ríos, quien tiene 18 años trabajando en la Caja y la doctora en enfermería, Melissa Calderón Ureña, de 29 años, con 7 de servir en la Caja y de Palmichal de Acosta, son quienes todas las mañanas, con sus botas bien puestas se van en un pick up hasta donde la carretera se los permita y cuando el camino se pone rudo, se bajan y comienzan a caminar y así poder cumplir con el programa de visita domiciliar de la Clínica del Dolor y Cuidados Paliativos de Acosta.

"Tengo un año de estar en el programa de Cuidados Paliativos y no cambio por nada esta experiencia. Me siento una funcionaria más humanizada, con más experiencia y he despertado un gran apego por los pacientes.

“Me siento satisfecha porque sé que estoy haciendo bien la encomienda que tengo en la Caja. Trabajar al servicio de la gente de zona rural es lo mejor que me ha pasado como profesional de la Caja. Esto de ponerme las botas, ensuciarme y llegar hasta donde los pacientes, me hace sentir útil”, contó Melissa.

La Caja tiene 59.300 funcionarios a lo largo y ancho del país, distribuidos en sedes de ebáis, unidades administrativas, áreas de salud y hospitales.

Karla Beckberger González, de 43 años, vecina de Tres Ríos, quien tiene 18 años trabajando en la Caja y la doctora en enfermería, Melissa Calderón Ureña, de 29 años, con 7 de servir en la Caja y de Palmichal de Acosta, son quienes todas las mañanas, con sus botas bien puestas se van en un pick up hasta donde la carretera se los permita y cuando el camino se pone rudo, se bajan y comienzan a caminar y así poder cumplir con el programa de visita domiciliar de la Clínica del Dolor y Cuidados Paliativos de Acosta.

Algunos como las doctoras Beckberger y Calderón se ponen las botas, hay otros funcionarios que deben subirse a una lancha y otros a aviones ambulancia para hacer traslados aéreos.

Redacción

Redacción LT

Redacción La Teja

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