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(Fotos) Navidad sin chinamos no es Navidad, ahora hasta nieve embotellada venden

La Teja hizo un recorrido por los chinamos navideños y le trae las novedades

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Si usted es de esos que solo conocen la nieve en las películas no se agüeve, porque ya es posible que tenga copitos en su propia casa.

Y es que ahora venden nieve instantánea en botella. Sí, así como lo lee. Esa es la gran novedad en los chinamos navideños, donde La Teja se fue a dar una vuelta para que usted vea todo lo que está de temporada para decorar su casita.

En el chinamo El Pesebre, ubicado al este del cementerio de Cartago, encontramos algo muy vacilón: allí venden nieve embotellada.

"Usted le echa a ese contenido un litro y medio de agua y se convierte en dos kilos y medio de nieve instantánea, es como algodón, suave. Usted le tiene que estar echando agua con un rociador todos los días, durante 40 días y se le mantiene por todo ese tiempo", comentó la dueña del local Leda Serrano.

Serrano aseguró que la gente compra esa nieve para adornar el pasito, las villas o algún adorno. Cuesta ¢2.500 y la botellita es de 75 gramos.

Navegando por internet vimos que esta “nieve” lo que contiene son polvos de poliacrilato de sodio, los cuales son capaces de absorber hasta mil veces su volumen en agua, dando un aspecto de nieve artificial una vez que ha absorbido todo el líquido. Estos polvos son el componente que se utiliza para pañales de bebé y compresas.

Villas pegan fuerte

Otra de las cosas que está pegando fuerte este año son precisamente las villas navideñas. Las miniciudades cada vez tienen más luces y formas. Ahora se encuentran con cuerda, batería y eléctricas. Todas tienen movimiento, luces y música.

Hay precios muy variados, desde los ¢5.500 hasta más de ¢100.000, dependiendo del tamaño.

“Tenemos villas hay para todos los gustos y tamaños, cada vez vienen con más detalles. A las señoras les encantan y llevan hasta tres y cuatro”, aseguró José Arias, quien tiene su chinamo en Desamparados centro.

Otra de las novedades son las bombillitas que prenden bajo el agua, pues se usan dentro de recipientes de vidrio y se ven muy elegantes como centros de mesa para la cena navideña. Se usan mucho en jarrones y a final de cuentas el agua se ve del color de la bombillita.

Además, vimos luces con control remoto, que resisten a la intemperie y se les cambian los colores a blanco cálido, rojo, azul, verde y mixto. Una extensión de 7,3 metros de largo cuesta ¢49 mil.

Doña Leda asegura que, hasta el momento, el espíritu navideño le ha ganado a la situación económica, y la gente ha llegado bastante a comprar sus adornos.

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