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Escasez de anestesiólogos hace que estos especialistas sacrifiquen su vida personal

El doctor Alejandro Martínez contó su testimonio y deja claro que la cosa no es jugando

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El trabajo de los doctores muchas veces es muy sacrificado, pero el de los anestesiólogos gana por goleada.

Para que vea que la cosa no es jugando, en el 2019 había solo 274 de estos especialistas en todo el país.

Además, según un estudio hecho en el 2016 por el Centro de Desarrollo Estratégico e Información en Salud y Seguridad Social (CENDEISSS), para este 2020 habría una escasez de 130 anestesiólogos, por los que que quienes trabajan en esa área deben multiplicarse para satisfacer la demanda.

La bronca es que por tratarse de una especialidad muy compleja, no se pueden capacitar a la misma velocidad con la que se van necesitando.

Tal vez se esté preguntando por qué estos profesionales son tan necesarios. La respuesta es porque ellos son los responsables de ponerle la anestesia a todos los pacientes que son operados en un hospital.

“Tenemos que estar disponibles para una cesárea de ginecología, una fractura expuesta de ortopedia, una apendicitis de medicina general, una inflamación en el cerebro, emergencias pediátricas o hasta una de los ojos, en todas debemos participar”, explicó el doctor Alejandro Martínez, anestesiólogo del hospital Escalante Pradilla de Pérez Zeledón.

El médico, con 30 años de trabajar para la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), abrió su corazón y nos contó algunos detalles de su sacrificado trabajo.

“La especialidad de anestesiología lleva mucho sacrificio, pero evidentemente la escogí porque me gustaba y me sigue gustando mi trabajo. Debemos valorar el expediente del paciente y preguntar qué enfermedades padece y a partir de ahí decidimos cuál es la cantidad de anestesia que necesita para operarlo, porque su vida está en nuestras manos y en las del colega que va a intervenirlo”, contó el doctor Martínez.

El doctor llegó a trabajar hasta 32 horas seguidas, de siete de la mañana de un día a las cuatro de la tarde del día siguiente, esto cuando estaba de guardia y debía permanecer en el hospital, y nada de dormirse porque cualquier descuido puede ocasionar un accidente fatal.

Bien cerquita

Y aunque la modalidad de guardia es cansada por la extensa jornada, la de disponibilidad es tal vez más sacrificada, pues significa que el médico, después de cubrir su turno hasta las cuatro de la tarde, debe estar atento por si lo llaman en caso de que haga falta y por eso no pueden estar más allá de un rango de 30 minutos del hospital. Y con la escasez de anestesiólogos, es normal que los llamen.

“Muchas veces estábamos en la iglesia, en una reunión familiar en la casa, una fiesta o un almuerzo y debía salir corriendo al hospital porque me necesitaban. Otras veces les decía que mejor se fueran ellos y yo me quedaba en casa para no dejarlos botados o arruinarles el paseo”, recordó Martínez.

Eso sí, aunque todavía no son suficientes, su situación laboral ha mejorado mucho, pues el hospital de Pérez pasó de tener dos especialistas en este campo, a contar con seis, lo que permite rotar mejor los tiempos.

“Recuerdo cuando estábamos solo el doctor (Ignacio) Ramírez y yo, llegó un momento en que no habíamos podido sacar vacaciones y estábamos agotados. Le dijimos al director del hospital que ya no aguantábamos más y necesitábamos vacaciones. Las sacamos para quedarnos en casa descansando, incluso para que nuestras familias pudieran vernos. No fuimos a ninguna parte”, contó el doctor.

Criticados

Para ese tiempo, cuando eran solo dos, estaban de día por medio de guardia, lo que evidentemente les generaba salarios altísimos y eso despertó las críticas de los diputados.

“Muchas veces los diputados critican que nosotros ganamos un montón de plata, pero el salario es alto por la escasez de especialistas que hay y critican porque desconocen cómo funciona. No ven por qué tenemos que trabajar tantas horas. El dinero no es lo importante, ellos no saben el sacrificio familiar que hacemos estando tanto tiempo lejos de nuestros hogares. Es un precio muy alto el que se paga”, explicó el médico.

Cuando estuvieron sin poder sacar vacaciones, las familias de ambos demandaban la presencia de esos esposos, padres e hijos, a quienes ya casi no veían.

A Martínez, lamentablemente le costó su matrimonio, pues se divorció dos veces de la misma esposa por esa falta de tiempo para ellos.

“La gente no sabe el sacrificio social, emocional, familiar y el desgaste físico que hacemos diariamente en esta especialidad”, comentó.

Karen Fernández

Karen Fernández

Periodista con una licenciatura en Producción de Medios. Forma parte del equipo de Nuestro Tema y tengo experiencia en la cobertura de noticias de espectáculos, religiosos, salud, deportes y nacionales. Trabajo en Grupo Nacion desde el 2011.

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