La Tamalera Manuel Corrales de Aserrí es diferente. Tiene algo que la hace particular desde que uno llega a la entrada y cuando uno pasa, lo comprende mejor: los tamales los hacen a la antigua, o sea, a la leña.
“El tamal hecho con leña sabe mil veces mejor”, es lo primero que nos dijo doña Mónica Corrales, hija de don Manuel, fundador de la fábrica y quien falleció hace tres años. Él le heredó a sus cuatro hijos el arte de hacer tamales artesanales.
“Todo el proceso es con leña: la cocinada de la masa, de la carne, los olores y ya cuando se va a cocinar el tamal hecho, también es en leña, eso garantiza ese saborcito tradicional costarricense que tanto le gusta a la gente y que tanto nos diferencia”, explica doña Mónica.
Algo de razón debe tener la hija de don Manuel, porque para este mes la herencia de su padre les permite hacer unas cuatro mil piñas de tamales por día… ¡y no dan abasto con los pedidos!
De pronto nos encontramos con doña Ana Mora Corrales, quien tiene 59 años y hace tamales desde los 10, o sea, tiene casi 50 años de experiencia en el tema y es parte de la empresa familiar aserriceña.
“Yo me escapaba de la escuela para que me enseñaran a hacer tamales y desde siempre me enseñaron que la esencia de los tamales es la masa. Usted puede tener la mejor carne del mundo, los mejores ingredientes, pero si la masa no sabe a nada, el tamal no se disfruta. La masa lo es todo.
“Para hacer la masa se ocupa amor y sazón, amor para que la masa logre llegar a su punto de sabor exacto y sazón para el gusto final. Yo comencé a hacer tamales cuando en Aserrí había solo tres tamaleras: la Valverde, la de Amable Monge y la Vencedora… ahora hay muchas”, comentó doña Ana.
El pasado miércoles 11 de diciembre, mientras unos 25 breteadores se fajaban duro a hacer los tamalitos, doña Ana nos dio un recorrido por la fabrica y pudimos comprobar que en verdad todo el proceso es a leña pura.
“Durante el año vamos guardando poquitos (de leña) en una bodega para la época de diciembre en que se ocupa mucha, todos los días y a cada rato”, dice la experta en tamales.
Y por supuesto, no podíamos irnos sin probar esos tamales a la leña. Desde que a uno se lo sirven ya huele diferente, se le hace agua la boca a uno. Agarramos Salsa Tica Tío Pelón, le echamos un buen pocotón y probamos aquella deliciosura que nos dejó impactados… ¡qué razón tiene doña Mónica! Un tamal a la leña sabe mil veces mejor.
Si quiere disfrutar de un tamal artesanal, con todos sus procesos manuales y la leña, llame al 2230-0687, el 8644-6254 y el 8502-9988.