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Estilista embellece por dentro y por fuera a sus clientas

“Nana” también le tiende la mano a jóvenes de Pérez Zeledón que buscan superarse

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Gerardina Solís es una valiente mujer de 45 años que desde pequeñita le tocó vivir situaciones muy duras, pero eso lejos de derrumbarla la hizo más fuerte y ahora se dedica a darle consejo a sus clientes y se convirtió en la “mamá” de 15 muchachos.

Nana, como es conocida, es una estilista oriunda de Pérez Zeledón, pero desde hace 11 años hizo vida en Alajuela.

“Tuve una infancia difícil, desde los seis años fui abusada por siete miembros distintos de mi familia hasta los 13 años. A los 14 años me casé y tuve mi primer hija, por lo que dejé de estudiar.

"Luego tuve dos hijos más y cuando mi esposo nos dejó tenía 22 años, tocó salir adelante y empecé a hacer los cursos de belleza y abrí mi propio salón, primero en mi casa en Pérez Zeledón.

"También tuve uno en Buenos Aires de Puntarenas antes de venirme para Alajuela”, explicó la empunchada mujer.

Con 26 años, se fue a Estados Unidos a trabajar limpiando oficinas, en construcción, como salonera, en lo que fuera para hacer dinero, pero comprendió que por más bien que ganara, el estar junto a sus hijos era lo más importante y se regresó dos años y medio después para instalarse en la Ciudad de los Mangos.

Antes de abrir su salón en Alajuela, comenzó a trabajar en uno en Curridabat, pero lo que ganaba se le iba en pases. También iba todos los lunes a Probelleza en Mozotal de Goicoechea a sacar nuevos cursos, por eso, decidió lanzarse al agua.

Gracias a todo lo que ha vivido aprendió a escuchar y se volvió en una consejera para sus clientas, a quienes deja bellas por dentro y por fuera.

“Desde que veo entrar a una clienta por la puerta, soy capaz de leer su lenguaje corporal y con solo mirarles los ojos puedo comprender que tipo de persona es y si le pasa algo. Las estilistas somos un poco de sicólogas, doctoras y amigas, por eso trato de hablarles para que tengan la confianza de compartirme lo que les pasa y poder aconsejarlas”, contó Nana.

“Yo les doy los buenos días, les pregunto cómo amanecieron y una vez una clienta con solo eso rompió en llanto porque dijo que nadie nunca la había tratado así, ni de su familia y le dije que fuera ella misma, que hiciera lo que a ella la hiciera sentir bien, sin pensar en lo que le dirían los demás”, recordó Nana.

Brinda servicios de estética, masaje, faciales, depilaciones además del manicure, pedicure, tintes, cortes y tratamientos para el cabello.

Dios ha sido quien le ha permitido salir adelante todos estos años y con su testimonio trata de animar a sus clientas, mostrarles que no importa lo que estén atravesando.

“Terminó siendo una sanidad interior, muchas personas han conocido a Dios a través de mi persona. Quiero llegar a ser una mujer que inspire a otras”, explicó Nana.

Además asegura que le gusta brindar buena calidad en sus productos para garantizarle un buen resultado en los tratamientos que se aplican, dos de sus secretos para mantenerse a flote todos estos años.

“Todo lo que usted haga y siembre en la vida eso es lo que va a cosechar”, comentó.

“Mamá” de pezeteños

Otra característica que nos muestra el buen corazón de Gerardina es que desde que dejó su querido Pérez Zeledón para irse a Alajuela, le abrió las puertas a sus coterráneos para que se querían venir al Gran Área Metropolitana en busca de mejores oportunidades, el primero fue Carlos Abarca.

“Me traje a Carlos y consiguió trabajo como empacador en Automercado y hoy es el jefe de recibo del supermercado en Escazú y está terminando sus estudios en Administración de Empresas en la universidad”, recordó orgullosa.

Como él, muchos otros jóvenes pezeteños han contado con su apoyo, les da posada en su casa mientras logran salir adelante por sus propios medios. Ya suma 15 hijos “adoptivos”.

“Soy como la mamá de los chiquillos de Pérez Zeledón”, admitió la pulseadora estilista.

Actualmente hay uno de ellos viviendo con ella, Jefferson, quien le ayuda con los trabajos de construcción que requiere el salón.

Nana desea en un futuro abrir un albergue para niños en riesgo y abandono junto a sus hijas Yuliana, la mayor que estudió Enfermería y Gabriela que está concluyendo sus estudios en Trabajo Social.

“Sé lo que puede sufrir un niño abusado o maltratado, por eso tengo especial sensibilidad por ellos y por los adultos mayores, son poblaciones que me conmueven mucho”, recordó.

Muchos creerían que está bien montada económicamente y por eso puede ayudar a otros, pero no, ella asegura que debe ser muy fácil ayudar cuando te sobra mucha plata y no como ella que no sabe si tendrá como pagar los servicios, alquiler o el salario de sus ocho empleadas.

Karen Fernández

Karen Fernández

Periodista con una licenciatura en Producción de Medios. Forma parte del equipo de Nuestro Tema y tengo experiencia en la cobertura de noticias de espectáculos, religiosos, salud, deportes y nacionales. Trabajo en Grupo Nacion desde el 2011.

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