Foto Letty cerró sus puertas la semana pasada, después de 60 años de capturar los mejores recuerdos de miles de alajuelenses.
El emblemático estudio fotográfico, ubicado en el centro de Alajuela, apagó sus flashes este viernes el 30 de agosto del 2019, luego de luchar por años contra la llegada de las cámaras digitales y de los teléfonos inteligentes.
Edgar Méndez, propietario de Foto Letty, comentó que el último trabajo que realizó fue el 5 de agosto pasado.
“El panorama empezó a cambiar hace veinte años, cuando comenzaron a salir las cámaras digitales. A partir de ahí la fotografía se dejó de ver como un negocio y fue cayendo poco a poco”, comentó.
Y así como ellos, otros estudios también perdieron la batalla contra los equipos digitales, mientras que otros vieron en esto una oportunidad para transformar su negocio y mantenerse vigentes al día de hoy.
De asistente a fotógrafa
Con 19 años, doña Leticia Arroyo (doña Letty como le llamaban de cariño) llegó a trabajar a un estudio fotográfico como secretaria. Allí, además de las tareas administrativas, aprendió el arte de la foto y dos años después, en 1956, su patrón le comentó que dejaría el negocio y le ofreció vendérselo por ¢300, lo que ella aceptó.
En 1958, Edgar Méndez llegó de San Ramón a la catedral de Alajuela para participar del bautizo de su ahijado y, para tener un recuerdo de ese día, acudió al estudio más cercano, allí conoció al amor de su vida.
“Yo le pedí a mi comadre que fuéramos a buscar un estudio. Y allí conocí a doña Letty. Ya para ese entonces ella se dedicaba al negocio y cuando nos casamos, en 1963, yo dejé mi trabajo en el MAG (ministerio de Agricultura) para ayudarle”, comentó don Edgar.
El estudio se mantuvo por 60 años, pero en los últimos 20 la cantidad de clientes que iban por una foto del primer añito de su hijo, de la primera comunión o de una boda disminuía considerablemente.
“Recuerdo que cada ocho de diciembre, día de la Inmaculada Concepción, se hacían las primeras comuniones y en esos días las filas eran de cien metros o más. Al finalizar la misa, los papás traían a los chiquillos a tomarse la foto del recuerdo. Conforme llegaron las cámaras digitales esa tendencia desapareció”, expresó don Edgar.
Con nostalgia, su hijo Juan Carlos reconoce que no fue fácil la decisión que tomaron.
“Mantuvimos el negocio pese a los cambios, como un medio de distracción para papá, pero desde el mes de mayo vimos que ya no era sostenible, porque eran más los gastos que los ingresos. En este mes mi papá solo hizo dos trabajos y eso habla de la necesidad de cerrar. No fue fácil, porque este negocio nos dio de comer por años, pero además pensamos en su seguridad y por eso conversamos con él y tomamos la decisión de cerrar el negocio”, afirmó Juan Carlos.
De los más cachés
Claro que el caso de don Edgar y Foto Letty no es único.
En 1953, Manuel Vílchez fundó el Studio Suzanne y en 1960 crea el estudio Fotográfico Vílchez.
Por años, ambos fueron de los estudios más reconocidos de San José y personalidades como Pepe Figueres fueron a inmortalizar su retrato en este negocio.
“Mi papá se formó como fotógrafo en Venezuela y estableció primero el Studio Suzanne, en la avenida Central, donde se ubicaba la botica Mariano Jiménez. Allí había tres estudios simultáneos, era uno de los más grandes que ha tenido el país”, afirmó Ricardo Vílchez, hijo de don Manuel y quien heredó el negocio de sus padres.
Ricardo comentó que por muchos años sus papás mantuvieron a flote el negocio. Doña Suzanne Navamuel colaboraba con las tareas de administración y pintaba las fotos a mano, con acuarelas.
“Las fotos se hacían en blanco y negro, con papeles especiales y luego se sometían a color. En un sábado podíamos hacer 18 fotos de bodas y 55 de comuniones. Era otro mundo, la gente buscaba fotos de calidad y no les importaba esperar horas a que llegara su turno, mientras que tuvieran la foto que querían”, manifestó.
Vílchez recordó que con la llegada de las cámaras Polaroid (instantáneas) el panorama comenzó a cambiar. Asegura que en los años ochenta la gente iba tomándole otro sentido a la fotografía y en 1986 decidió comenzar a hacer libros fotográficos. Sus estudios cerraron en el año 2000, porque menos gente recurría allí a tomarse una foto.
“Extraño y me duele que la gente no valore la calidad de la fotografía. Ahora todo se hace digital, pero para lograr una foto se requiere más que una cámara o un teléfono. Hoy la gente busca una buena foto, pero no quiere pagar por ella y todo cuesta, y en lo personal me gusta seguir brindando trabajos de calidad”, expresó.
Sigue en la lucha
Foto Real tiene una historia más recientes, abrió sus puertas en 1999 para revelar rollos fotográficos y 4 años después inauguraron su estudio. Este negocio se ubica diagonal al parque La Merced, en el puro centro de San José.
Douglas Guido, su gerente general, comentó que con el paso de los años se han mantenido gracias a los productos personalizados que venden, como jarras, relojes, broches y también por los precios que ofrecen a los clientes.
“Antes revelábamos hasta quince mil fotos por día. Ahora, en un día bueno, imprimimos dos mil fotos, porque muchas personas creen que al tener las imágenes en un teléfono o en la computadora no se van a perder y no toman en cuenta que los equipos se pueden dañar”, afirmó.
Guido aseguró que todavía le llevan rollos para revelar, pero todos los equipos que usan para tomar las fotos son digitales.
“En nuestro caso la gente sigue buscando el estudio porque es una forma de garantizarse un recuerdo. El cliente es más exigente que antes, sobre todo en lo que se refiere a tiempos de entrega y muchas veces por el tema del precio”, comentó.
Douglas manifestó que tienen muchos problemas con sesiones al aire libre.
“Muchos fotógrafos sin especializarse hacen paquetes al aire libre y la gente los escoge por los precios, pero cuando ven el producto final se desilusionan, porque el resultado no fue el esperado y entonces piden ayuda para ver si se pueden retocar”, contó Guido.
El fotógrafo cree que uno de sus pilares es la calidad y por eso ha logrado sobrevivir.
“A la gente le sigue gustando la foto clásica y nosotros damos lo que el cliente pida. Siempre adecuamos el estudio a lo que desean las personas y muchos buscan copiar lo que ven en redes sociales”, finalizó.