Para muchas personas estudiar representa una salida a la pobreza y al mismo tiempo una herramienta para cumplir sueños, como tener un carrito, comprarse una casa o viajar.
No en vano desde pequeños, los padres le piden a sus hijos que se quemen las pestañas en las aulas porque saben que es una forma que les ayuda a asegurarse un mejor futuro.
Gilberto Cascante, presidente de la Asociación Nacional de Educadores (ANDE), dijo este martes en la Comisión de Asuntos Sociales de la Asamblea Legislativa que ningún niño se va a morir por no recibir educación, claro, todo el mundo se le vino encima por semejantes declaraciones.
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Lo que Cascante quizás no sabe es que en Costa Rica muchas personas tratan de sobrevivir, precisamente, porque no tuvieron acceso a este derecho.
Una de ellas es doña Guiselle Ramírez de 40 años, quien aseguró que las palabras del presidente del ANDE son ofensivas, pues desconoce el sufrimiento que se vive por no tener un título.
“Yo no he conseguido trabajo porque solo llegué al tercer grado de la escuela, me ha costado mucho porque para un puesto de miscelánea lo que piden es el noveno año”, detalló.
Doña Guiselle vive en San Rafael Abajo de Desamparados, tiene 4 hijos y cuenta que no pudo terminar sus estudios porque su madre se tuvo que hacer cargo de seis hijos.
“Por no estudiar uno sí se puede morir, siendo joven pasé hambre y muchas necesidades, estoy segura que si hubiera estudiado las cosas serían diferentes”, comentó.
Pese a la difícil situación que ha vivido, ella y su esposo Henry Barrientos, quien es chofer de bus, han sacado adelante a sus cuatro hijos. Para dicha de ellos, su hija mayor está a punto de entrar a la universidad.
“La educación es muy importante, eso es lo que les digo a mis hijos y por dicha lo han entendido, más porque saben que nosotros (los papás) hemos hechos muchos sacrificios para que estén bien”, explicó.
Calladito más bonito
Para doña Guiselle, el sindicalista debía quedarse callado, ya que sus palabras podrían ser tomadas en serio por padres y estudiantes.
“Él dijo eso porque no ha estado en los zapatos de las familias pobres, a él ya no le importa nada porque tiene un buen puesto y solo piensa en sus intereses, lo malo de todo esto que que aunque uno no lo quiera pensar así, hay muchos papás que podrían pensar igual que él y sacar a sus hijos de las escuelas y colegios, entonces lo que va a pasar es que se van a meter en drogas y eso no es bueno".
Francisco Bermúdez de 44 años y vecino de Hatillo 2, es otro que por muchos años la vio ruda. Desde los 15 años hasta los 35 se dedicó a hacer todo tipo de trabajos, especialmente labores de construcción.
Cuando tenía 35 sacó un técnico en Contabilidad, ahora no se mata jalando cemento ni se maja los dedos con el martillo.
“Empecé a estudiar porque no quería seguir sufriendo en trabajos duros, a veces, solo por temporada aparecían, cuando no había tenía que ver qué hacía para comer, por eso, no me parece lógico que este señor (Gilberto Cascante) diga que por no recibir educación una persona no se va a morir”, destacó.
Al cierre de esta edición intentamos nuevamente hablar con el sindicalista, pero no contestó a ninguna de nuestras llamadas.