Nacional

Encontramos la única bandera tica ‘viva’ de las siete que Franklin Chang llevó al espacio

Franklin Chang tuvo a Costa Rica muy cerca en sus siete viajes fuera de la Tierra

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Cada setiembre los ticos ponemos los ojos de manera particular en nuestra bandera y entre nuestros símbolos nacionales tricolores hay uno especial.

El astronauta Franklin Chang salió de la Tierra siete veces y en cada misión llevó al espacio una bandera de Costa Rica. Nunca el nombre del país ha llegado tan alto.

Todas eran del tamaño de un celular promedio y le recordaban de dónde provenía y todo lo que superó para hacer realidad su sueño.

Chang explicó a La Teja que algunas de aquellas banderas las regaló, otras las guardó y solo tenía certeza de que una estaba “viva”.

“El objetivo mío no era regalarlas, era solamente llevar la bandera de Costa Rica, pero algunas deben estar por ahí, no estoy seguro si las regalé todas”, comentó.

“No recuerdo el año pero hubo una inundación en Houston (lugar donde vivía mientras estuvo en Estados Unidos) y nuestra casa se inundó, tuvimos que desalojar y perdimos muchas cosas que estaban en la planta baja, imagino que algunas de esas banderas que no regalé se perdieron”, añadió.

En el mes de la patria nos dimos a la tarea de investigar dónde estaba la bandera que, en palabras de Chang, seguía viva.

La encontramos en la sede central del Centro Cultural Norteamericano-Costarricense, en barrio Dent, en San Pedro de Montes de Oca. Chang llevó esta bandera al espacio en su tercera misión, que fue en el transbordador Atlantis, que despegó en Houston el 31 de julio de 1992 y aterrizó 8 de agosto del mismo año.

La bandera está bien cuidadita y en un cuadro de vidrio junto a varias fotos tomadas en aquella misión.

Guillermo Madriz, director del Centro Cultural, dijo que es un orgullo para ellos contar con esa bandera pues les recuerda a quienes la ven los grandes logros de nuestro compatriota.

Madriz reconoció no saber cómo ni cuándo llegó la bandera a ese lugar de estudios, pero sí sabe que la llevó el propio Chang.

Nos dijo que por mucho tiempo el cuadro estuvo en la biblioteca Mark Twain, en el mismo Centro, pero que por recomendación de un curador de telas la pasaron un lugar con menos iluminación y más fresco. “Se nos dijo que se podía desteñirse, entonces decidimos pasarla para evitar que le dañara”, comentó.

“La bandera representa mucho para nosotros y también la idea era cuidarla de que alguien se la llevara, así que decidimos hacer ese cambio hace dos años”, añadió.

Como mencionamos al inicio, la bandera no está sola. En el cuadro donde está también hay fotos de esa misión y un escudo original, bordado, de los que llevan los trajes espaciales.

“Hay un cartón con las firmas de los astronautas que participaron en este viaje. Aparece la firma de don Franklin y, como dato cuirioso, al escudo se le incluyó la bandera de Italia porque en la misión participó un italiano”, mencionó Madriz.

Años de relación

Antes de que Chang fuera astronauta se empezó a dar una relación entre él y el Centro Cultural Costarricense Norteamericano.

Según contó el propio Chang, siendo un joven, por allá de los años sesenta, llegaba a este lugar a escuchar un programa de radio estadounidense que se transmitía una vez por semana y que estaba relacionado con temas espaciales.

“Yo me sabía los nombres de todos los astronautas de ese momento porque los escuchaba en el programa. Una vez escuché un nombre raro y me pregunté quién era ese, resulta que siempre pensé que era un astronauta, pero es una clave que ellos mismos se decían en las misiones”, recordó con humor.

Chang participó en siete misiones espaciales con la NASA entre 1986 y 2002. Con 68 años, en la actualidad lidera la empresa Ad Astra Rocket, en Liberia, donde trabaja en un ambicioso proyecto, el del motor de plasma que pondría una nave en Marte en 39 días y no en ocho meses, como ocurre actualmente.

En el 2006, cuando se cumplieron treinta años del primer viaje, Chang recordó: “Me tomó por sorpresa. El disparo de un cohete es una aceleración muy violenta, llega a ser tres veces la fuerza de gravedad. Uno se siente aplastado en el sillón durante varios minutos. Es una sensación muy incómoda, como tener un gorila en el pecho, no se puede ni respirar”.

Trabajó durante 25 años para la NASA y es miembro del Salón de la Fama de esta agencia espacial desde mayo del 2012. Cuando se le hizo el reconocimiento dijo: "El tiempo corre y nunca para, y lo importante es utilizarlo bien. El tiempo no debe perderse. Yo les digo a los jóvenes que deben moverse, porque muchas veces pueden pasar mucho tiempo pensando qué pueden hacer y, mientras lo están pensando, el tiempo pasa. Y a veces lo importante es moverse, y se pueden ir acomodando en el camino”.

Nuestro compatriota acumuló 1.601 horas en el espacio, incluyendo 19 en caminatas allá arriba. Fue el primer astronauta latinoamericano y el 5 de junio del 2002 se convirtió en el segundo ser humano en salir siete veces de la Tierra en vuelos espaciales. Lo consiguió en la misión STS 111, en la cual visitó la Estación Espacial Internacional.

Bryan Castillo

Periodista

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