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Fundación decidió reciclar camas donadas por Hospital México para sacarles el jugo

En el centro médico pensaron que las camas se utilizarían para lugares que atienden a indigentes, pero las reciclaron

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Un lote de camas que el Hospital México le donó a una fundación para que las utilizara entre las personas que ayuda terminó en un enredo de madre y señor mía, debido a una falta de comunicación adecuada.

Se suponía que las camas serían de mucha ayuda para los indigentes que ayuda la fundación Casa de Paz, pero la mayoría fueron recicladas, al parecer, porque estaban pa'l tigre.

Según la gerente administrativa del centro médico, Vilma Campos, ellos les vendieron las camas a la fundación en una cifra simbólica de ¢50.000 para que los indigentes le sacaran provecho o las distribuyeran entre instituciones que trabajan con ellos.

La bronca se armó cuando la fundación les cambio el destino que le iba a dar a la camas y en lugar de que las aprovecharan los indigentes decidieron reciclarlas y obtener ganancias, sin darle aviso a la administración del hospital.

Según Xinia Salguero, presidenta de la fundación Casa de Paz, con las ganancias del reciclaje (160 mil colones) se logró dar alimentación a un comedor infantil en Puntarenas y se pagó el costo por el transporte de los muebles.

La Teja le solicitó a Salguero las facturas para verificar cuánto dinero se consiguió mediante el supuesto reciclaje, pero no las presentó.

No obstante, tampoco se puede comprobar si ese dinero se utilizo en actividades ajenas a sus actividades.

Al consultarle a Campos si sabía que las camas nunca llegaron a beneficiar a un indigente y que más bien fueron recicladas, la funcionaria comentó que desconocía lo sucedido, por lo que se mostró preocupada por el rumbo que tomará un segundo lote de camas que ya le había prometido y que incluso la fundación ya canceló (otros 50 mil colones).

Campos lo que lamenta es no tener la suficiente claridad, tanto interna (del hospital), como externa para corroborar que las camas lleguen al destino por el cual se decidió entregarlas.

"El problema que tenemos los ticos es que somos muy confiados, ya que si un compañero dice que conoce la trayectoria de esa fundación, yo le creo. Carlos Barrantes me dijo: 'encontré una fundación que les dará buen destino', pero veo que el asunto se distorsionó".

Carlos Barrantes es un trabajador del hospital que metió las manos al fuego por la fundación. Según él, todo se debió a una mala comunicación y descartó que haya un uso indebido del dinero.

El enredo comenzó cuando se anunció que el Hospital México cambiaría las 530 camas que tienen en un plazo de cuatro años por unas nuevas y a un costo de $2 millones.

Las camas se irán cambiando en diferentes etapas. Al hospital ingresaron las primeras 40 y están por meter otras 85 este año. Las 40 camas viejas que fueron sustituidas son las que les entregaron a la fundación.

“Sé que había camas que definitivamente no servían porque estaban en muy mal estado por lo que las utilizarían para sacar repuestos. Pero se suponía que la mayoría iban a ser utilizadas con indigentes y así nos lo hicieron ver”, expresó Campos, quien considera necesario establecer un control más estricto para evitar estos malos entendidos.

Según Barrantes, dos fueron recogidas directamente del hospital por particulares allegados a la fundación, pero desconoce cómo ubicarlos.

De acuerdo a Salguero, de las 38 camitas restantes, otras tres se las regalaron a particulares y diez las entregaron en el hogar de Ancianos Santiago Crespo, en Alajuela. Las demás (25) se reciclaron porque estaban en mal estado.

Salguero reconoció que no pudo localizar a ninguno de las tres personas que se llevaron las camas y destacó que los muebles que les regalaron al hogar de ancianos estaban en tan mal estado que en ese lugar también decidieron reciclarlas.

Salguero comentó que ya pagaron otro lote de 50 camas al hospital y que espera que estén en mejores condiciones que las anteriores para colocarlas en fundaciones amigas como El Buen Samaritano o El Niño con Cariño y así cumplir con el destino original.

Pese a lo anterior, una de las encargadas del hogar de ancianos y quien no quiso identificarse, comentó que las camas nunca ingresaron a su institución y que lo único que sabía era que fueron recicladas.

Ante semejante despelote, La Teja Se le consultó a Salguero si no consideró necesario aclararle a los funcionarios del hospital el destino final de los muebles.

“Cuando nos dan donaciones, ese material es comerciable. Disponemos de esa donación de forma que ayude de la mejor manera. No consideré necesario aclarar lo sucedido porque no estoy haciendo nada malo”, dijo Salguero.

No obstante, Campos expresó que como ellos representan a una institución pública, sí requieren una nota aclaratoria en la que se detalle el paradero final de las camas, ya que se donaron con un fin humanitario específico.

“Me asombra, porque no son transparentes. Su deber es decir qué pasó y explicar que se reciclaron por tal motivo. Incluso decir si se le regaló a fulanito, para tener mayor claridad, sin titubeos”, expresó Campos.

Tanto Campos como Salguero prometieron que le darán un mayor seguimiento al segundo lote de camas para que se pueda comprobar que están siendo utilizadas para acciones debien social.

Franklin Arroyo

Franklin Arroyo

Periodista egresado de la Universidad Federada. Integra el equipo de Nuestro Tema de La Teja. Trabajó en el Periódico Al Día, corresponsal del diaro Marca para Centroamérica y editor de la revista TYT del Grupo Eka.

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