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Estaban a 200 kilómetros del epicentro, pero lo perdieron todo en el terremoto de Nicoya

Este martes se cumplen once años del terremoto de Nicoya, estas son las historias de algunas de las 16 familias de Sarchí que lo perdieron todo

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Tan pronto el país vivió el terremoto en la mañana soleada del 5 de setiembre del 2012, las noticias comenzaron a llegar. La magnitud registrada fue de 7,6 y con epicentro en Sámara, frente a la península de Nicoya. Eran las 8:42 a.m.

Todo el mundo hablaba entonces del muy anunciado terremoto de Nicoya y las miradas estaban puestas en los daños que ocurrieron en esa provincia, sin la sospecha mínima de que 16 familias se habían quedado sin nada a doscientos kilómetros del epicentro.

Ricardo Garro, su esposa y sus dos hijos, estuvieron en la lista de damnificados. Su casa, la que tenían apenas un año y medio de haber estrenado, quedó inservible. Estaba en Calle Jerónimo Cubero, en Rincón de Alpízar, Sarchí.

¿Qué se iba a imaginar él que aquella salvaje explosión de la tierra, de menos de un minuto, realmente tenía a Nicoya como el epicentro? ¡Jamás! Apenas el piso dejó de estremecerse, él, sus familiares y todos sus vecinos, estaban convencidos de que su barrio, o al menos Sarchí, tenía que ser el foco principal del temblor.

Pero no, los expertos decían otra cosa, aún con la tremenda zanja que se abrió en esa comunidad y que pasó en medio de todas las viviendas destruidas.

La noche anterior, Ricardo había salido tarde de trabajar. Descansó unas horas, desayunó y en la mañana tenía planeado hacer un poco de jardinería y limpiar las canoas del techo de su casa, el mismo techo que minutos después quedaría a nivel de la tierra.

Este martes, al cumplirse once años de esa pesadilla, recordar esa mañana reabre una herida que seguramente él nunca sanará. “Uno se frustra por tener algo y a los segundos no tenerlo. Cuando se reacciona, cae la realidad de que lo que se tenía ya no está y se perdió”, expresó.

Familias de Sarchí recuerdan los daños y pérdidas a 11 años del terremoto de Nicoya.

Al volver a la casa, él y su esposa encontraron todas las paredes internas quebradas, el cielorraso caído y el patio con una grieta enorme, igual que el frente.

Todo lo declararon inhabitable y a Ricardo le tocó demoler su casa “a pura mano”.

“Mi esposa había pintado unos dibujos en el cuarto de los dos hijos y cuando yo estaba demoliendo esa parte, llegó Emanuel, el mayor, y me dijo: ‘Papi, eres malo, estás rompiendo mi dibujo y se fue en carrera, él no entendía. Ese momento me marcó”, relató.

Familias de Sarchí recuerdan los daños y pérdidas a 11 años del terremoto de Nicoya.

Y en esa triste historia, precisamente Emanuel protagonizó una anécdota. Su abuelita materna guardó un recorte de un artículo que La Teja publicó el día siguiente del terremoto.

En la publicación se informaba que el niño de cinco años “soñaba con volver a tener pececitos”, porque todos murieron por el socollón. Incluso, en la foto aparece Emanuel y detrás de él un funcionario del Ministerio de Salud que terminaba de llenar la orden de desalojo de la casa.

Ahora, con 16 años, el adolescente también rememora la tragedia. “Estaba en el kínder, nos estaban dando una charla cuando comenzó a temblar durísimo. Las estanterías se caían, la maestra nos sacó al patio y el muro ya se había caído. Unos chiquitos lloraban y otros estaban muy asustados, fue un ambiente muy feo”, recordó.

De sus pececitos, recordó que el último que murió lo tuvo tres días en una taza plástica y que un médico del hospital de Grecia que leyó el artículo de La Teja le mandó un pez beta azul, con todo y pecera.

Familias de Sarchí recuerdan los daños y pérdidas a 11 años del terremoto de Nicoya.

¡Para nunca olvidar!

El barrio de la familia de Ricardo nunca será el mismo. Ya no está la casa de Danilo Rodríguez, otro afectado en Sarchí. Él estaba trabajando cuando un sobrino corrió a buscarlo. Las noticias eran confusas porque al arribar a su casa, la fachada de la vivienda estaba como si nada. La historia adentro era otra.

“Solo el frente quedó intacto, se veía bien, pero veía mucha claridad. Abrí la puerta y me di cuenta que no solamente había perdido la casa, se fueron los electrodomésticos, una pared le cayó a un juego de comedor y lo partió en dos, las 2 pantallas se despedazaron”, dijo.

Literalmente, la casa se partió a la mitad. Al momento del terremoto, la zanja se abría y se cerraba, tanto que toda la ropa y los zapatos de Danilo y su entonces esposa cayeron en la grieta y se quedaron solo con lo que andaban puestos.

“Un geólogo llegó y metió un aparato en esa zanja, como sesenta metros y no tocó fondo. Fue muy impresionante, momentos muy amargos”, dijo el sarchiseño de 50 años de edad.

Y el relato de Dinia Cordero, su vecina, resulta igual de sorprendente. Ella estaba en la casa con sus hijas, quienes se alistaban para ir al trabajo. “Fue un momento muy traumático, ver cómo la tierra se tragaba prácticamente lo que nos costó tener tantos años. Ver cómo se rajaban y se abrían las grietas”, contó.

“La verdad pensamos que nos tragaría la tierra, sonaba muy feo, no podíamos caminar porque el movimiento tan fuerte nos botaba, terminamos golpeadas. A pesar de los años, lo recordamos con mucha angustia y mucho dolor”, narró la madre.

Así fue el día en que la fuerza de la tierra acabó con todo lo que tenían 16 familias sarchiseñas, quienes vivían a doscientos kilómetros del epicentro del terremoto.

Keneth Rojas Barrantes

Keneth Rojas Barrantes

Periodista con 20 años de experiencia en televisión, radio y prensa escrita, en medios como Al Día, La Nación, Noticias Repretel y Canal 9, donde laboró como jefe de redacción.

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