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Festival de la Luz se convirtió en infierno para vecinos de Pavas en el 2004

200 ranchos y 550 personas en la calle fue el resultado de un incendio en precario de distrito josefino

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La novena edición del Festival de la Luz pasó de ser una noche mágica a una de pesadilla para los vecinos del precario Lomas de Río en Pavas.

La noche del sábado 11 de diciembre del 2004 reunió en el Paseo Colón a casi un millón de personas de todas partes del país, como ha sido la costumbre, el evento navideño inició a las 6 de la tarde con el desfile de bandas y carrozas que ilusionaron y alegraron a los presentes.

Lo que muchos desconocían, por la ausencia de teléfonos inteligentes y de redes sociales, es que a esa misma hora, el precario Lomas del Río en Pavas ardía.

Mientras que en el centro de San José todo era alegría e ilusión a pocos kilómetros todo era desesperación, llanto y resignación al ver cómo el fuego devoraba el esfuerzo de muchos años.

El suceso inició luego de que un vecino descuidara la cocina de leña en la que estaba haciendo tamales.

Aunque al principio las llamas estaban controladas, el fuerte viento de diciembre hizo que se extendieran con facilidad. El resultado final fueron cerca de 200 ranchos consumidos y 550 personas en la calle. Afortunadamente nadie murió.

Tras el suceso el Cuerpo de Bomberos informó que 3.753 metros cuadrados de construcción quedaron hechos cenizas.

Muchos de los afectados recuerdan con lujo de detalles aquel trágico día, pues tenían planeado ir al Festival o por lo menos verlo por televisión en familia.

Jose Valverde, de 50 años, fue uno de los vecinos que perdió todo, él dijo que ese día pensaba ir con sus hijos, Stephanie de 13 años y Steven de 9, al Festival de la Luz; sin embargo, a última hora cambió de planes.

“Siempre llevaba a mis hijos al Festival, ese día no fuimos y no recuerdo por qué. Lo que hicimos fue ir a comprar el árbol de Navidad”, detalló.

Agrega que el arbolito lo llevó a su casa a las 5 de la tarde, justo una hora antes del incendio.

“Me acuerdo que lo adornamos y a la media hora empezó la desgracia. Lo pusimos y se nos quemó como muchas cosas que teníamos”, mencionó.

Según su relato, nunca pensó que el fuego iba a llegar hasta su casa, que era las que estaba frente a la calle principal, ya que todo empezó al fondo del precario.

“Me acuerdo que me subí al techo porque el fuego estaba avanzando, estaba echando agua con una manguera normal, luego se subieron los bomberos y ahí estábamos tirando agua.

“Pensé que mi casa no se iba a quemar, pero el agua se acabó, un bombero me dijo que teníamos que esperar otros camiones que venían, pero yo sabía que no iban a llegar a tiempo. Al final me tuve que bajar y ver cómo mi casa y la de los vecinos se quemaba”, continuó.

Para Jose aquella Navidad fue la más dolorosa que le ha tocado vivir, pues en cuestión de una hora perdió el lugar que con mucho esfuerzo construyó durante 14 años.

“Fue tan duro que no tenía nada para comprarle a mis hijos. Fue muy difícil ver mi casa hecha cenizas. Cuando yo veía noticias de gente que había perdido la casa por un incendio lo que pensaba era que qué triste, pero cuando uno lo vive en carne propia, esa tristeza no se compara con nada”, añadió.

Valverde contó que a pesar de que rescató muchas cosas, casi todo lo devoró el fuego y lo que no se lo llevaron los amigos de lo ajeno.

“Tenía varias herramientas de construcción que se quemaron, estaban valoradas en ¢700 mil y también se quemaron ¢200 mil que tenía en efectivo, con esa plata era lo que le iba a comprar los estrenos a mis hijos”, agregó.

Estaba en el Festival

Doña Sandra Serrano de 44 años fue otra que perdió su casa, a diferencia de Jose, ella no rescató nada, ya que no estaba en su casa, pues fue al Festival de la Luz con sus dos hijas, Sofía y Karen, que para aquel entonces tenían 9 y 7 años respectivamente.

Desde que salió de su vivienda, a las 2 de la tarde, para agarrar un buen campo, un presentimiento le advirtió que algo malo iba a ocurrir, pero lo ignoró.

“Mis hijas estaban muy felices por ir al Festival, yo sentía como que algo malo iba a pasar, pero no sabía qué era. Al final me fui con ellas y estando en San José me di cuenta de lo que estaba pasando”, detalló.

Recuerda que se enteró de la noticia como a las 7:30 p.m (hora y media después de iniciado el fuego) porque escuchó a un camarógrafo de canal 7 hablando sobre el suceso.

“Yo escuché que el camarógrafo estaba diciendo que había un incendio grande en Pavas, en ese momento el mal presentimiento que tuve en la tarde se me vino a la mente, aunque no sabía que mi casa se estaba quemando, algo me decía que sí era la mía”, dijo.

“Me fui con mis hijas a un teléfono público, llamé por cobrar a las casas de varios conocidos, pero nadie me contestaba. Al final una tía me contestó y me dijo que me viniera porque todo el precario se estaba quemando”, añadió.

Cuenta que salir de San José para ir a su casa fue la experiencia más traumática que ha tenido en la vida.

“Agarré un taxi para irme, no sé cuánto tardé, pero se me hizo eterno. Cuando llegué todavía había bastante fuego y me dijeron que no sacaron nada de mi casa. En ese momento me senté en la acera con mis hijas a llorar, no podía creer que había quedado en la calle con lo único que tenía puesto”, expresó entre lágrimas.

Luis Salas, director operativo del Cuerpo de Bomberos, recordó que esa noche estaba dando apoyo en el Festival de la Luz.

“Los daños fueron bastantes por el comportamiento que tienen los incendios en precarios, que tienen un avance rápido por los materiales que se usan para su construcción”, detalló.

Salas dijo que, en aquel momento, en lo único que pensaba era en la Navidad que estas personas iban a pasar.

“Uno quisiera que todo el mundo pudiera pasar esta época de una forma bonita, estas familias no lo hicieron así, pero al final se levantaron”, agregó.

Se levantaron de las cenizas

Esa misma noche, funcionarios de la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) llegaron a la zona devastada, habilitaron albergues y repartieron comida y ropa para los afectados.

A Jose y su familia les tocó vivir unos días en la iglesia católica de la comunidad, mientras que a Sandra y sus hijas en la escuela. Una semana después cada familia alquiló una casita en donde estuvieron hasta marzo del 2005.

Ambos contaron que a pesar de lo difícil que fue digerir este amargo trago, con la ayuda de empresas privadas, de la CNE y de la Municipalidad de San José lograron reconstruir sus hogares.

“Muchas empresas privadas vinieron aquí a donar cemento, blocks, zinc, tubos, arena, piedra y otros materiales, con eso todos levantamos nuestra casas. Cada vez que me acuerdo de lo que pasó, le doy gracias a Dios por no haber estado porque creo que pudimos haber muerto quemadas”, detalló.

Ambos actualmente viven en este lugar y ahora, 15 años después, aseguran que esta experiencia los marcó de por vida.

Bryan Castillo

Periodista

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