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Eugenia Cartín: una fiebre del brete

La señora de la grabación de Tigo confesó que trabaja 16 horas al día

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Es un hecho que doña Eugenia Cartín estaba "tra-ba-jan-do" cuando hace varios días le armó una bronca a un empleado de la empresa Tigo durante una llamada telefónica que ocurrió en marzo, pero luego se filtró en redes sociales en abril y armó un burumbúm. 

No era para menos, ya que le mantuvieron el servicio interrumpido por tres días y debía cumplir con su labor.

Esta señora, de 72 años, pasa breteando casi todo el día, ya que trabaja un promedio de 16 horas diarias haciendo traducciones, una labor que le encanta al punto que aún no ha pensado en pensionarse.

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Doña Eugenia, quien vive en Chepe, estuvo hasta tercero año en el cole Saint Clare. Luego la mandaron a estudiar a Gringolandia, donde terminó la secundaria y sacó un bachillerato en Francés y Administración de Empresas. Regresó a Tiquicia y estudió en la UCR, pero no sacó una carrera, así que se puso a bretear desde que tenía 20 años. Ella atendió La Teja en la oficina de su abogado Rodolfo Alvarado, en barrio González Lahmann para dar detalles su vida, ritmo de trabajo y la importancia que tiene el servicio de Internet en su labor.

– Algunos lectores de La Teja la denominaron como la trabajadora del año, ¿qué piensa al respecto?

– Eso lo dejo en manos de ustedes, yo toda mi vida he trabajado, sin buscar reconocimiento. Me interesa quedar bien con el cliente.

– ¿En qué consiste su trabajo?

– En traducir, pero no es para nada tedioso porque cada documento es diferente y las personas  con las que uno trata también son diferentes. Algunos son más precisados y me dicen: 'me urge que me traduzca diez páginas para ya', pero es difícil en diez minutos, otros piden 50 páginas para mañana y otros se quejan porque el servicio es caro y piden que les haga precio.

– ¿Qué tipo de textos traduce?

– Documentos legales, certificados de nacimiento, documentación para extranjeros, contratos, informes que producen los médicos para el Ministerio de Salud. Cada persona tiene su manera de matar las pulgas. Es una labor de mucho cuidado, por ejemplo, Salud exige formatos muy específicos y Dios guarde salirse de eso porque los rechazan.

– ¿Cuántos años lleva trabajando?

– Desde l965 trabajo como secretaria bilingüe, luego me independicé en 1981,  cuando salió un nombramiento para una traductora oficial.

– Usted se ha ganado una etiqueta de breteadora. ¿Cuántas horas trabaja al día?

– De ocho de la mañana hasta la medianoche (16 horas).

– ¿Cómo es un día normal para usted?

– Me levanto a las cinco de la mañana y voy a misa a las siete de la mañana todos los días, luego desayuno y me siento a trabajar. La oficina está en mi casa, así que saco un rato para caminar como de media hora, después almuerzo, luego atiendo a la gente por teléfono. Termino a la medianoche.

– ¿En qué momento descansa?

– A eso de la medianoche.

– ¿Duerme poco?

–Tres horas, aunque los domingos me levanto a las ocho o nueve de la mañana.

– ¿Es adicta al trabajo?

-–Siempre lo he sido.

– ¿Saca vacaciones en algún momento?

– Normalmente una vez al año (no especificó cuántos días), especialmente en diciembre cuando todo está cerrado. A veces viajo y si me quedo aquí visito a mis  amistades.

– Imagino que cuando empezó a trabajar no tenía un horario tan pesado. ¿En qué momento comenzó a trabajar tantas horas?

– Era secretaria bilingüe y salía a las cinco de la tarde, pero en ese tiempo ya traducía y no iba a agarrar horas de mi trabajo para eso, así que me iba para la casa y traducía. Estoy acostumbrada a este ritmo desde siempre.  

– ¿Alguna traducción ha sido diferente o la ha sacado de la rutina?

– Se me viene a la mente unas que hice hace un par de años, de Tigo precisamente. Un socio estadounidense tenía que venir y finiquitar unas cosas, dejarlas listas para su sucesor. Tuve que hacer traducciones muy diferentes a las habituales.

– ¿En qué idiomas traduce?

– Inglés, francés y español.

- ¿Habla algún otro idioma?

– Entiendo italiano y portugués, pero no para trabajar, aunque sí para una conversación. 

– ¿La situación que vivió con Tigo le ha generado algún trabajo?

– Es temprano para decirlo, pero la gente cuando ven a un profesional así (comprometido) busca lo novedoso y escribe o llama para saber cuánto cotiza uno por un trabajo, esperando que uno regale el trabajo.

– ¿Usted cobra caro por lo que hace?

– Nos regimos por un reglamento.

– ¿Entonces gana bien?

– Sí, no me quejo.

– ¿Ha pensado en pensionarse?

– Y ¿para qué? (Interviene el abogado Rodolfo Alvarado), quien explica: 'ella no tiene derecho a pensión, porque es una persona a la libre, como los abogados, que para pagar las deudas y vivir tenemos que trabajar. No queda más'. (Eugenia retoma la respuesta). Es cierto, somos como los abogados,  trabajamos por servicios profesionales, como un médico independiente, no el que depende de la Caja.

– ¿Pero tienen que pagar por una pensión?

– Sí claro, pero no es lo mismo que una pensión de la Caja o del Gobierno. (Alvarado vuelve a intervenir para indicar que es una pensión voluntaria).

– ¿A quiénes le trabaja?

– Le trabajo a abogados, registradores médicos, personas independientes, de todo un poco.

– ¿Por qué necesita con tanta urgencia Internet?

 Para todo, para investigar en línea. Solo en línea salen las cosas, hay que meterse a Yahoo, Google, lo que sea.  Además, si no hay Internet no puedo responder el correo, y a veces un cliente exige una respuesta rápida.

– ¿Entonces Internet es fundamental para su labor?

– Exacto, porque tengo que interpretar y se trata de documentos enteros. Y necesito saber los detalles, porque no puedo poner simplemente Martín se fue a la guerra, por ejemplo, ya que necesito saber ¿por qué se fue a la guerra?,¿con quién?, ¿a dónde?, ¿de qué país es?, ¿por qué  es tan importante que haya ido a la guerra? No es tan sencillo.

– ¿Qué puede suceder si se hace una mala traducción?

– Hay asuntos delicados como las paternidades o documentos comerciales muy complejos. Hace años se trabaja en adopciones independientes porque algunas madres querían abortar y les recomendaban que dieran a sus hijos en adopción, por lo que era una cadena. Hace años el Gobierno cerró ese portillo y solo el PANI puede hacerlo, pero hay asuntos legales muy  delicados. 

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Franklin Arroyo

Franklin Arroyo

Periodista egresado de la Universidad Federada. Integra el equipo de Nuestro Tema de La Teja. Trabajó en el Periódico Al Día, corresponsal del diaro Marca para Centroamérica y editor de la revista TYT del Grupo Eka.

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