Una cosa es montarse en la carreta y otra muy distinta, aunque relacionada, echarse los traguitos ya montado, pero en un caballo.

Eso lo vemos a veces en las películas, pero es posible en la vida real en el lindo cantón de Bagaces, en Guanacaste, específicamente en el bar Renur, que queda 300 metros al norte del parque.

Si usted no es del lugar y llega preguntando cualquiera la dará razón. Diga que busca el bar donde los jinetes tienen bandera blanca para entrar con sus rucos. Lo hacen para matar el calor con buena fría y comerse una boquita, que tienen fama de ser buenas. Y mientras los dueños se divierten, los animalitos descansan y están protegidos del sol o de la lluvia. Tampoco se pueden quejar.

El dueño del negocio es Cristian Rodríguez y nos contó que lo tiene desde hace 18 años y que ha sido todo un pegue.

Aunque a más de uno le sorprenda saber que en un bar permitan entrar con todo y ruco, los bagaceños lo ven como normal. Los guanacastecos tienen con los caballos una relación histórica. viene de la época en que la provincia estaba llena de enormes haciendas ganaderas y los sabaneros eran protagonistas.

El propietario del local añadió que no todos los días se puede llegar hasta la barra sobre los lomos del caballo: vale únicamente en fechas especiales.

“Solo lo permitimos dos veces al año, que es cuando se hacen los topes. en junio y en diciembre. Viene gente de todo el país y es algo bonito porque es muy tranquilo”, añadió.

Dice Cristian que en los demás días muchos llegan a caballo y se mandan una boquita o un fresco, pero lo hacen desde afuera.

“Tenemos una ventana y por ahí piden, no les damos cerveza ni tragos porque es prohibido vender en vía pública, entonces en eso nos cuidamos”, aclaró.

Caballos también toman

En Bagaces los caballos también toman, pero lógicamente no hablamos de tapis. Nos cuenta Cristian que ellos tratan a los rucos como reyes y los chinean de lo lindo.

“Les damos agua porque ellos también se cansan, nos preocupamos por el bienestar de los clientes, pero ahora también por el de los caballos”, dijo riendo.

Es por eso que fuera del bar tienen un “parqueo” y es allí donde los rucos descansan si su cliente decide no invitarlos a pasar.

“Luego, cuando ya se van a ir, lo desamarran y se van normal, como si fuera un carro”, añadió el dueño.

“La birra es más rica”

Alonso Monge, de 34 años, es cliente de Renur. Le gusta tomarse los tamarinditos al suave y cuenta algo que no estamos en condición de desmentir: a caballo la birra sabe mejor.

“Uno a veces se toma algo en la calle con el caballo, pero en un bar es diferente. La gente se acerca y se toma fotos con uno”, detalló.

Alonso cree que esta costumbre bagaceña no representa maltrato para los animales, más bien lo ve como parte de la cultura guanacasteca.

“A nosotros nos conocen por ser sabaneros, aquí andamos a caballo y es normal, lo que la gente debe entender es que nosotros somos los que más nos preocupamos por los animales”, dijo.

Panza llena, corazón contento

Rodríguez comentó que parte del pegue del Renur es que tiene esas tres be que todos buscamos en un buen barcito, o sea, que sea bueno, bonito y barato.

“Dos cervezas más una buena boca salen en cinco mil, eso sí, damos la comida como se debe, platos grandes, ricos y baratos”, añadió.

Una de las especialidades es la “sopa de rabo a la diabla”. De fijo es buena porque con solo el nombre dan ganas de probarla.

“Inventamos esa receta, es sopa de rabo de vaca, le echamos picante y a la gente le ha gustado mucho”, detalló el dueño.

Queda algo por saber del Renur: abre todos los días de 11 a. m a 2:30 a. m. Solo queda saber con detalle las fechas de los topes para darse la vuelta y ser parte de una linda costumbre de pueblo.