Andrea Mora Solano, asistente dental, recibió una amarga carta el 5 de mayo, en la cual le informaron que le suspendían el contrato laboral por culpa del COVID-19.
Pero desde entonces, en vez de desanimarse, le puso más ganas a su emprendimiento: hacer rosarios para vender.
Desde hace año y medio esa vecina de Escazú comenzó a tantear cómo le quedaban los rosarios, pero le iba mal porque jamás llevó un curso, fue a puro YouTube que se la jugó, pero nada.
Un día en misa le pidió a Dios que le ayudara a poder hacerlos porque nada que lo lograba, entonces algo se le calentó en el pecho, volvió a ver encima del altar de la iglesia y notó como unas manos trabajando, lo sintió como la señal que necesitaba.
Llegó a la casa después de aquella eucaristía y en hora y media hizo el primer rosario que le quedó perfecto. El primero fue un rosario de madera, después le puso bonito a los de cristal y ahora domina perfectamente la técnica de ambos.
“Yo desde el principio le dije a Dios: ‘Señor, yo pongo el agua y tú la conviertes en vino’. Y así ha sido. Si bien yo ya había comenzado antes del coronavirus, era muy poquito lo que hacía. Pero la necesidad de verme sin trabajo y sin ningún ingreso, teniendo que pagar luz, agua, teléfono y alquiler de la casa, me empujó a meterme de lleno con los rosarios.
“Sería mentir si digo que desde mayo me ha faltado el dinero para cubrir mis gastos, no ha sido fácil, pero a punta de rosarios he salido adelante. Tengo todas mis deudas al día y estos rosarios, que yo les llamo bendiciones, me han generado dinero hasta para bendecir a otras personas, jamás lo imaginé. Incluso, he logrado ganarme en un mes lo que me ganaba como asistente dental”, nos comentó Andrea.
El emprendimiento de esta escazuceña se llama “Angels” (Ángeles) y ahora hace rosarios y pulseras de san Benito, el padre Pío, la Virgen de Los Ángeles, la Virgen de Guadalupe, en fin, el que usted necesite. Puede llamarla al 8328-6829. Los precios van de los 2.500 a los 5.000 mil colones.