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Familia despierta la tradición con faroles patrios hechos 100% a mano

Farianny Castro no para de hacer faroles desde mediados de julio y en esta temporada hará más de 200

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Desde el corazón de Pueblo Nuevo, Limón, una joven de 24 años está poniendo a brillar los faroles de la patria como nunca.

Farianny Castro Ulloa, estudiante de Administración en Recursos Humanos en la Ulicori, aprendió el oficio de manualidades de su mamá, Karla Ulloa Gaitán, quien comenzó el negocito hace unos 27 años.
Familia limonense despierta la tradición con faroles patrios hechos 100% a mano. (Cortesía/Cortesía)

Farianny Castro Ulloa, estudiante de Administración en Recursos Humanos en la Ulicori, aprendió el oficio de manualidades de su mamá, Karla Ulloa Gaitán, quien comenzó el negocito hace unos 27 años.

La carreta típica es uno de los faroles más pedidos

Entre risas y creatividad familiar, Farianny pasó de jugar a perfeccionar sus técnicas desde los 13 y para el 2015 ya estaba completamente metida en el arte de encender la luz patria.

Aunque el taller nació en Limón, sus faroles ahora viajan por todo el país: Puntarenas, Guanacaste y el Gran Área Metropolitana. ¿La clave? Las redes sociales que impulsaron la familia y llevaron sus diseños más allá del Caribe limonense.

Farianny Castro Ulloa, estudiante de Administración en Recursos Humanos en la Ulicori, aprendió el oficio de manualidades de su mamá, Karla Ulloa Gaitán, quien comenzó el negocito hace unos 27 años.
Farianny y su mamá, doña Karla, son emprendedoras y les encanta hacer los faroles. (Cortesía/Cortesía)

En casa, todos tienen bretecito: su madre aporta las ideas patrióticas como campesinos, guaria morada y símbolos nacionales; la abuelita, doña Rosalba, de 67 años, cose los muñequitos en crochet; y hasta una tía, Melissa, cuida a la hija de Farianny para que ella pueda avanzar. En total, este año van a superar los 200 faroles hechos por manos limonenses.

Los símbolos patrios también se vuelven faroles en este setiembre

Farianny y su familiar equipo se inspiran en imágenes que buscan en internet y pegando el teléfono a la pantalla logran sacar los diseños que después hacen en estereofón, papel celofán y pedacitos de tela.

Farianny Castro Ulloa, estudiante de Administración en Recursos Humanos en la Ulicori, aprendió el oficio de manualidades de su mamá, Karla Ulloa Gaitán, quien comenzó el negocito hace unos 27 años.
La carreta típica es pintada 100% por manos limonenses. (Cortesía/Cortesía)

Por estos tiempos, los faroles son encendidos con luces LED, más seguros que las candelas tradicionales.

¿El farol más difícil que hacen? Es la carreta típica, por los detallitos pintados a mano, al puro estilo de los artesanos de Sarchí. Incluso, le dicen algunos familiares que bien ya puede irse como artesana de carretas reales a Sarchí, ya que sus decoraciones son idénticas a las sarchiseñas.

Los animales como lapas y perezosos los piden como faroles

También están la lapa, el venadito de cola blanca, los capibaras (muy populares por estos días), el perezoso con chonete y otros ya clásicos. Incluso, han recibido pedidos curiosos: una culebra con chonete, un Stitch y un jaguar.

Farianny cumple 25 años en octubre y este negocio le sirve de aguinaldo adelantado.

“Como un bonito aguinaldito antes de diciembre”, dice.

La temporada alta empieza en abril y alcanza su pico en agosto, cuando comienzan los pedidos. El 14 de setiembre del año pasado estuvieron hasta las 5 p.m. entregando faroles. Después del 10 de setiembre ya no envían fuera de Limón, solo para vecinos.

Farianny Castro Ulloa, estudiante de Administración en Recursos Humanos en la Ulicori, aprendió el oficio de manualidades de su mamá, Karla Ulloa Gaitán, quien comenzó el negocito hace unos 27 años.
Definitivamente, los campesinos son de los más pedidos también. (Cortesía/Cortesía)

Entre estudios nocturnos, fines de semana llenos de manualidades y una hija de cuatro años, Kaia, que ya desfila con su propio farol (este año escogió el venadito de cola blanca), Farianny lleva adelante una tradición que combina luz, familia, talento y espíritu patriótico.

“El más fácil de hacer es el perezoso con chonete, ya lo hago con los ojos cerrados.

Farianny Castro Ulloa, estudiante de Administración en Recursos Humanos en la Ulicori, aprendió el oficio de manualidades de su mamá, Karla Ulloa Gaitán, quien comenzó el negocito hace unos 27 años.
De todo tipo de farol pide la gente, desde culebras con chonete hasta loras. (Cortesía/Cortesía)

“Me encanta hacer faroles porque me mantiene cerca de nuestra esencia de ser costarricenses, de nuestro orgullo por la patria y porque con cada farol se alegra un estudiante.

El Ministerio de Cultura explica que el desfile de faroles en Costa Rica inició en 1953, cuando después de la Guerra Civil de 1948, se da una especial importancia al rescate de los valores patrios.

El profesor Víctor Manuel Ureña Arguedas (1912-1995), director provincial de escuelas de San José, organizó oficialmente, en 1953, el desfile de faroles y encomendó a maestros y profesores de las escuelas y colegios, realizar esta actividad todos los años, el 14 de septiembre, a las 6 p.m., con el objetivo de inspirar el espíritu cívico, empezando por la niñez.

Farianny Castro Ulloa, estudiante de Administración en Recursos Humanos en la Ulicori, aprendió el oficio de manualidades de su mamá, Karla Ulloa Gaitán, quien comenzó el negocito hace unos 27 años.
Doña Rosalba, la abuelita, también le pone bonito a los faroles haciendo las piezas en crochet. (Cortesía/Cortesía)

“Según las fuentes consultadas por la historiadora Sonia Gómez Vargas, historiadora del Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural, del Ministerio de Cultura, ese primer desfile, tuvo una grandísima participación de niños de las escuelas josefinas (acompañados de sus maestros y papás), quienes alzando artísticos faroles, desfilaron por las calles de San José, con lo que llenaron la capital de alegría y fervor cívico.

Farianny Castro Ulloa, estudiante de Administración en Recursos Humanos en la Ulicori, aprendió el oficio de manualidades de su mamá, Karla Ulloa Gaitán, quien comenzó el negocito hace unos 27 años.
Nada más vean estas bellezas de tortuguitas hechas farol. (Cortesía/Cortesía)

“Posteriormente, debido a que los educadores fueron encargados de motivar este desfile, se fue extendiendo a otras comunidades y ha continuado como una tradición viva y patriótica en la que participan, tanto los estudiantes como sus profesores, padres y otros familiares, desde que se reúnen para elaborar el farol, como acompañando a los más jóvenes en el desfile por las calles ticas”, explica Cultura.

Farianny Castro Ulloa, estudiante de Administración en Recursos Humanos en la Ulicori, aprendió el oficio de manualidades de su mamá, Karla Ulloa Gaitán, quien comenzó el negocito hace unos 27 años.
Una tortuguita de crochet hecha por doña Rosalba con mucho cariño. (Cortesía/Cortesía)

Puede que muchos no conozcan los antecedentes de esta tradición, cuando, alumbrándose con antorchas y, probablemente, lámparas de canfín, a manera de faroles, Dolores Bedoya, líder del movimiento de independencia de España, motivó a sus vecinos a pedir la independencia.

Eduardo Vega

Eduardo Vega

Periodista desde 1994. Bachiller en Análisis de Sistemas de la Universidad Federada y egresado del posgrado en Comunicación de la UCR. Periodista del Año de La Teja en el 2017. Cubrió la Copa del Mundo Sub-20 de la FIFA en el 2001 en Argentina; la Copa del Mundo Mayor de la FIFA del 2010 en Sudáfrica; Copa de Oro en el 2007.

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