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Ferrocarril al Atlántico: uno de los grandes logros ticos en 200 años

Población afrodescendiente fue de gran ayuda para esta obra

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Abrir montaña y batallar contra enfermedades y el mal tiempo para construir el ferrocarril al Atlántico es uno de los logros más grandes de Costa Rica en sus 200 años de vida independiente.

El tren le abrió al país las puertas hacia Europa.

Para la construcción fue necesaria mano de obra de jamaiquinos y otros muchos habitantes de las Antillas. Vinieron a trabajar con la idea de regresar a su tierra, pero muchos no lo hicieron.

“El negro aquí no fue traído, fue llamado y vino”, escribió el expresidente Abel Pacheco en su libro “Más abajo de la piel”. “Él fue quien rompió el farallón y cruzó el río para partir con el ferrocarril los montes y abrir un nuevo país al mundo”.

Este 31 de agosto, Día de la Persona Negra y la cultura afrocostarricense, queremos destacar tanto la inmigración de afrodescendientes como al gran obra del ferrocarril y lo haremos de la mano del historiador limonense e investigador de la Universidad de Costa Rica, Axel Alvarado.

El experto nos recuerda que la llegada de personas negras a Tiquicia está marcada por dos grandes etapas: la primera fue durante Conquista, cuando los españoles traían con ellos esclavos africanos.

Los primeros negros africanos se asentaron en lo que hoy son Liberia y Nicoya, en Guanacaste, años después se movieron.

“Como en 1564, con la fundación de Cartago, ya se había conquistado el centro de Costa Rica, estos negros se asentaron mayoritariamente allí y algunos en Heredia y San José”, explica Alvarado.

En Cartago

A finales del siglo XVII se empezó a sembrar cacao en Matina, en cuyas plantaciones se utilizaba mano de obra indígena.

Pero esta población se quejó ante la Capitanía General de Guatemala de que estaba trabajando mucho y le dieron la razón. Los españoles, dueños de las plantaciones de la zona, trajeron entonces esclavos africanos que ya estaban en Guatemala y en Nicaragua. Traerlos de África era imposible, salía muy caro.

Las cosechas de cacao se llevaban de Matina hasta Cartago por lo que luego se conoció como camino de Mulas de Carrillo (hoy parte de la ruta 32).

Fue Braulio Carrillo el que vio la necesidad de conectar el Valle Central con el Caribe, justamente por las siembras de cacao y porque Matina fue un puerto importante cuando éramos parte de España, cuando muchos productos se traían de México.

“Muchos de esos africanos (que trabajaron en los cacaotales) compraron después su libertad y posiblemente algunos se asentaron en lo que se conoció como la Puebla de los Pardos, en Cartago, donde apareció la Virgen de Los Ángeles (1635 o 1636)”, comentó el historiador.

En 1824 se abolió la esclavitud en Centroamérica y muchos negros que vivían en este territorio se siguieron asentando en el Valle Central.

En 1867 el puerto de Limón llegó a ser el más importante de Costa Rica y de Centroamérica. Estaba en lo más y mejor la exportación de café, que hasta entonces se mandaba a Europa desde Puntarenas. Como no existía el canal de Panamá había que dar toda la vuelta por el sur del continente para llevarlo hasta los compradores.

Un viaje en aquella época podía durar un año de ida y regreso.

A los cafetaleros les nació la inquietud de buscar una forma mejor de llevar el grano de oro hasta el Caribe para que fuera más rápido hacerlo llegar a Europa.

“El general Tomás Guardia decidió en 1870 construir un ferrocarril que uniera el Valle Central con el Caribe para la exportación del café y otros productos”, explica Alvarado.

El contrato para la constrcción del ferrocarril se firmó entre Guardia y Henry Keith, que estaba en Perú donde ya había construido uno (y otro en Chile).

Henry le cedió luego la enorme tarea a su sobrino Minor Keith, quien rápido entendió que con la población de Costa Rica --que era escasa y era la que se encargaba de los cafetales-- no llegaría muy lejos con su tren.

Entonces Keith pidió permiso al Gobierno para importar mano de obra extranjera y fue cuando jamaiquinos y otros habitantes antillanos.

El 20 de diciembre de 1871 llegan los primeros trabajadores jamaiquinos al puerto de Limón, se dice que eran 300 hombres. Así comenzó esa obra titánica de conectar la costa con la meseta.

“Venían con un contrato de trabajo con Minor Keith y así es como podemos hablar de una segunda oleada de inmigrantes negros, que trajeron música, gastronomía, idioma, bailes, religión, las asociaciones fraternales como la logia, los credos protestantes y la pocomía (conexión espiritual con África y sus creencias)”, contó el investigador.

La construcción del ferrocaril se inició en 1871 Se trabajó en dos extremos, de Limón hacia el río Reventazón y del Valle Central hasta el río.

Chinos e italianos también se fajaron en la construcción de la gran obra ferroviaria... hasta que se terminó la plata y Minor Keith firmó un nuevo contrato en el cual él mismo sirvió de garante. A cambio le cedieron los terrenos a los lados de la línea como pago, por eso la población de estas tierras era de jamaiquino.

Sin plata

También se acordó que Keith administrara el tren por 99 años a partir de 1890, cuando terminó la construcción.

“Con el ferrocarril ya construido, el transporte de los productos era más fluido para su exportación y la economía nacional”, recuerda Alvarado.

En 1972, diecisiete años antes de que venciera la concesión del tren, el presidente José Figueres Ferrer lo pasó a manos del Estado.

Karen Fernández

Karen Fernández

Periodista con una licenciatura en Producción de Medios. Forma parte del equipo de Nuestro Tema y tengo experiencia en la cobertura de noticias de espectáculos, religiosos, salud, deportes y nacionales. Trabajo en Grupo Nacion desde el 2011.

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