La vida de Naichel Solano Monge se complicó desde sus primeros 20 minutos de vida.
Ella nació de siete meses y medio y a los pocos minutos sufrió un paro respiratorio que le trajo secuelas irreversibles.
Esta guerrera ya cumplió cuatro años, tiene parálisis cerebral, autismo y se alimenta con sonda por su garganta, por lo que nunca ha probado ni el agua directamente en su paladar.
Como ya está más grande, el médico le indicó a su mamá, Isabel Monge, que debe pasarla a una cama especial, con colchón semiortopédico y protectores a cada lado, también semiortopédicos para protegerla de golpes, principalmente en su cabecita, durante una convulsión.
Un ebanista de buen corazón le regaló la mano de obra y le fabricó una con barandas de 1,55 metros de altura para que no se salga en una convulsión o en los pocos momentos en los que se sienta o se pone de pie solita.
La cama costó ¢380.000, y pese a que aún debe ¢150.000, ya se la entregaron por la urgencia de evitarle una deformidad en la columna a Naichel.
La valiente niña come cada tres horas por sonda y debe tomar seis medicamentos diarios dos veces al día, más antibióticos tres veces por semana.
La madre lava ropa ajena y en una semana buena logra reunir ¢20 mil, (¢80 mil mensuales); sin embargo, varios de los medicamentos que debe tomar Naichel no los da la Caja, por lo que se le van ¢50 mil al mes comprándolos.
También pasa haciendo rifas para juntar un poquito más de plata y comprar la comidita para ella y sus otros dos hijos, , uno de 19 años que está sacando bachillerato y una niña de 11 que está en la escuela.